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Sida: nuevas sugerencias para tratarlo
17 de junio de 2008
El HIV /SIDA se ha convertido en una enfermedad de carácter crónico. Debido a ello, el seguimiento clínico personalizado por profesionales expertos, y el cumplimiento de los tratamientos antirretrovirales, son fundamentales para favorecer una mejor la calidad de vida de las personas que conviven con el HIV. Pero si bien se estima que los patrones del HIV se encuentran cambiando en algunos países de América Latina, las epidemias en la región aún permanecen estables.

De acuerdo a las cifras oficiales, aproximadamente unas 130.000 personas conviven con el virus del HIV en la Argentina. Para orientar a los profesionales médicos que asisten a estos pacientes, anualmente se publican las denominadas “Recomendaciones para el seguimiento y tratamiento de la infección por HIV ”.

De actualización anual, las guías reconocen como aspecto fundamental, el tratamiento con terapias combinadas y que previenen, por su composición, la infección de nuevas células, como primera terapia de tratamiento. La edición 2008 de las Guías fue presentada durante el Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) con importantes inclusiones.

Entre sus principales puntos de consulta e interés, las guías incluyen información y recomendaciones para seguimiento, tratamiento antirretroviral de inicio, cambios de tratamiento, estudios de resistencia, conductas terapéuticas en la infección aguda, en embarazadas y niños, interacciones, manejo de las profilaxis ocupacional y no ocupacional y manejo de la adherencia a los tratamientos.

Como novedad, en la última publicación, se han incluido otros temas de suma relevancia, como: síndrome de reconstitución inmune (SRI), enfermedad renal y HIV, síndrome metabólico (SM) y riesgo cardiovascular (RCV) en pacientes con infección por HIV/SIDA, alteraciones de la tiroides en pacientes HIV positivos, osteopenias en pacientes HIV y alteraciones hepáticas e infección por HIV.

Las principales recomendaciones de las Guías destacan al primer esquema de tratamiento como el más importante para lograr los objetivos en cada paciente. Entre las terapias que se encuentran en esta categoría, se incluyen, las terapias de inicio de tratamiento con Ziagenavir y 3TC y con Fosamprenavir para el tratamiento de pacientes con HIV. Kivexa (Ziagenavir y 3TC), es un medicamento para el tratamiento de la infección por HIV que simplifica el tratamiento al combinar dos medicamentos en una tableta de una sola toma diaria (este medicamento puede ser tomado con o sin comida y líquidos, a diferencia de otros tratamientos para el HIV).

Telzir (fosamprenavir) es un medicamento para el tratamiento contra el HIV en adultos que actúa inhibiendo la enzima proteasa del HIV-1 que conduce a la formación de virus inmaduro y previene y/o demora la infección de nuevas células.

Para la doctora Liliana Puga, Coordinadora de la Comisión de SIDA, SADI, “el diseño del esquema de tratamiento antirretroviral debe ser efectuado en forma individual, teniendo en cuenta las condiciones médicas, la voluntad y capacidad del paciente para cumplir con las prescripciones”.
Estas recomendaciones, para un uso racional del tratamiento antirretroviral (TARV) se deben formular considerando el conjunto de datos disponibles, a través de la investigación básica y de los estudios clínicos. Dadas las evidencias y/o estudios que fundamentan el uso de terapia antirretroviral en pacientes que expresan marcadores de deterioro inmunológico (descenso de CD4) y/o replicación viral activa detectable en plasma, el acceso universal a estas determinaciones de laboratorio es una condición fundamental para la toma de decisiones, tanto en el inicio como en el cambio de los esquemas de tratamiento.

El objetivo del tratamiento antirretroviral es lograr la máxima supresión de la replicación viral (es decir, evitar el contagio de nuevas células, medida a través de la carga viral) y mantener este nivel de supresión por el mayor período posible. Tanto en pacientes sin tratamiento previo como en pacientes en tratamiento, el objetivo es lograr, en períodos cortos, niveles de carga viral por debajo de la detección de los métodos ultrasensibles, y como consecuencia de esto una recuperación de los recuentos de linfocitos CD4.

Para lograr dicho objetivo, el uso combinado de drogas, con las cuales el paciente no hubiera sido previamente tratado, es la opción más efectiva, destacándose la eficacia de un régimen y no el número de medicamentos que lo componen. Por dicho motivo, las terapias más simples (aquellas formulaciones que contienen 2 o 3 drogas juntas), que reducen el número de tomas diarias, son un gran beneficio para el paciente.

Debido al carácter continuo del proceso de replicación viral y a la elevada tasa de mutación espontánea que presenta el HIV, toda interrupción del tratamiento debe considerarse como de alto riesgo de selección de cepas resistentes. Por lo tanto, la provisión continua y sin interrupciones de la medicación antirretroviral es una condición imprescindible.

A su vez, la educación del paciente y la información a los profesionales sobre la importancia de preservar el cumplimiento de las indicaciones, son un aspecto clave de las recomendaciones.

“Decidir un tratamiento significa tratar de elegir el mejor esquema para cada paciente, considerando que el primer esquema será el que tiene mayor probabilidad de lograr el fin buscado: mantener la viremia por debajo de los límites de detección de los métodos ultrasensibles, es decir mantener la cantidad de carga viral en la sangre del paciente en niveles indetectables). Actualmente, con los nuevos tratamientos disponibles, el objetivo de suprimir la replicación viral a niveles inferiores a 50 copias/mL se plantea para todos los estadios de la enfermedad, incluyendo los pacientes en fracaso virológico severo”, afirmó la doctora Puga.

El diseño del esquema de tratamiento antirretroviral debe ser efectuado en forma individual, teniendo en cuenta las condiciones médicas, la voluntad y capacidad del paciente para cumplir con las prescripciones.

En el año 2006, sólo las nuevas infecciones por el virus del HIV afectaron a unas 140. 000 personas y 65.000 personas han fallecido a causa del SIDA. Los datos también indican que las dos terceras partes de los 1,7 millones de personas que se estima están infectadas con el virus en América Latina, viven en los cuatro países más grandes: Argentina, Brasil, Colombia y México. (ONUSIDA, 2006).