El sobrepeso y la obesidad provocan más de 2.8 millones de muertes por año a nivel mundial. El Dr. Pedro Rodrigo Martinez Duartez, especialista del Hospital, asegura que “la técnica del bypass gástrico que tiene más de 50 años de evolución es el tratamiento ideal”.
La obesidad es una enfermedad crónica, degenerativa e incurable, de origen multifactorial, cuya resolución no depende de la voluntad, y que está vinculada a más de 20 enfermedades o comorbilidades.
El Dr. Pedro Rodrigo Martinez Duartez, del Servicio de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Hospital Universitario Austral, explicó que “la genética, el disbalance energético, el medio ambiental, la predisposición hormonal y el metabolismo basal bajo (cuando alguien ahorra energía ante cualquier tipo de actividad física que realiza) son factores que influyen en el sobrepeso y la obesidad; porque al comparar una persona con estas características con un paciente con valores de peso normales, tienen mayor absorción de calorías ante los mismos alimentos, el sedentarismo, la ‘descendencia’, y la cultura”.
Entre las enfermedades relacionadas a la obesidad se encuentra la diabetes, la hipertensión arterial, la apnea del sueño, el asma, el colesterol o los triglicéridos aumentados, las enfermedades cardíacas, el hígado graso (que puede evolucionar a una cirrosis aunque el paciente no tome una gota de alcohol), la lumbalgia, la cervicalgia, el síndrome de ovario poliquísitico, la infertilidad, el reflujo gastro esofágico, la incontinencia urinaria, la depresión y el cáncer.
Además, la causa de la obesidad también es multifactorial, y justamente por eso el tratamiento es tan complejo. Por ello, la cirugía bariátrica surge como una opción más que viable y sumamente recomendable tanto desde el punto de vista médico como emocional; más allá de que contribuye a prevenir una gran cantidad de fallecimientos.
En este sentido, se sabe que el sobrepeso y la obesidad causan más de 2.8 millones de muertes al año en todo el mundo.
En cuanto a la cirugía en sí, el especialista señaló: “Los comienzos de la cirugía bariátrica se remontan a 1954 cuando Linner realizó por primera vez en el mundo una cirugía para tratar la obesidad que se llamó bypass intestinal. Luego, en 1966, Mason realizó el primer bypass gástrico; y hoy esta técnica que tiene más de 50 años de evolución es el Gold Standard o el tratamiento ideal. Desde 1994 se realiza por video laparoscopia o cirugía mini invasiva (a través de pequeños cortes menores a 1.2 cm), y esto significa mayor seguridad, menos dolor, menos probabilidad que se abra o infecte la herida, y una rápida vuelta a las actividades del paciente (a las 3 horas ya está caminando)”.
Actualmente existen muchas otras técnicas como por ejemplo la manga gástrica (2003), la banda gástrica ajustable o anillo o cinturón (casi en desuso), y el Bypass gástrico de una anastomosis (BAGUA).
Las cirugías promueven el descenso de peso por varios mecanismos de acción, dependiendo de la técnica: restricción (achicar el tamaño del estómago), mala absorción (saltar 2 de los 7 mts de intestino que tenemos) o mixtas (combinación de ambas).
En cuanto a las variables que deben cumplirse, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NHI en inglés) estableció en 1991 los requisitos básicos para poder realizarse la cirugía:
1) Edad entre 18 y 65 años.
2) Obesidad mantenida durante 5 años.
3) Fracasos de tratamientos médicos previos.
4) No ser adicto a drogas o alcohol
5) No tener patologías psiquiátricas descompensadas.
6) Un IMC mayor de 40 kg/m2.
7) Un IMC mayor de 35 kg/m2 asociado a diabetes, hipertensión arterial, apnea del sueño, enfermedades articulares graves, dislipemia, etc.
El Índice de Masa Corporal (IMC) es la clasificación que permite -mediante el cálculo del peso y la altura- saber en qué cifra se encuentra la persona, y por ende si posee sobrepeso u obesidad, y a qué nivel.
En cuanto a los parámetros para una cirugía exitosa, el Dr. Martínez Duartez resaltó: “Éxito en el tratamiento de la obesidad es perder más del 50% del exceso de peso y mantener ese descenso por más de 5 años. Según la Organización Mundial de la Salud, los pacientes con obesidad severa o mórbida que realizan tratamiento médico (dieta, ejercicio, cambio de hábitos, pastillas autorizadas para bajar de peso, internaciones pero sin cirugía) alcanzan el éxito entre el 2 al 5%; y esta baja cifra es justamente lo que motiva la búsqueda de otras terapéuticas”.
Por su parte, si bien los beneficios de las cirugías dependerán de la técnica que se utilice, en general se logra un descenso de peso de entre 68 y 85% (diferencia significativa en relación al tratamiento no quirúrgico), resolución o mejoría de la diabetes (85%), hipertensión (70%), dislipemia (85%), hígado graso (90%) y apnea del sueño (95%). Todo esto aumenta la expectativa de vida en 8 años en el varón y 12 años en la mujer.
“También existe otro procedimiento quirúrgico, que es la cirugía metabólica, para la cual el paciente debe tener un IMC mayor a 35 con historia de fracasos en tratamientos precios, o un IMC mayor a 30, asociado a enfermedades de difícil control, al margen de los puntos 1 al 4 de la cirugía bariátrica, que también deben cumplirse”, detalló el especialista.
Como en todas las cirugías existen complicaciones mayores y complicaciones menores, aunque la mortalidad es menor que la de una colecistectomía (sacar la vesícula). Por otro lado, está demostrado que la sumatoria de la complicaciones y mortalidad posterior a la cirugía bariátrica son mucho menores a las complicaciones y mortalidad que tiene la obesidad en sí misma.
No obstante, para reducir la morbi-mortalidad de la cirugía es importante que el equipo multidisciplinario cuente con un alto volumen de cirugías realizadas (más de 100 por año), que la institución donde se realice sea de alta complejidad, y preferentemente que los cirujanos sean de dedicación exclusiva a la bariátrica.
Todos estos objetivos se cumplen en el Servicio de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Hospital Universitario Austral, donde se practican estas cirugías desde el año 2003.
“Además, es importante resaltar que para la obtención de los mejores resultados, el paciente debe saber que la cirugía no es mágica y que requiere de un compromiso a la altura del cambio de hábitos, la ingesta de vitaminas, la realización de actividad física y la realización de un seguimiento cada 3 meses el primer año, cada 6 meses el segundo año y anualmente a partir del 3 año”, finalizó el Dr. Pedro Martinez Duartez.