El acné es una de las afecciones más comunes que existen. El nombre, con el que se la conoce desde el Siglo VI, deriva de la palabra latina acme y significa cumbre o punto álgido, porque se comparaba el aspecto que daba a la piel con el de una enfermedad en su momento de máxima virulencia.
Con grados de severidad muy diferentes, el acné aparece en un 80 u 85 por ciento de los adolescentes y jóvenes en algún momento entre los 12 y los 25 años. Se comienza a manifestar más típicamente entre los 13 y los 15 años y sus causas pueden ser múltiples, pero se vinculan más comúnmente con los cambios hormonales propios de esa edad. Al aumentar la secreción sebácea y el recambio celular de la piel, se bloquean los folículos pilosos. El resultado es una reacción inflamatoria que se agrava por la acción de bacterias epidérmicas que producen infección y secreciones.
Las lesiones quedan muy expuestas, ya que en el 90% de los casos se manifiestan en la cara. El impacto que provocan es fundamentalmente estético, pero no hace falta aclarar la importancia que esto puede cobrar en los adolescentes, y cómo puede repercutir directamente en su estado anímico y emocional y en sus relaciones sociales. De acuerdo con el Consenso sobre Acné publicado en el 2005 por la Sociedad Argentina de Dermatología, más de la mitad de los casos tratados de acné corresponden a grados moderados o severos de la afección, y el 62% de los pacientes que consultan por este tema es población femenina.
Lo más común es que luego de unos 5 años de evolución, el acné cese su actividad tan espontáneamente como surgió. Pero los problemas no se acaban con la adolescencia, porque si bien es muy poco frecuente que los granos sigan apareciendo en el rostro más allá de esa edad, el acné deja su marca. La piel queda con cicatrices tan numerosas, profundas y extendidas como severo haya sido el acné en su etapa activa.
El cirujano Roberto Amado-Cattaneo, director Advanced Laser Center, destacó que “existe una multitud de tratamientos para moderar las fases activas de la afección, con diversa efectividad según los casos; pero las secuelas o cicatrices han planteado un complicado problema estético que puede arrastrarse de por vida”.
“Uno de los más modernos tratamientos no invasivos con dispositivos de tecnología láser se encuentra ya en la Argentina: el Cutera Xeo. Un método que regenera la piel por estimulación de las células productoras de colágeno mediante aplicaciones de láser realizadas por el médico con un dispositivo manual –denominado Laser Genesis– sobre la superficie de la zona a tratar. El notable efecto reparador que esto produce se logra en consultorio, sin necesidad de cirugía, ni de anestesia, ni período posoperatorio”, indicó Amado-Cattaneo.
El especialista explicó que la tecnología que lo posibilita utiliza láser Neodmium-Yag y su fundamento es la energía lumínica absorbida por las capas superiores de la dermis, ubicada por debajo de las capas superficiales de la piel, de modo que se transforma en energía calórica y produce un ligero calentamiento que estimula la renovación del colágeno.
“No es un tratamiento del acné sino reparador de las cicatrices y las imperfecciones de la textura de la piel, y por eso puede ser utilizado sólo una vez que el acné ya ha cesado su etapa activa. El sistema Laser Genesis se utiliza también para el tratamiento de las arrugas finas, el enrojecimiento disperso y otros efectos prematuros del envejecimiento y la acción del sol”, remarcó.
Los resultados, que tienden a lograr un aspecto completamente natural de la piel devolviéndole su textura, dependen de la severidad de las lesiones. Un tratamiento típico de las secuelas del acné con este sistema comprende seis sesiones en total, con dos semanas de intervalo entre ellas. Tras una aplicación del láser, que demanda menos de una hora y se hace de manera sencilla con un dispositivo manual, el paciente continúa con sus actividades habituales.
Dentro de la gama de tratamientos que posibilita la tecnología de Cutera disponible en el país, se encuentra además la novedosísima corrección de arrugas sin cirugía mediante Titan, otro dispositivo de aplicación de energía lumínica –en este caso luz infrarroja– para regeneración de la piel. También está equipado con Photo Genesis, que elimina manchas de daños solares de la piel en 2 a 6 sesiones.