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La infertilidad y su influencia en la sexualidad
17 de julio de 2008
La fertilización asistida, genera fuertes emociones en la vida de una persona, ya que la necesidad de trascender y que la vida continúe a través de los hijos genera gran expectativa en el momento en que se decide buscar un embarazo.

Las parejas que atraviesan en ese camino, una dificultad para concebir, vivencian diferentes emociones como la culpa, el dolor, la frustración, la angustia, depresión y desesperación. Y estos sentimientos influyen fuertemente en la sexualidad de la pareja, manifestándose disminución en la satisfacción, en el deseo y en la autoestima, e inclusive en el desempeño de las relaciones sexuales, con disfunciones erectiles o de eyaculación.

El primer paso en el tratamiento de la infertilidad es el que tiene que enfrentar la pareja con respecto a la aceptación de esa dificultad preguntándose ¿Estamos preparados para atravesarlo y superarlo?.

Y uno de los aspectos más importante a enfrentar, es el stress que los tratamientos de fertilidad asistida provocan ya que los pacientes durante los mismos se sienten vulnerables, con pocas herramientas para enfrentar esa dificultad, contando con poco conocimiento sobre los pasos a seguir, en un terreno desconocido y encontrando protección sólo frente al médico, quien debe reconocer esta enorme responsabilidad y darse cuenta del importante papel que esta asumiendo en la vida de esas personas reconociendo no sólo su experiencia profesional sino todas las vías que hagan que ese camino sea más transitable para la pareja.

El stress que se produce durante esta búsqueda, interfiere en la sexualidad, instalándola sólo al servicio de la reproducción, y perdiendo el sentido de la sexualidad como un espacio para compartir los afectos, un espacio de intimidad y de disfrute. En muchas parejas se pierde el interés sexual cuando no esta al servicio de tener un hijo. La mujer atraviesa además del duelo de saberse infértil, algunos procedimientos invasivos, que significan un esfuerzo físico y que la llevan a la desmotivación.

En el hombre saberse responsable del problema acarrea frustración y distanciamiento del sexo ya que siente cuestionada su virilidad pudiendo llegar a presentar disfunción eréctil. La infertilidad es extremadamente privada e íntima y muchas veces los hombres se sienten en un terreno desconocido. Ellos adoptan el papel de contención de la pareja, la mujer es la que manifiesta lo que siente y a veces no es un tema que puedan manejar. Surgen peleas o discusiones por pensar que el otro no tiene interés en el problema y esto también se refleja en la cama.


La fertilización asistida y el abordaje de la sexualidad a través de los años
Cuando los primeros profesionales comenzaron a implementar los primeros tratamientos de fertilización asistida en nuestro país, hace ya más de veinte años, el abordaje de la sexualidad no era frecuente en la consulta.

El tema se ocultaba por parte de la pareja y el profesional prefería el silencio. Algunos estudios de diagnóstico (Prueba de Simas Hubner) necesitaban de relaciones programadas y asistencia inmediata al consultorio para tomar muestras de la interacción moco-semen.

Se trataba a la mujer solamente desde un enfoque clínico quirúrgico; y el hombre concurriría muy poco a la consulta y sólo como acompañante, renegando de realizarse estudios, se avergonzaba de su condición de estéril y los estudios específicos como el espermograma sólo estudiaban el número, movilidad y forma de los espermatozoides, obteniendo asi muy poca información sobre su salud reproductiva.

Los tratamientos de fertilización asistida eran muy invasivos y dolorosos, por ejemplo para la inducción ovulatoria la mujer debía inyectarse entre 4 a 6 ampollas por día, la captación de óvulos se realizaba mediante laparoscopía (bajo anestesia general en quirófano), y la muestra de semen se entregaba en el momento de la internación, sintiendo el hombre una fuerte presión por entregarla en tiempo y forma.

En la transferencia embrionaria, la mujer debía ubicarse en posición genupectoral (4 patas), se utilizaba una cánula metálica, debía guardar reposo ventral durante dos horas en el consultorio y el número de embriones que se transfería era de 4 a 6 embriones promedio.

Frente a estos tratamientos invasivos, la sexualidad de la pareja se veía afectada fuertemente, no sólo por las emociones reinantes sino también por las prácticas dolorosas e invasivas que se realizaban.

