La hipertensión arterial transitoria es uno de los mayores problemas que afronta una de cada 15 embarazadas durante la segunda mitad de la gestación y la medicina advierte que los controles y prevención son necesarios para evitar, en el futuro, que esa mujer desarrolle hipertensión crónica.
"Valores de presión arterial por encima de 130 de máxima y/o 90 de mínima representan un signo de alerta, en ocasiones pasible de tratamiento. La hipertensión arterial puede no dar síntomas, por lo tanto los controles frecuentes resultan imprescindibles", señaló Eduardo Calvino, médico de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
La hipertensión puede presentarse con la presencia de cefaleas que no ceden con analgésicos comunes, alteraciones visuales, vómitos y dolor abdominal. En estos casos, hay que consultar con urgencia al médico.
Según detalló Calvino, el tratamiento de la hipertensión inducida por el embarazo no requiere restricción estricta en la ingesta de sal. Sí, en cambio, los diuréticos están formalmente contraindicados. Además, puede ser de utilidad para la embarazada que, luego de la vigésima semana de gestación, duerma sobre el costado izquierdo del cuerpo mejora la circulación hacia el feto y la placenta. También es necesario respetar las horas necesarias para un descanso reparador y controlar el peso no son menos importantes.