En el marco del XVI Congreso Argentino de Nutrición se llevó a cabo el “Simposio del Panel de Expertos en Vitaminas y Minerales: Su Aplicación en la Práctica Clínica” donde se presentaron las conclusiones del Panel de Expertos convocado por Bayer. El 3 y 4 de agosto pasado algunos de los referentes más destacados del ámbito de la nutrición a nivel nacional debatieron sobre las aplicaciones de las vitaminas y minerales en la práctica clínica. Este panel contó con la presencia del Dr. Guillermo Burlando como Coordinador Científico y la Dra. Marcela de la Plaza como Secretaria Científica.
Según la información a la que tuvo acceso Asteriscos.tv, los expertos acordaron que las mejores estrategias de prevención de deficiencias de vitaminas y minerales son: a nivel universal, la educación alimentaria; a nivel político y con responsabilidad de los gobiernos, la fortificación de alimentos y a nivel individual, la recomendación de suplementación vitamínica.
Las principales causas de deficiencias están relacionadas con la disminución del aporte de estos nutrientes pero hay otras causas importantes como, entre otras, los cuadros de malabsorción y la mala utilización de estos nutrientes debido a enfermedades hepáticas o renales. Las interacciones con drogas y la presencia de los llamados antinutrientes también son causa de deficiencia.
En la educación alimentaria se debe enfatizar la variedad, el equilibrio y la moderación. Según la Dra. Marcela de la Plaza, “la mejor manera de obtener adecuadas cantidades de nutrientes es comiendo una amplia variedad de alimentos: abundantes granos, frutas y verduras; moderada cantidad de lácteos, descremados y carnes magras y pequeñas cantidades de aceites vegetales y azúcares”.
La identificación de grupos y poblaciones de riesgo permite además implementar adecuadas medidas de prevención de estas deficiencias que afectan al desarrollo y al crecimiento de los individuos. De este modo se puede aplicar la suplementación vitamínica personalizada.
Las poblaciones de riesgo son: personas haciendo dietas, deportistas, ancianos, lactantes, niños con dietas con baja densidad de micronutrientes, adolescentes, mujeres embarazadas, vegetarianos estrictos, vegetarianos parciales y lactoovovegetarianos.
Mientras que los grupos de riesgo son: enfermedades crónicas como el HIV, otras infecciones, cáncer y diabetes, síndromes de malabsorción, insuficiencia renal crónica en hemodiálisis, pacientes postquirúrgicos, trastornos de la conducta alimentaria, bebedores y fumadores.
Asimismo se abordó el tema de la importancia de las vitaminas y minerales en relación a las etapas preconcepcional, embarazo y lactancia; las dietas; la desnutrición oculta en niños y el problema de la obesidad según los distintos niveles socio-económicos.
Etapas preconcepcional, embarazo y lactancia
Algunos investigadores afirman que el aporte adecuado de calcio en poblaciones carenciadas cumpliría un papel importante en la prevención de la preeclamsia (una seria complicación del embarazo).
A su vez, recomiendan durante el embarazo tener presente una ingesta correcta de zinc y magnesio; así como también suplementos de ácido fólico y hierro durante toda la etapa periconcepcional y la gestación. En la lactancia también se puede continuar con el complemento de ácido fólico y el resto de los micronutrientes. En todas las situaciones y con todos los micronutrientes, la suplementación debe ser personalizada.
Dietas
Según lo discutido en el Panel, no se recomendarían las dietas que tienen muy poco valor calórico para su uso crónico, es decir más de 12 semanas, ya que podrían producir serias deficiencias nutricionales. Siempre son de utilidad los suplementos multivitamínicos y multiminerales en los pacientes dietantes por lo antes expuesto.
Desnutrición oculta en niños
La prevalencia del sobrepeso en niños menores de 6 años es del 31,5%. “Por cada niño menor de 6 años con desnutrición aguda, nueve más son obesos”, afirma el Lic. Sergio Britos (Director Asociado del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil –CESNI-) según la Encuesta Nacional de Nutrición.
La obesidad está relacionada con ciertas carencias nutricionales de vitaminas A y C, y de calcio. En los más pequeños de hierro y folatos. Estas dietas son de baja calidad nutricional ya que tienen baja densidad de micronutrientes (minerales y vitaminas) y alto valor calórico. También se observa lo que se denomina “monotonía alimentaria”, ya que son pocas las fuentes de alimentos de los principales nutrientes.
“El patrón alimentario argentino demuestra que en los menores de 6 años existe una baja ingesta de cereales, legumbres, frutas y hortalizas y un alto consumo de carne, azúcar y grasa. En los escolares se mantienen estos niveles pero el consumo de lácteos está por debajo de lo recomendable. Y en la categoría de escolares pobres se suma un excesivo consumo de cereales y legumbres”, señala Britos.
También se observa lo que se denomina “monotonía alimentaria”, ya que son pocas las fuentes de alimentos de los principales nutrientes.
“Los niños argentinos que viven en hogares pobres (40%) crecen en un contexto de dieta monótona, estacional y recurrente que es insuficiente en varios nutrientes”, agrega Sergio Britos.
Es por ello que es necesaria la educación alimentaria y la suplementación vitamínica debe ser personalizada. Según un estudio epidemiológico encargado por la OMS, el consumo de frutas y verduras en Argentina y México es de solo 192 gramos diarios por persona mientras que en otros países como España es de 500 gramos.
“La obesidad es una epidemia que está en ascenso. La tendencia indica que para el 2020 el 80% de la población mundial tendrá sobrepeso. Este aumento se debe al crecimiento de la disponibilidad alimentaria. En Argentina el consumo de calorías diarias es de 2900 Kcal., es decir 500 más de lo necesario”, declara Dr. Jorge Braguinsky.
Obesidad según niveles socio-económicos
Con respecto al nivel socio-económico, ya no se puede considerar que la obesidad sea un problema único de los grupos con mejor posición socio-económica. En los ricos, la obesidad se da por factores genéticos, la disponibilidad y el sedentarismo.
Mientras que en los pobres se caracteriza por la falta de ciertos micronutrientes como son las vitaminas D y E, magnesio, calcio y hierro, condicionada además por factores genéticos, socio culturales y reducción de acceso a alimentos de calidad; entre otros. Los niños que padezcan estas deficiencias tendrán un menor desarrollo físico, intelectual y cognitivo. Los principales déficits nutricionales son: hierro, B12, folatos, calcio, A, D, E y K.
“La obesidad es una enfermedad crónica y el 80% de los médicos no la reconoce como tal”, concluye la Dra Mónica Katz.