Dos sencillos estudios permiten determinar la capacidad reproductiva de la mujer. La ecografía ginecológica transvaginal y ciertos análisis de sangre ayudan a descartar problemas entre quienes planean buscar un embarazo más adelante
La dificultad para lograr un embarazo no es el único motivo que lleva a las mujeres a consultar al especialista en medicina reproductiva. Quienes por motivos profesionales o personales han decidido dejar para más adelante la maternidad disponen en la actualidad de un puñado de sencillos estudios que les permiten explorar su fertilidad y descartar la mayor parte de los problemas reproductivos que pudieran en un futuro reducir sus posibilidades de ser madres.
“A una mujer de 30 a 32 años de edad, ya sea porque se encuentra sin pareja o porque tiene otros proyectos que la llevan a posponer la maternidad, desde la medicina reproductiva le sugerimos realizarse ciertos estudios simples que le permiten saber si a la edad en que proyecta que buscará un embarazo su capacidad reproductiva estará bien”, comentó el Dr. Santiago Brugo Olmedo, especialista en Medicina Reproductiva y Director Médico de Seremas.
Se trata de estudios que se suman a la rutina de control ginecológico anual –que incluye el PAP, la colposcopia, la ecografía mamaria y la mamografía bilateral–, y que permiten explorar su salud reproductiva. Entre esos estudios se cuentan la ecografía ginecológica transvaginal y un análisis de sangre que permiten evaluar hormonas como la FSH, que están relacionadas con la función ovárica.
“Estos estudios son especialmente importantes en los casos en que existen ciertos antecedentes, como el haber tenido una cirugía de quiste ovárico o haber tenido o tener ciclos irregulares”, agregó el especialista.
La ecografía ginecológica transvaginal es un estudio ambulatorio sencillo, que se realiza en el consultorio, en el que se observan los ovarios y el endometrio, que es la parte del útero en la que se aloja el embrión, para ver su conformación.
“Si se realiza entre los días 2 y 5 del ciclo menstrual, esta ecografía puede incluso servir para realizar un conteo de folículos, lo que permite apreciar cómo se encuentra la reserva ovárica de la mujer”, destaca el Dr. Brugo Olmedo.
Lo habitual es hallar entre 5 y 7 folículos por ovario, un conteo sensiblemente menor es indicio de una reserva ovárica baja lo que puede reducir las chances de lograr un embarazo.
También entre los días 2 y 5 del ciclo se recomienda realizar un estudio de sangre para estudiar varias hormonas que tienen relación directa con la función ovárica, como es el caso de la hormona foliculoestimulante (FSH).
“Estos análisis nos permiten obtener un pantallazo bastante completo del pronóstico reproductivo de una mujer –señala el especialista–. En las mujeres jóvenes en las que los valores de FSH se encuentran en el límite superior de los parámetros normales es señal de que, por algún motivo, hay poca reserva ovárica”.
Un diagnóstico de baja reserva ovárica a edades tempranas no necesariamente implica que la mujer deba anticipar la búsqueda de un embarazo que tenía prevista para más adelante. En la actualidad, estas mujeres disponen de la llamada vitrificación de óvulos: un procedimiento de congelación ultrarrápida que permite preservarlos en nitrógeno líquido a menos 196°. Una vez vitrificados los óvulos pueden permanecer en ese estado hasta que la mujer decida desvitrificarlos para llevar adelante un tratamiento de fertilización asistida.
“La vitrificación de óvulos es un procedimiento altamente efectivo para que las mujeres menores de 35 años puedan preservar su capacidad reproductiva hasta que decidan buscar ser madres”, agregó la Lic. Sabrina De Vincentiis, especialista en Embriología Clínica y Directora del Laboratorio de Embriología del centro de medicina reproductiva Seremas.