En el marco del XII Congreso de la Sociedad Iberoamericana de Osteología y Metabolismo Mineral realizado recientemente en Santiago, Chile, profesionales del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM) recibieron dos premiaciones por investigaciones realizadas.
Una de las distinciones fue por el estudio “Factores de riesgo para vitamina D inadecuados: Nuevas Perspectivas”. Sobre esta investigación, Fabio Massari, Director de Investigación del IDIM, comentó: “La Vitamina D tiene un papel fundamental en la salud ósea y del cuerpo humano en general. Si bien existen fuentes naturales de la misma, como ciertos alimentos (los lácteos enriquecidos) o la exposición solar, existen frecuentemente valores circulantes inadecuados de la misma en la población general”.
Esto es descrito por diferentes investigadores en todo el mundo, aún en países desarrollados, con climas cálidos, en pacientes ambulatorios, y durante el verano. Lejos quedó la creencia que esto solo afectaba a personas mayores, institucionalizadas o residentes en lejanos países nórdicos. Varios investigadores argentinos, han encontrado que éste es un fenómeno frecuente en distintas regiones de nuestro país.
Los valores inadecuados (consensuados por debajo de 30 ng/ml), producen alteraciones en la absorción intestinal del calcio que ingerimos por vía oral, por ejemplo con los alimentos, y eso empieza a provocar descalcificación del hueso, que en casos severos recibe el nombre de Osteomalacia.
También puede afectarse la función muscular, manifestándose como dolores o debilidad; Esta afectación del aparato músculo-esquelético puede traer aparejado, una mayor frecuencia de caídas y de fracturas óseas.
Si bien existen numerosos factores de riesgo que pueden predisponer a esta condición, y por eso pueden verse afectados ambos sexos y de cualquier edad, los más frecuentemente afectados son los mayores de 50 años, y es por esto que para ellos, existen recomendaciones mundiales sobre que ingesta diaria de vitamina D debe realizarse (aproximadamente entre 800-1000 U/día), como así también se recomienda su dosaje en sangre, aunque sea una vez al año.
Pero lamentablemente esta sugerencia se ve muchas veces limitada por la complicación técnica y el elevado costo de esta determinación.
Recientemente, un grupo de investigadores argentinos del Instituto de Investigaciones Metabólicas de Buenos Aires (IDIM)-, recibió un premio al mejor trabajo presentado al VII Congreso Iberoamericano de Osteología y Metabolismo Mineral, en el cual se expuso la utilidad de un modelo predictivo para identificar pacientes en riesgo de padecer valores inadecuados de vitamina D, sin necesidad de dosarla en sangre.
Los autores de dicho trabajo, el Dr. Fabio Massari, el Lic. Fernando Silveira, los Dres. Cachizumba Marcelo, Messina Osvaldo y Zanchetta José demostraron cómo, tres datos fácilmente obtenibles, como la edad mayor a 60 años, el sobrepeso (representado por un Indice de Masa Corporal mayor a 25), y requerir ayuda para vestirse (atarse los cordones de los zapatos, o abrocharse el corpiño) cuando están presentes de manera conjunta, identifican en el 100 % de los casos a los pacientes con valores inadecuados de vitamina D (menores a 30 ng/ml).
La importancia de este hallazgo, evaluado en 286 mujeres que participaban en un estudio latinoamericano de osteoporosis, seleccionadas por estratos censales en la Ciudad de Buenos Aires, ambulatorias y todas mayores de 50 años, es que si bien no implica que no se realicen las determinaciones plasmáticas de vitamina D, para aquellos pacientes que se vean incapacitados de realizarlas, a través de estos datos, su médico podría implementar medidas terapeúticas que corrijan los valores inadecuados y de esa manera se evitarían las complicaciones ya descriptas.
“Cabe destacar que los suplementos de vitamina D, son administrados oralmente, fácilmente tolerables, relativamente económicos y con un muy buen margen de seguridad. En un contexto médico en el cual priman los costos, medidas como esta favorecen la prevención y colaboran con la administración racional de los recursos”, dijo Massari.
El otro trabajo presentado que recibió el Premio Sibomm al Mejor trabajo Epidemiológico Iberoamericano Presentado al Congreso, es la primera investigación local a gran escala que estudió la “Prevalencia de Osteopenia (Clasificación en Grados) y Osteoporosis en 4000 mujeres postmenopáusicas Argentinas”.
La osteoporosis, con el aumento en la expectativa de vida, se ha convertido en una de las enfermedades crónicas de mayor impacto sanitario a nivel mundial, ya que de la mano del incremento en el riesgo de fracturas que produce, trae aparejado un impacto negativo en la calidad de vida y hasta en la sobrevida de los que la padecen, al margen de su negativa repercusión en los recursos económicos destinados al cuidado de la salud.
Afortunadamente, hoy en día es fácil y precozmente diagnosticable a través de un estudio sencillo, conocido como densitometría ósea, lo que permite intervenir terapéuticamente y evitar las complicaciones.
Existen distintos trabajos internacionales que indican que aproximadamente el 30 % de las mujeres posmenopáusicas presentan esta enfermedad, pero pocos trabajos han determinado la incidencia de la misma a gran escala, en la población Argentina. Es por esto, que cobra tal importancia el trabajo presentado por investigadores argentinos del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM) de Buenos Aires.
“Es un trabajo de tipo epidemiológico, es decir que busca determinar la prevalencia (cuán frecuente es) de una enfermedad en una muestra representativa del resto de la población. Estos estudios requieren por ello, que participen una gran cantidad de pacientes”, destacó Massari.
Es por eso que en este caso se evaluó la densitometría ósea y datos demográficos de 4000 mujeres posmenopáusicas ambulatorias, mayores de 50 años, residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus alrededores, que concurrieron espontáneamente a una campaña gratuita de detección de osteoporosis. Fueron seleccionadas de forma tal que se distribuyeran uniformemente, 1000 mujeres por cada decilo de edad: 50-59, 60-69, 70-79 y mayor de 80 años.
Los resultados expuestos por los autores: Manuel Lopez, Favio Massari; Mariano Tocchettón; Daniel Bron; Leonardo Wasserman; Belén Zanchetta, Marcelo Volta; y José Zanchetta; muestran que el 35 % de las mujeres posmenopausicas mayores de 50 años tienen osteoporosis, utilizando la clasificación dispuesta por la Organización mundial de la Salud.
“Transpolando la prevalencia por nosotros encontrada al numero de mujeres mayores de 50 años residentes en la Ciudad Autonoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires aportado por el Censo 2001, la cantidad de pacientes con osteoporosis sería de 535.280 aproximadamente, y si la traspolación la realizáramos a idéntico grupo pero de la población total de Argentina, la cantidad de mujeres afectadas ascendería a 1.593.771 aproximadamente”, agregó Lopez.
Otros hallazgos importantes de este estudio fueron demostrar la importancia de pedir en determinados pacientes, 2 regiones en la densitometría (columna lumbar y cuello femoral) para evitar un subdiagnóstico al pedir una sola región, y la comprobación que pacientes con Osteopenia severa, que es un grado de descalcificación de los huesos de menor magnitud que la osteoporosis, también pueden presentar una incidencia de fracturas mayor que la habitual.