Cerca de 800 000 personas se suicidan cada año a raíz de problemas de salud mental. Los más frecuentes son depresión, trastorno afectivo bipolar, esquizofrenia y otras psicosis, demencia, minusvalías intelectuales y trastornos del desarrollo, dentro de los cuales se encuentra la patología del espectro autista.
El estrés relacionado al trabajo y sus trastornos relacionados se encuentran en peligroso aumento. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que una de cada cinco personas padece algún problema de salud mental en el trabajo. Uno de los principales factores recae en el estigma y la falta de conciencia sobre este tipo de problemas en el trabajo.
Bajo el lema “La salud mental en el trabajo”, se celebró el 10 de octubre el Día Mundial de la Salud Mental. Frecuentemente, las personas con problemas de salud mental ocultan sus trastornos por temor de la discriminación cuando están buscando trabajo o para proteger su trabajo.
"La depresión es la principal enfermedad en este campo, la cual genera grandes pérdidas económicas", indicó Gabriela Ferretti, médica clínica, médica neuróloga, auditora médica, médica legista y vicepresidente de APERCA, Asociación de Peritos de la Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
Ferretti indicó que a raíz de las problemáticas de salud mental, "cerca de 800 000 personas se suicidan cada año. A este número se le debe sumar la enorme cantidad de tentativas de suicidio. Entre la población en general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante".
"El suicidio es la segunda causa de muerte en las personas de entre 15 y 29 años, mientras que un 78% se produce en países de ingresos bajos y medianos. Poco se habla del suicidio, pero los números demuestran el alto impacto que genera. Se tiene la creencia que hablar de suicidio, incita a su concreción por parte de las personas con esta ideación", comentó la especialista.
La salud mental es definida por la OMS como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
"Los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no solo características individuales, tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales, como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad", dijo Ferretti.
La experta coementó que otros factores que pueden causar trastornos mentales son "estrés, herencia genética, alimentación, infecciones perinatales y exposición a riesgos ambientales. Por lo tanto, debemos pensar a la salud mental como el estado del individuo en amplia interacción con el medio que lo rodea y con la sociedad en la que vive".
Existe una gran variedad de trastornos mentales, con manifestaciones distintas, que son clasificados según criterios clínicos que están en constante revisión y se hallan encuadrados dentro del DSM (manual de enfermedades mentales). Se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, de la percepción, de las emociones y de la conducta.
Depresión
Es el trastorno mental más frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres. Afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, con un aumento de casi el 20% en la última década.
¿Cómo detectar a una persona con depresión? Por lo general, se muestran constantemente con un alto grado de tristeza, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración. También pueden presentar diversos síntomas físicos sin causas orgánicas aparentes. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.
La depresión de leve a moderada se puede tratar eficazmente con terapia cognitivo-conductual o psicoterapia. Para los casos de depresión de moderada a grave ya serán necesarios fármacos antidepresivos.
No obstante, es indispensable tener en cuenta los aspectos psicosociales que rodean a la enfermedad.
Trastorno afectivo bipolar
Suele caracterizarse por la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por periodos de estado de ánimo normal. Durante los episodios de manía, el paciente presenta un estado de ánimo exaltado o irritable, hiperactividad, verborrea, autoestima elevada y una disminución de la necesidad de dormir. Además del tratamiento farmacológico, es fundamental el apoyo psicosocial.
Esquizofrenia y otras psicosis
Las psicosis se caracterizan por anomalías del pensamiento, la percepción, las emociones, el lenguaje, la percepción del yo y la conducta. Suelen ir acompañadas de alucinaciones (oír, ver o percibir algo que no existe) y delirios (ideas persistentes que no se ajustan a la realidad de las que el paciente está firmemente convencido, incluso cuando hay pruebas de lo contrario). Estos trastornos pueden dificultar que la persona trabaje o estudie con normalidad. Uno de los principales problemas en este tipo de patologías es la estigmatización y discriminación, que derivan en la falta de acceso a los servicios sociosanitarios.
La esquizofrenia es un trastorno mental grave. Se presenta principalmente hacia fines de la adolescencia o el principio de la edad adulta. Con un tratamiento adecuado y apoyo social, los pacientes pueden llevar una vida productiva e integrarse en la sociedad. La facilitación de la vivienda asistida, las subvenciones para la vivienda y las ayudas para la inserción laboral son medidas de apoyo para que las personas que padecen trastornos mentales graves, como la esquizofrenia, vayan superando etapas en su rehabilitación y superen los obstáculos que les dificultan encontrar y mantener un empleo y una vivienda.
Demencia
Este trastorno de naturaleza crónica y progresiva se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse consecuencia del envejecimiento normal. Afecta a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. El deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
La demencia es causada por diversas enfermedades, algunas de origen degenerativo como la enfermedad de Alzheimer y otras, como consecuencia de daño estructural del sistema nervioso, como las relacionadas con múltiples accidentes cerebrovasculares. Su tratamiento primordial consiste en numerosas intervenciones para apoyar y mejorar la vida de las personas con demencia y la de sus cuidadores y familiares.
Trastornos del desarrollo, incluido el autismo
El concepto de trastorno del desarrollo es un término general que abarca la discapacidad intelectual y los trastornos generalizados del desarrollo, entre éstos el autismo. Los trastornos del desarrollo suelen debutar en la infancia, pero tienden a persistir hasta la edad adulta, causando una disfunción o un retraso en la maduración del sistema nervioso central.
La discapacidad intelectual se manifiesta por la afectación de facultades de diversas áreas del desarrollo, como las habilidades cognitivas y la conducta adaptativa. El retraso mental afecta a la capacidad de adaptarse a las exigencias cotidianas de la vida cuyo desarrollo no se condice con lo esperado para la edad cronológica. Según la gravedad del caso, las personas adquieren distintos grados de independencia.
Todas estas enfermedades que tienden a sostenerse en el tiempo generan mucho impacto en el entorno familiar y social, con un alto costo emocional para las personas en contacto cercano, así como también un coste económico elevado para ellos y para la sociedad.
Es importante tomar conciencia de este flagelo y bregar por espacios laborales que propicien el sostén y acompañamiento de las personas que padecen algún problema de salud mental, así como también la desestigmatizacion de los personas con estas patologías.
La mejor manera de conocer nuestra salud mental es reflexionando sobre la realidad. Todos, en mayor o menor medida, tenemos conflictos internos y con el medio. El reconocimiento y la aceptación es el primer paso a buscar una solución saludable para la salud mental.