La Mononucleosis Infecciosa (MNI) es una enfermedad poco conocida, aunque tiene más incidencia de lo que se cree. Es causada por el virus de Epstein-Barr y afecta especialmente a jóvenes de entre 15 y 25 años.
Se la conoce como la “enfermedad del beso o fiebre de los enamorados”, porque la mayor fuente de contagio es la saliva, de forma que puede contraerse mediante un simple beso en la boca o también mediante transfusiones de sangre.
La mononucleosis es una enfermedad silenciosa que al principio puede pasar inadvertida. Su período de incubación es de 30 a 50 días (y de 10 a 14 en los niños) y sus síntomas son amplios y suelen confundirse fácilmente con los de otras enfermedades, por lo que es necesario practicar más de un examen clínico para hacer un diagnóstico definitivo.
Entre los síntomas más frecuentes están: fuertes dolores de cabeza, de garganta, inflamación de amígdalas, cansancio, fiebre, manchas rojizas en la piel, inflamación de ganglios en todo el cuerpo e inflamación del hígado y del bazo.
La enfermedad del beso suele ser benigna, pero dependiendo del estado inmunológico del paciente y otras causas desconocidas, se pueden presentar algunas complicaciones del sistema nervioso (meningitis, encefalitis). En casos muy raros puede producirse rotura del bazo, alteraciones hepáticas o anemia hemolítica.
El periodo de recuperación es aproximadamente de tres a cuatro semanas, aunque el cansancio y los ganglios inflamados pueden persistir por más tiempo.
El tratamiento de la mononucleosis es sintomático ya que incluye reposo y dietas livianas en caso que el paciente presente molestias digestivas, además del uso de paracetamol o ibuprofeno para la fiebre y los dolores.
Etienne Sokal, pediatra belga, tras siete años de investigaciones, desarrolló una vacuna que reduce cinco veces el riesgo de contraer mononucleosis infecciosa, la cual fue probada en 90 jóvenes, de los cuales sólo dos resultaron infectados después de que se les administrara la vacuna, según el portal de noticias Salud.com