La diarrea aguda es un importante problema de salud a nivel mundial. Constituye una de las principales causas de enfermedad en la primera infancia, especialmente en países en desarrollo, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la tercera causa global de mortalidad en menores de 5 años.
La diarrea aguda es un importante problema de salud a nivel mundial. Constituye una de las principales causas de enfermedad en la primera infancia, especialmente en países en desarrollo, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la tercera causa global de mortalidad en menores de 5 años.
La diarrea suele ser un síntoma de una infección del tracto digestivo, que puede estar ocasionada por diversos organismos bacterianos, víricos y parásitos. La infección se transmite por alimentos o agua de consumo contaminado, o bien de una persona a otra como resultado de una higiene deficiente.
La pediatra Valeria Blumetti, de la Clínica Zabala, explicó que "el cuadro diarreico más frecuente en niños es la gastroenteritis, un conjunto de trastornos producido por la inflamación de la mucosa gástrica y de la mucosa intestinal y cuyo síntoma principal es la diarrea. Puede estar acompañada por otros síntomas como náuseas y vómitos, pérdida de apetito, retorcijones y malestar en el abdomen".
"En la mayoría de los casos se debe a una causa infecciosa provocada por virus (fundamentalmente Rotavirus, y con menor frecuencia, Adenovirus, Calicivirus, Astrovirus), bacterias (Salmonella, Campylobacter, Shigella, Aeromonas, Yersinia.) y parásitos (Giardia lamblia). También puede ser causado por cuestiones dietéticas y nutricionales (intolerancia a las proteínas de leche de vaca o gluten, introducción de nuevos alimentos inadecuadamente, dietas hiperconcentradas, hiper o hipocalóricas)", indicó Blumetti.
La pediatra comentó que "los síntomas más frecuentes son los vómitos, la diarrea acuosa (10 a 20 deposiciones por día), deshidratación, fiebre y dolor abdominal. El vómito y la fiebre ceden en los 2-3 días de la enfermedad y la diarrea suele persistir 4 ó 5 días".
Los factores de riesgo para contraer, prolongar o complicar la enfermedad diarreica, pueden ser de tipo:
· Ambiental y familiar: agua y alimentos contaminados, inadecuado manejo de excretas, hacinamiento, familiares con enfermedad diarreica, viajes, presencia de animales, condiciones higiénicas deficientes.
· Inherentes al niño:
Edad: el lactante pequeño tiene más riesgo de deshidratación por su composición corporal. Asimismo, a menor edad, mayor riesgo de compromiso general por bacteriemia y/o sepsis asociada.
Estado nutricional: en pacientes desnutridos la velocidad de recuperación de la mucosa intestinal es más lenta, puede estar aumentada la susceptibilidad a diarreas prolongadas que deterioran aún más su estado nutricional.
Enfermedades de base: deben ser tenidas en cuenta, ya que podrían modificar las conductas terapéuticas (cardiopatías, inmunodeficiencias, etc.).
La diarrea causada por el rotavirus, es cada vez más frecuente. Se trata de un virus intestinal y su incidencia afecta especialmente a lactantes y niños pequeños.
El Rotavirus puede provocar desde una infección asintomática en menores de 3 meses, hasta una diarrea grave con deshidratación. Puede presentarse en cualquier época del año, aunque su incidencia aumenta durante el invierno.
El virus puede sobrevivir horas en las manos e incluso días en superficies sólidas, y permanece con capacidad para infectar hasta por varias semanas. Por este motivo es muy común el contagio entre miembros de la familia, en los colegios y guarderías.
Prevención
- En la actualidad se dispone de dos vacunas vía oral a partir de las 6 semanas de vida. No protege contra otros virus o bacterias.
- Todos los miembros de la familia, deben lavarse las manos.
- Se recomienda lavar bien los juguetes.
- El agua para beber debe ser potable.
- La lactancia materna es altamente recomendable para disminuir la exposición al virus.
El Síndrome Urémico hemolítico también es una causa común de diarrea. Se trata de una enfermedad causada por una bacteria que puede estar presente en los alimentos y en el agua afectando particularmente a niños, ancianos y aquellos que, por padecer otras enfermedades, tienen su sistema inmunológico deprimido. Su contagio suele provocar diarrea con sangre, palidez, dolores abdominales y vómitos, cambio de carácter y disminución de la eliminación de orina.
Prevención
- Siempre lavarse las manos con agua y jabón
- Lavar cuidadosamente las frutas y verduras antes de consumirlas
-Limpiar muy bien la mesada y/o tablas usadas para apoyar los alimentos crudos y cocinar los alimentos a temperaturas elevadas, que aseguren la destrucción de la bacteria.
Cuidado en las bebidas y las comidas
La hidratación y la dieta son los tratamientos básicos para los cuadros de diarrea.
Los afectados por la diarrea suelen padecer un cuadro de deshidratación, debida a las pérdidas de líquidos y sales minerales. Es fundamental que los niños beban abundante agua, y en los casos en que la diarrea sea abundante, especialmente en niños pequeños, es recomendable que beban soluciones de rehidratación oral.
En cuanto a la dieta, si el niño tiene hambre y no vomita puede hacer una dieta prácticamente normal evitando, al comienzo, bebidas y alimentos muy azucarados (refrescos, jugos de manzana, pastelería) o muy grasos. Es frecuente que se recomienden dietas astringentes (arroz, zanahoria, polenta, etc.), que pueden ayudar a disminuir el número de deposiciones, pero no deben mantenerse más de unos pocos días, pues una dieta pobre en grasas puede favorecer a una diarrea crónica.
Para evitar la diarrea en los niños es importante mantener una buena higiene, el lavado de manos con agua y jabón, así como la limpieza de los alimentos, juguetes y todos los objetos que entren en contacto con ellos. Ante la prevalencia de cualquiera de los síntomas mencionados anteriormente se recomienda recurrir a un profesional gastroenterólogo para seguir el tratamiento indicado.