El temor ante la desprotección de los mayores que se quedan en casa hace transitar con culpa esta época del año. Pero en la Argentina ya existe un servicio que permite, apenas la persona pulsa un botón, ponerse en contacto con personal capacitado para tranquilizarlo y activar los recursos para la atención de una emergencia.
Ellos pueden vivir solos y prefieren hacerlo así porque ese es su deseo. Pueden tener gran autonomía y una vida social muy activa. Sus problemas de salud –la vejez los trae de la mano, qué duda cabe– pueden estar totalmente controlados, y tal vez hasta sean ellos quienes más desean que disfrutemos nuestras vacaciones sin preocuparnos.
La hija de Zima Sbarolini, una mujer de 86 que vive sola en su casa de La Plata, decidió probar una forma de cuidado de la que hasta hacía poco no tenía noticia, y contrató para su madre un servicio de telasistencia domiciliaria. “Yo lo llamo mi acompañante invisible”, dice ahora Zima, que cuenta que hace un mes se despertó “ahogada, agitada y con taquicardia”. “Apreté el aparatito –dice señalando el botón de una pulsera que lleva puesta– y a los diez minutos tenía una ambulancia, y mi hija y mis nietos estaban todos avisados.”
“Aunque permite resolver efectivamente problemas en las personas mayores y ser una herramienta para la autonomía de quienes viven solos, hemos pensado este servicio como una forma de dar respuesta y tranquilidad a toda la familia y más en esta época”, explica Félix Safar, uno de los directores de Atempo, el primer servicio de teleasistencia domiciliaria que se implementó recientemente en la Argentina. Según Safar, el hecho de saber que los adultos que se quedan en casa contarán con una herramienta que activa su contacto social y sus redes de ayuda en caso de peligro –desde un accidente, una emergencia de salud o una situación de pánico– representa un salto en la calidad de vida de todo el grupo familiar.
“Este tipo de soluciones hacen que la persona pueda seguir teniendo su independencia dentro del hogar, pero con más seguridad y tranquilidad”, define la psicóloga Vanesa Piatti, una de las coordinadoras del Centro de Atención Atempo. “Además de estar atentos a casos de urgencia –aclara– insistimos siempre en que el llamado de la persona ante cualquier duda o inquietud no nos molesta, que estamos para eso”.
Cómo funciona
Técnicamente, el hardware de un sistema de teleasistencia domiciliaria en la casa del usuario consiste simplemente en un dispositivo telefónico de manos libres, y una pulsera que la persona lleva siempre consigo. Esta pulsera tiene un botón que al ser oprimido abre inmediatamente la comunicación con un operador del Centro de Atención Atempo.
En principio este operador, que forma parte de un equipo especialmente capacitado para la atención de adultos mayores, le preguntará sobre lo ocurrido, y en base a eso podrá tranquilizar al usuario, activar los recursos personales disponibles (familiares, emergencia, etc) o de la comunidad para el caso (bomberos, servicio de emergencias, etc).
Si el teleasistente no recibe respuesta, interpretará el llamado como un pedido de auxilio y llamará sin demora a sus contactos directos o al servicio de emergencia que corresponda, adelantándole los datos que disponga sobre el estado de salud del paciente.
Una alternativa de avanzada
En realidad, según pudo saber Asteriscos.tv, si bien en la Argentina es una novedad, a nivel de los países más desarrollados la teleasistencia domiciliaria no es un sistema novedoso pensado sólo para dar tranquilidad en las vacaciones. Por el contrario, se trata de una de las alternativas más avanzadas que se han dado como respuesta a la necesidad de atención de los adultos mayores, ante el crecimiento en todo el mundo de la población mayor de 65 años.
En la proyección de Naciones Unidas, los países más industrializados de la Tierra tendrán en promedio casi un 26% de su población con más de 65 años para la mitad de este siglo, cuando en el año 2000 esa franja de población no alcanzaba al 15%. En Italia y España, por ejemplo, los mayores de 65 serán cerca del 35% para 2050 . Argentina tiene una de las poblaciones más envejecidas e América latina, ya que un 13,6% en las regiones urbanas supera los 65 años , y la tendencia va en aumento.
Uno de los aspectos más atractivos de la teleasistencia es que la seguridad que provee se centra en el usuario, por lo que se convierte en un recurso que respeta al máximo la libertad del adulto mayor y potencia su autonomía. Estudios realizados en España, donde la teleasistencia domiciliaria funciona desde hace una década, demuestran cómo a diferencia de la institucionalización, que reduce el espacio vital de las personas, este nuevo sistema lo amplía, porque fortalece y activa sus vínculos sociales, y los torna altamente operativos cuando la persona los necesita.
Aún así, aclara Safar, “la teleasistencia domiciliaria es complementaria con los cuidados a domicilio y otras formas de cuidado, preservando la intiminidad y privacidad del usuario”. De hecho en el primer muestreo realizado en la Argentina con teleasistencia domiciliaria, cuyos resultados fueron presentados en el último congreso de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, un 38% de los usuarios combinaba teleasistencia con cuidados domiciliarios.
Este tipo de sistemas cuentan con su mayor desarrollo en Gran Bretaña, y una fuerte experiencia en Norteamérica e Israel y en varios países de Europa –sólo en Madrid, donde funciona hace una década, hay más de 80.000 usuarios, según datos oficiales del Instituto de Mayores y Servicios Sociales español (IMSERSO). En Madrid, por ejemplo, el 30% de los madrileños mayores de 80 años está inscripto en el servicio.
“Este es un servicio que además de dar seguridad y tranquilidad con la ayuda para resolver imprevistos o situaciones de emergencia, permite ofrecer soluciones para muchos otros aspectos, porque nosotros prestamos nuestro oído ante cualquier consulta y podemos hacerles sugerencias para mejorar su calidad de vida –relata Piatti–. Es una alternativa que ha llegado para quedarse y crecer en el futuro para resolver necesidades de gran parte de la población que hasta ahora estaban desatendidas.”
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