Los Cálculos en la vesícula en la Argentina se encuentra entre los países con más incidencia. Algunos indican que puede deberse al consumo elevado de carnes rojas. Afecta a hombres y mujeres por igual aumentando su aparición después de los 30 años.
Los Cálculos en la vesícula en la Argentina se encuentra entre los
países con más incidencia. Algunos indican que puede deberse al consumo elevado de carnes rojas. Afecta a hombres y mujeres por igual aumentando su aparición después de los 30 años.
La Asociación Argentina de Cirugia responde algunas consultas a un tema frecuente entre los argentinos.
¿Qué es la vesícula biliar?
El hígado, la cocina del organismo, es un órgano vital que fabrica una secreción endócrina que va a la sangre, y una exocrina: la bilis.
La bilis es una mezcla de agua y cristales en equilibrio que al salir del hígado, por las vías biliares, se concentra en la vesícula y se vuelca en el duodeno cuando el alimento llega a él. Es un “detergente” que ayuda en la digestión y fracciona las grasas, permitiendo su absorción para nutrirnos.
¿Qué es la litiasis biliar?
Cuando se rompe el equilibrio entre agua y cristales en la bilis, estos últimos precipitan en la pared de la vesícula, formándose un barro o arenilla biliar, que al fusionarse forman los cálculos. En su aparición tienen que ver la alimentación, los períodos prolongados de ayuno, la genética y algunas cirugías, como la gastrectomía o la cirugía de la obesidad.
En Argentina la incidencia de litiasis biliar es una de las mayores del mundo. Algunos sugieren que está vinculada al consumo elevado de carnes rojas. Afecta en igual medida a varones y mujeres, y puede aparecer a cualquier edad, aunque aumenta su frecuencia después de los 30 años.
¿Cuáles son considerados “síntomas de alarma”?
El síntoma más frecuente es el dolor abdominal de tipo cólico luego de la ingesta de comidas “pesadas”. Hay signos, como la coluria (orina oscura), la ictericia (piel y ojos amarillos), la fiebre o el dolor que no cede con la aplicación de antiespasmódicos, que obligan a descartar complicaciones.
El método de diagnóstico más eficaz para detectarla es la ecografía, también se puede pedir una rutina de laboratorio y las dudas culminan con estudios más complejos, como la colangio-resonancia.
¿Cómo se trata la litiasis biliar?
En 1987, el francés Philippe Mouret propuso la Colecistectomía Laparoscópica, cirugía laparoscópica de vesícula, que ingresó en Argentina en octubre de 1990. Esta técnica, rápidamente aceptada, propone innegables beneficios estéticos, internaciones muy cortas y rápida reinserción laboral.
La operación se realiza con anestesia general. Debe ser hecha por cirujanos entrenados en instituciones habilitadas. Ingresa, a través del ombligo, en el abdomen insuflado con CO2, una endocámara vinculada a un sistema de ópticas, fuente de luz fría y monitor de TV, donde el equipo ve la cavidad abdominal con su anatomía magnificada 40 veces o más.
Por incisiones milimétricas ingresan cánulas que permiten a su vez el ingreso de los instrumentos que realizan la operación: despegar la vesícula del hígado, separarla de las vías biliares, hacer la Colangiografía para conocer su anatomía y su contenido, y finalmente sacarla, entera, a través del ombligo, como destapando un corcho. El postoperatorio es muy corto, al punto que la técnica ya ha sido incluida en programas de cirugía ambulatoria.
¿Qué pasa si no me opero?
La litiasis biliar sintomática debe ser operada. El manejo de las eventuales complicaciones por no haber intervenido exige desafíos mayores en cuanto a complejidad quirúrgica y de reanimación que inciden además en los costos, prolongan las internaciones, demoran la reinserción laboral e incrementan la mortalidad. Son mayores los riesgos de la abstención que los de la cirugía.
¿Cómo vivo sin la vesícula?
Hay que recordar que la vesícula sin cálculos NO debe ser extirpada. Ella forma parte de un “mecanismo de relojería” perfecto que interviene en la digestión. Cuando tiene cálculos, la vesícula pierde protagonismo en el proceso.
La colecistectomía sin complicaciones no deja secuelas ni consecuencias. Algunos pacientes presentan diarreas que duran poco tiempo, y otros manifiestan alguna distensión abdominal o reflujo gastroesofágico antes o después de comer, aunque los índices de incidencia son bajos. Mientras que otros pacientes aumentan de peso al sentirse liberados y comer en exceso después de la operación.
(*) por Pablo Sonzini Astudillo- Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía. Jefe Servicio Cirugía “Pablo Mirizzi” - Hospital Nacional de Clínicas – Córdoba. MP9139