Más del 35% de la población argentina sufre insuficiencia venosa y várices. Las personas con sobrepeso, que permanecen paradas por períodos prolongados, las sedentarias y las que tienen antecedentes de várices en su familia son más propensas a padecer esta enfermedad.
Por tal motivo, Alejandro Fabiani, cirujano vascular del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), advirtió que “es importante tener en cuenta complicaciones como las úlceras, que afectan profundamente la calidad de vida, y las trombosis, que pueden ser fatales.
De acuerdo con los registros del ICBA, a los que tuvo acceso Asteriscos.tv, su incidencia aumenta con el paso de los años y suele ser mayor en mujeres, posiblemente relacionado con los embarazos y los cambios hormonales.
En la mayor parte de los casos, el cuadro no trasciende los límites de la estética, presentándose como arañitas o telangiectasias, varículas o venas de mayor tamaño, que se dilatan especialmente con el calor y la bipedestación prolongada.
Las várices son un trastorno del sistema venoso que se caracteriza por la formación de dilataciones permanentes en las venas del sistema venoso superficial. Son más habituales en las extremidades inferiores como consecuencia de la bipedestación. Si bien pueden aparecer en distintas localizaciones (testículos, abdomen, estómago, esófago, pelvis, etc.), son más frecuentes en los miembros inferiores.
“No suelen dar síntomas pero pueden acompañarse de pesadez, cansancio y dolor en las piernas al final del día”, comenta el especialista del ICBA. En estados más avanzados, en los que habitualmente se detecta algún grado de insuficiencia venosa, pueden ocasionar edema (hinchazón) y cambios en la coloración de la piel, hasta úlceras.
Las várices no son siempre las causas del dolor en miembros inferiores y es por ello que resulta clave consultar a un especialista que aborde la enfermedad vascular para descartar otras razones que puedan ser de mayor gravedad.
“Así, ante una simple consulta por dolor de piernas, podrán detectarse precozmente no sólo patologías circulatorias de los miembros inferiores sino también enfermedad coronaria, carotídea o de cualquier otro territorio, y al ser adecuadamente tratadas en forma temprana, se podrán evitar las complicaciones de su manifestación tardía, como infartos, accidentes cerebrovasculares o úlceras de difícil curación”, afirma Fabiani.
Opciones terapéuticas
Tratamiento Flebo-esclerosante: Este tratamiento se reserva para las arañitas. Consiste en la inyección de una sustancia química que “irrita” las paredes de esas pequeñas venas hasta lograr su cierre. Por ser un tratamiento con fines exclusivamente estéticos se utiliza una medicación que no presenta efectos adversos ni deja manchas cutáneas permanentes. Se realiza en el consultorio, una vez por semana, tiene una duración aproximada de 15 minutos y luego del mismo el paciente continúa con sus actividades habituales. Dependiendo de la cantidad de arañitas a tratar, la mayoría de los pacientes finalizan el tratamiento en 6 a 8 semanas.
Tratamiento con láser transdérmico: Se utiliza también para el tratamiento de arañitas en aquellos pacientes en los que, por la magnitud de presentación, requerirían un número excesivo de sesiones flebo-esclerosantes o en los que, por alguna razón, no lo toleran. Habitualmente son necesarias tres sesiones con un intervalo de tres semanas entre cada una de ellas. En ocasiones es necesario complementarlo con el anterior.
Microcirugía estética de várices: Se utiliza para el tratamiento de venas dilatadas que, debido a su porte, no pueden ser esclerosadas. Consiste en su extracción a través de incisiones que, por ser tan pequeñas, no necesitan ser suturadas, por lo que no dejan cicatriz alguna. Se realiza en una sala de operaciones, bajo anestesia local, y el paciente vuelve a su domicilio dos horas más tarde. Luego de 36 horas de reposo se suelen retomar las actividades habituales.
Láser endoluminal: Si bien no se aconseja de rutina sacar las venas safenas, existen casos en los que por su grado de insuficiencia y dilatación es necesario su tratamiento. Para ello contamos con el láser endoluminal que consiste en el cierre de la vena desde su interior utilizando energía térmica láser, evitando así la resección, los consiguientes hematomas (moretones) y las molestias posoperatorias. Se realiza en quirófano, con anestesia local y el paciente regresa a su domicilio el mismo día. Al igual que con la microcirugía, el resultado estético es óptimo y con un rápido retorno a las actividades habituales.
Medicación flebotónica: Existen en el mercado innumerables medicaciones para el tratamiento de la insuficiencia venosa. La mayoría son muy útiles para el manejo de los síntomas como pesadez, cansancio y edema pero es fundamental que quien los prescriba sea un especialista.
Elasto-compresión: Es otra herramienta fundamental en el manejo de la insuficiencia venosa. También debe ser manejada por el especialista, quien enseña la forma de utilizar las vendas elásticas y/o prescribe las medias de compresión graduada, haciendo que su utilidad sea efectiva.