Dejar atrás el ritmo de las vacaciones puede ser desmotivador, pero con ciertas modificaciones en los hábitos diarios se puede afrontar el año laboral lleno de energía y con las defensas bien altas.
Durante las vacaciones solemos disfrutar y desconectarnos luego de un año de intenso trabajo, pero también podemos provocar un desequilibrio en el correcto funcionamiento de las defensas y provocar enfermedades, con dietas poco saludables, horas de descanso entrecortadas y una elevada exposición al sol y al mar.
"Al regresar, podemos sentirnos desmotivados y nos rehusamos a programar nuestro despertador o comenzar con la rutina. El ritmo de vida actual nos puede jugar una mala pasada e impedirnos centrarnos en lo que le hace bien a nuestra salud. Pasamos por alto si bebimos suficiente agua, si hicimos ejercicio físico o si consumimos la fruta y verdura necesarias. Todo eso repercute en nuestro sistema inmune o, lo que es lo mismo, a la barrera protectora de nuestro cuerpo contra enfermedades, infecciones y ataques externos", explicó el médico e investigador Ernesto Crescenti (MN: 50.776), director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti”.
El especialista indicó que "cuando el sistema inmune está menos activo que lo normal decimos que el paciente tiene una baja en sus defensas, lo cual lo torna más susceptible a contraer infecciones".
Crescenti dijo que "ees por eso que resulta fundamental el buen estado del sistema inmunológico para prevenir y combatir diversas enfermedades. Por tal razón, al regresar de las vacaciones, es vital comenzar el año retomando los hábitos saludables, organizando las actividades y escuchando las alertas de nuestro cuerpo para tener las defesas bien altas".
TIPS PARA TENER UN SISTEMA INMUNOLÓGICO FUERTE
1) Tener un peso saludable: Estar más allá de nuestro peso ideal es peligroso para nuestra salud y nos pone en riesgo de sufrir enfermedades coronarias, colesterol o diabetes, entre otras.
2) Controlar la ingesta de alcohol: Estamos de acuerdo en que a nadie le pasa nada por tomar una cerveza a la semana, pero el alcohol puede ser una amenaza para el sistema inmunológico cuando su ingesta se hace habitual en almuerzos, tardes y cenas. Cuando se bebe más de la cuenta, es probable que el cuerpo sufra un proceso de inmunodeficiencia, ya que el alcohol inhibe al sistema inmune, altera el ciclo del sueño, afecta los niveles hormonales, y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
3) Evitar el consumo de drogas: Consumir cualquier tipo de droga, sobre todo si se trata de drogas duras, genera una mayor tendencia a sufrir problemas cardiovasculares, asma e infecciones. Esto se debe a que las drogas tienen un efecto inmunodepresor muy peligroso.
4) Regular la cafeína diaria: Beber un café al día no es malo, pero el exceso de cafeína puede causar deshidratación y deteriorar el sistema inmunológico.
5) No fumar: El tabaco debilita el sistema inmune, provoca mayor riesgo de padecer enfermedades respiratorias y de corazón e interfiere en los niveles de oxígeno que llegan a cada parte de nuestro cuerpo.
6) Realizar actividad física: El ejercicio fortalece nuestro sistema inmune, por lo que se recomienda evitar el sedentarismo y realizar al menos 3 horas de ejercicios semanales. El ejercicio regular y controlado mejora el estado anímico, fortalece el estado cardiovascular, ayuda al control del peso y aumenta las defensas.
7) Estar atento a los resfríos: Los resfríos son un buen termómetro de la salud de nuestro sistema inmunológico. Resfriarnos a menudo puede ser una señal de que tenemos un sistema inmune debilitado y debemos tomar los recaudos necesarios para reforzarlo.
8) Dormir bien: El sueño reparador es fundamental para lograr un sistema inmunológico fuerte, ya que durante éste se producen los anticuerpos que defienden al organismo. Se deben dormir al menos 7 hs diarias, de corrido y sin interrupciones.
9) Llevar una dieta balanceada: Se deben consumir frutas y verduras a diario, beber al menos dos litros de agua, incorporar pescado, carne, legumbres y semillas, y evitar la ingesta de grasas, fritos y azúcares refinados.