Si bien la pareja hoy en día vivencia los mismos sentimientos frente a la imposibilidad de concebir, presenta las mismas necesidades y enfrenta los mismos condicionamientos que hace veinte años atrás, cuenta con mayor información y vive de una manera diferente.

Hoy el hombre concurre a la consulta como protagonista y no como acompañante, solicita realizarse estudios, plantea dificultades sexológicas y el espermograma no sólo contempla la morfología de los espermatozoides sino que estudia el ADN de los mismos, lo que posibilita obtener información muy valiosa para planificar el tratamiento adecuado para la pareja.

En la primera consulta con el profesional se abordan temas como: frecuencia en las relaciones sexuales, espontaneidad en las mismas y se desmitifican creencias ancestrales como el reposo post relaciones (almohadón debajo de la pelvis o vertical en la pared) para lograr un embarazo.

“La infertilidad y su influencia en la sexualidad de la pareja hoy se aborda desde la naturalidad, se habla de manera espontánea y se tiene muy en cuenta en el momento de comenzar con los tratamientos de fertilización asistida”, comentó Ramiro Quintana, Director del Centro Argentino de Fertilidad.

El especialista remarcó que “hoy en día el profesional debe reconocer la complejidad de la situación, diagnosticar el trastorno y realizar la derivación adecuada. Es necesario que un equipo de profesionales integrado por (ginecólogos, biólogos, andrólogos, urólogos, psiquiatras, psicólogos, sexólogos, infectólogos, genetistas, endoscopistas, entre otros) traten a la pareja de manera integral y muldisciplinaria para lograr el mejor resultado que se pueda obtener”.

En la actualidad los tratamientos son menos invasivos, por ejemplo durante la inducción ovulatoria se utilizan menos aplicaciones y la mujer se autoaplica la medicación, la captación de óvulos se realiza mediante una aspiración ambulatoria en donde la mujer sólo recibe una leve sedación; las muestras de semen pueden criopreservarse por lo que se entregan con anterioridad y el hombre se siente menos presionado frente a la obtención de la muestra.

La transferencia embrionaria es muy diferente a la de hace 20 años, la mujer se siente muy cómoda y contenida por todos los profesionales que la asisten, logrando asi un clima propicio para realizarla.

La fertilización asistida veinte años después, ha logrado tener resultados de una tasa de embarazo de un 40 a 50%, la transferencia embrionaria ha pasado a ser de 1 o 2 embriones de muy buena calidad y la sexualidad se aborda desde el primer momento en la consulta.

“La clave esta en rescatar la sexualidad no sólo como algo que esta al servicio de la reproducción, sino como un espacio íntimo y de compartir con el otro, enfrentando el tema y las emociones que cada uno tenga. En algunos casos esta búsqueda también llega a fortalecerlos no sólo como individuos, sino como pareja”, sostiene Adriana Ferraina, médica psiquiátrica y responsable del Departamento de trastornos alimenticios y Fertilidad del Centro Argentino de Fertilidad.

Es importante que el médico cumpla un rol de sostén y contención. Que pueda ser capaz de ver en sus pacientes no sólo el deseo de la concepción sino los límites emocionales que la pareja presenta, para poder brindarle un tiempo de recuperación y descanso cuando asi lo requiera la situación” concluye.


Algunas recomendaciones para la pareja:
- El problema de la infertilidad no es de uno, sino de la pareja.
- Es importante que se incremente el diálogo y la escucha con el otro. Ser tolerante y comprensivo.
- La búsqueda del embarazo no debe invadir todas las áreas de la vida.
- Pensar que la búsqueda es sólo un aspecto que los unió como pareja, y que hay muchos otros que pueden disfrutar y compartir.
- No todo se puede controlar, por más informada que este la pareja.
- Generar otros proyectos como pareja
- Los días en que se deban tener relaciones sexuales programadas, es importante crear un ambiente donde no hayan interferencias externas. Y los días en que se indique no tener relaciones sexuales no tienen porque ser días sin sexo. El sexo no es sólo una relación coital.
- Prepararse para los resultados
- El profesional debe tratar a la pareja de una manera integral y multidisciplinaria