Las altas temperaturas favorecen la proliferación del Aedes aegypti, el vector trasmisor de estas tres infecciones y de la fiebre amarilla. Evitar la presencia de mosquitos es clave para la prevención de estas enfermedades.
Tres enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti representan un desafío para la salud pública: el dengue, la fiebre chikungunya y el zika. Por un lado, el control sobre los mosquitos requiere del compromiso por parte de toda la sociedad, ya que el A.aegypti es domiciliario y los criaderos se pueden encontrar en las propias las viviendas. Por el otro, la coexistencia de estas enfermedades y la veloz diseminación en la región exigen una respuesta ágil de los equipos de salud.
Con más de 2,3 millones de casos de dengue en 2016 y 220 mil casos confirmados de zika en América hasta el momento, especialistas de todo el mundo analizaron cómo enfrentar esta problemática durante el XVIII Simposio International Sobre Enfermedades Desatendidas, organizado por la Fundación Mundo Sano, que este año tuvo más de 700 inscriptos.
El Dr. Haroldo Bezerra, asesor Regional de Entomología en Salud Pública de OPS/OMS, indicó que “un solo vector, el mosquito Aedes aegypti, transmite cuatro enfermedades de la región, y el riesgo está en casi todos los países”. En Argentina, las regiones con mayor presencia de dicho mosquito son las provincias del Noroeste, el Noreste, el Litoral y desde el Centro hasta el sur de Buenos Aires.
Menos cantidad de mosquitos significa menor riesgo de transmisión de estas enfermedades. La fumigación no es suficiente para eliminar el mosquito, y es muestra de falta de prevención oportuna: es preciso apuntar a los criaderos. El Aedes aegypti crece en lugares sombríos y húmedos. Cualquier recipiente capaz de acumular agua puede convertirse en un criadero: tapas de botellas plásticas, cubiertas de automóviles, platos debajo de macetas, floreros, frascos con plantas en agua y otros. “Las acciones de prevención requieren de múltiples esfuerzos,” precisó el Lic. Marcelo Abril, Director Ejecutivo de la Fundación Mundo Sano.
“En Tartagal, Salta, Mundo Sano lleva adelante un programa de prevención del que participan el Municipio y el Hospital local. Entonces, las acciones de descacharrado y de diagnóstico se realizan articuladamente.”
“Si uno ve un Aedes aegypti adulto, debe hacer una ‘búsqueda del tesoro’ en la manzana para encontrar el criadero, porque estará dentro de un radio de 45 metros. Hay que eliminar los huevos y larvas”, aconsejó el Dr. Nicolás Schweigmann, investigador independiente del CONICET y profesor adjunto en la FCEN-UBA.
Además de los programas de control vectorial, que apuntan a disminuir las poblaciones de mosquitos, otras medidas de prevención incluyen: protección personal a través de repelentes, ropas adecuadas si se va a estar en contacto o en lugares en los que abundan los mosquitos. En el caso del virus zika, se agrega la protección con preservativos, ya que también se transmite por vía sexual; en el caso de embarazadas, debe tomarse la precaución de no viajar a zonas con circulación activa, ya que el virus puede infectar al feto y producir malformaciones congénitas. Se están investigando vacunas para el zika y el dengue, pero “su desarrollo lleva muchos años y tiene muchas dificultades”, comentó el Dr. Andrea Vicari, asesor regional en Enfermedades Epidémicas de OPS/OMS.
En cuanto al manejo en pleno brote, “una herramienta muy importante es la química”, recalcó el Dr. Bezerra, recordando que los insecticidas deben utilizarse en forma adecuada y responsable. Y sentenció: “En las epidemias, una sola estrategia no funciona. Hay que hacer una entomología responsable”.
Investigar en tiempos de epidemia
El dengue se conoce desde 1779. Causó sucesivas epidemias en América Latina y se convirtió en una amenaza conocida de salud pública. En 2014 y 2015, los médicos comenzaron a recibir casos síntomas compatibles con dengue, pero los análisis de sangre arrojaban resultados negativos, y no podían dar una respuesta a los pacientes. “La aparición de chikungunya y zika llevó a una confusión epidemiológica de grandes proporciones”, declaró la Dra. Tamara Macero, asesora de Enfermedades Transmisibles y Análisis de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“A uno le gusta tener un diagnóstico, pero en un brote no se puede, no hay capacidad”, lo que lleva a buscar soluciones alternativas para identificar al agente causal de la enfermedad, como detalló la Dra. Delia Enría, Directora del Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) y miembro del Comité Científico de Mundo Sano.
La Dra. Manoella Alves, médica infectóloga de la Universidad Federal de Río Grande del Norte, Brasil, explicó que “los casos poco sintomáticos de chikungunya y zika son muy difíciles de diferenciar”, mientras que el dengue se identifica más rápidamente. En 2014, los pacientes llegaban a la consulta y no se hallaba dengue en sangre; en 2015, se determinó que era zika, y el mensaje era que los pacientes no se preocuparan, ya que se trataba de una infección benigna. Hasta que, en octubre de 2015, se descubrió la conexión entre zika y malformaciones congénitas como la microcefalia.
Para este hallazgo fue fundamental el aporte de la Dra. Celina Maria Turchi Martelli, investigadora del Centro de Pesquisa Aggeu Magalhaes, FIOCRUZ (Brasil), quien reveló que “en tiempos de epidemia, no hay que ‘pensar fuera de la caja’, sino que hay que ‘actuar fuera de la caja’, ya que el zika era una enfermedad considerada una curiosidad médica con muy pocos casos notificados en el mundo, y se consideraba benigna”. Cuando dos neuropediatras de Pernambuco reportaron un llamativo aumento de casos de microcefalia, la Dra. Tuchi Martelli y su equipo investigaron el vínculo entre zika y malformaciones congénitas, lo que llevó a que el Ministerio de Salud de Brasil emitiera una alerta, seguida de una declaración de emergencia sanitaria global por parte de la OMS. La Dra. Martelli fue nombrada por la Revista Science como una de los 10 científicos más importantes de 2016. En la actualidad, existen recomendaciones específicas para el manejo de embarazos en un contexto de zika en todo el mundo.
Similitudes y diferencias
Dengue, zika y chikungunya presentan síntomas que pueden ser confundidos entre sí, tales como fiebre, cefalea, dolores articulares y musculares. Sin embargo, existen cuadros clínicos característicos de cada una de estas virosis:
El dengue presenta fiebre habitualmente más alta, así como dolores musculares más fuertes. Puede complicarse cuando disminuye la fiebre, y se debe prestar atención a los signos de alarma, como el sangrado. Los casos graves pueden causar la muerte. La transmisión se produce cuando un mosquito pica a una persona infectada y luego a una persona sana. La enfermedad no se contagia de persona a persona.
La chikungunya, además de una fiebre más alta, presenta un dolor en las articulaciones más intenso y afecta manos, pies, rodillas, espalda. Puede llegar a incapacitar a las personas para caminar y realizar acciones tan sencillas como abrir una botella de agua.
El zika no presenta rasgos particularmente característicos, pero en la mayoría de los pacientes se observan erupciones en la piel y conjuntivitis. Además se ha demostrado su capacidad para afectar al sistema nervioso, pudiendo ocasionar Sindrome de Gillán.-Barré, meningoencefalitis y malformaciones congénitas como microcefalia.