Existen diferentes formas de abordar la patología, sin embargo, son los tratamientos regenerativos los que ofrecen soluciones más efectivas.
La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones donde la superficie del cartílago se desgasta, provocando el roce de los huesos entre sí y generando fricción, dolor, hinchazón y pérdida de movimiento. Con el tiempo, la articulación llega a perder su forma original y pueden crecer en ella sobrehuesos.
Gonzalo Yamauchi, especialista en Medicina Familiar y medicina Musculoesquelética, Miembro fundador de LAOM (Asociación Latinoamericana de medicina musculoesquelética) y Médico de familia del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó que "el dolor producido por la artrosis es un dolor mecánico: se manifiesta al utilizar la articulación, no se presenta en reposo y suele ir acompañado de limitación del movimiento".
Tratamientos
Yamauchi afirmó que los tratamientos más difundidos "son los farmacológicos", dentro de estos la primera línea son los analgésicos. Los antiinflamatorios solo sirven para paliar el dolor producido ya que no atacan la causa, sino que solo tratan de tapar un síntoma. En preferencia, si un paciente requiere algo para el dolor producido por la artrosis es de buena práctica que tome analgésicos no anti-inflamatorios como el paracetamol o los derivados de la morfina ya que varios estudios demostraron que este tipo de medicamentos no inhibe la reparación natural del cartílago.
Además, el especialista indicó que "existe una segunda línea de medicamentos para la artrosis que funcionan estimulando la generación de cartílago: como por ejemplo la glucosamina, los saponificados de soja y palta, o la diacereína".
¿Qué pasa cuando la artrosis no responde a los medicamentos vía oral?
La segunda línea de tratamientos para la artrosis es la terapia física, fortalecer la masa muscular es crítico para la mejoría del dolor y para el funcionamiento de la articulación afectada. Si la terapia física y los medicamentos no funcionan, la siguiente opción son las inyecciones intrarticulares (inyecciones dentro de la articulación).
Tratamientos regenerativos para la artrosis
Existen tratamientos que apuntan a regenerar el cartílago y que ese cartílago sea de buena calidad (buena calidad de colágeno), así como dar fuerza a la cápsula articular.
La técnica más moderna en el mundo en cuanto a tratamientos regenerativos para la artrosis son las células madre. Las células madre se obtienen de dos lugares posibles: de la grasa abdominal y/o de la médula ósea que se extrae bajo punción de la cresta iliaca. La ventaja de las células madres es que se inyectan células que se convierten en aquellas que están dañadas reemplazándolas en su función. Por ejemplo para la artrosis se inyectan células madres para que se conviertan en condrocitos (células propias de la articulación) reemplazando a las dañadas.
Esto lleva a la regeneración y reparación de la articulación. En Estados Unidos se utilizan células madres hace ya más de 10 años con grandes resultados. Es habitual inyectarla asociada a plasma rico en plaquetas y se realizan 1 o dos inyecciones anuales, se recomienda más que nada para articulaciones grandes como rodilla y cadera. En la actualidad las células madres no se pueden realizar en Argentina ya que la legislación no permite su uso, solo permite su uso para fines de investigación.
Otra técnica es la Proloterapia, inyecciones de dextrosa (un azúcar) a alta concentración como irritante que genera inflamación lo que lleva a la producción de nuevos vasos sanguíneos alrededor de la articulación. De esta manera, atrae factores de crecimiento y de regeneración a la articulación dañada generando una cascada de reparación de la articulación. Los tratamientos con dextrosa son una vez por mes y suelen requerirse de 4 a 6 tratamientos para que el paciente mejore por lo menos un 80%.
Por último está el Plasma Rico en Plaquetas (PRP), que lo que se hace es inyectar factores de crecimiento y regeneración directamente dentro de la articulación. Los factores de crecimientos y las sustancias que estimulan la reparación y regeneración de los tejidos se encuentran en la pared de las plaquetas. El PRP consiste en la centrifugación de la sangre del paciente para extraer las plaquetas para luego romperlas y liberar estos factores regenerativos. Los tratamientos con plasma suelen ser cada 4 a 6 semanas y se requieren entre 2 y 4 para la mejoría del paciente. Si bien la efectividad real del plasma todavía no se encuentra dilucidada en los trabajos de investigación se estima que es del 70 al 90%.