El carcinoma de cuello uterino es el segundo cáncer en frecuencia en la mujer, después del cáncer de mama. “En nuestro país, cada año mueren 1600 mujeres a causa de esta enfermedad y se diagnostican 3000 nuevos casos”, sostiene Karina Iza, ginecóloga, miembro del Comité de Desarrollo del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (CELSAM).
“Si bien la edad promedio de fallecimientos por esta enfermedad es entre los 45 y los 59 años de edad, puede ser fácilmente prevenible a través de la detección temprana de las lesiones precursoras, con el test de papanicolaou o por medio de la vacuna que evitaría la infección por el virus HPV”, asegura la especialista.
A lo largo de nuestro territorio hay grandes variaciones en el número de mujeres que padecen esta enfermedad, siendo las provincias más afectadas Misiones, Salta, Formosa, Chaco y Jujuy. Estas diferencias las podemos observar cuando comparamos la mortalidad por cáncer de cuello uterino de la provincia de Buenos Aires que es de 2.7 mujeres cada 100.000 y la de Formosa que es de 15 mujeres cada 100.000.
El HPV es el papiloma virus humano, existen más de 80 subtipos que afectan a la especie humana, el 16 y el 18 son los que están relacionados de manera directa con el carcinoma de cuello uterino, seguidos del 31 y 45. “Claro que el HPV se suma a otros factores para desarrollar un carcinoma de cuello como son el inicio temprano de las relaciones sexuales, un alto número de embarazos, el consumo de tabaco, la coexistencia de otras ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), entre otros”, explica Alicia Figueroa, miembro del CELSAM.
Se cree que el tiempo promedio entre la infección y la aparición de las lesiones puede ser entre 1 y 3 años, pero el tiempo hasta que una lesión de bajo grado de malignidad llega a desarrollar un carcinoma es de 10 años, de allí la importancia de realizar buenas campañas de prevención contra esta enfermedad, agrega la especialista.
“El advenimiento de la vacuna contra el HPV es indiscutiblemente un gran avance en el campo de la prevención de una enfermedad como el cáncer cervical. Recordemos que deberían vacunarse las mujeres a partir de los 11-12 años en adelante, idealmente antes de que ocurra el contacto con el virus”, indicó Iza.
La especialista puso de relieve que “el papanicolaou es la herramienta más idónea con la que se cuenta para detectar de manera temprana las lesiones precursoras del cáncer de cuello uterino, pero la realidad es que solo entre un 15 y 25 % de las mujeres según donde vivan, acceden a realizarse los estudios”.
Además, aclara que “las que suelen hacerse el papanicolaou son las mujeres que tienen menos riesgos, mientras que aquellas más expuestas no tienen acceso al sistema de salud”.
Es por ello que las estadísticas muestran que en los últimos 40 años la realización del “Pap” no ha modificado la tasa de muerte por este carcinoma.
En Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación pone en marcha el Programa de Prevención del Cáncer Cervicouterino cuya principal meta es que entre el año 2009 y 2011 el 80% de las mujeres entre 35 y 64 años de las provincias más afectadas se hayan realizado al menos un test de Papanicolaou.
La aparición de la vacuna contra el virus del HPV moviliza a toda la esfera de la Salud Pública a realizar un profundo análisis a la hora de evaluar el costo/beneficio de una campaña de vacunación masiva a la población femenina que se encuentra en riesgo de contraer esta infección, con las consecuencias para la salud sexual y reproductiva que ello pudiera ocasionar.
CELSAM hace un llamado a la autoridad sanitaria, a la comunidad médica, a los medios de comunicación y a todas las mujeres para que se visualice esta enfermedad como un problema de Salud Pública. El objetivo es limitar el número de mujeres afectadas por esta afección tan vinculada con la pobreza, y que hoy, gracias a los avances de la medicina podría prevenirse desde lo social, lo educativo, los estudios del cuello uterino y la vacunación específica contra el HPV.