Los ajustes de precios actuales son un obstáculo para desarrollar hábitos de alimentación saludable que no repercutan en la economía personal ya que los productos saludables no son la opción más barata. Frente al aumento de los precios se hace difícil cuidarse en las comidas. Pero es posible
Una de las excusas más recurrentes para postergar un programa de alimentación saludable suele ser el precio de los productos dietéticos, que por su cualidad de “verdes” muchas veces llegan a costar el doble que su versión estándar.
Sin embargo, existen muchas opciones y hábitos de consumo que nos ayudan a gastar menos cuando buscamos corregir nuestras conductas alimenticias, para sentirnos y vernos mejor.
“Tener buenas costumbres a la hora de elegir lo que comemos es importante en el corto y en el largo plazo, por eso es necesario adecuarnos para seguir comiendo de manera saludable más allá de los vaivenes económicos”, recomienda la médica nutricionista Andrea Miranda, directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI).
La especialista aconseja:
Buscar precios. Cada verdulería y cada supermercado maneja precios distintos, por eso, es importante recorrer locales para evitar abusos y precios remarcados. Una buena opción es buscar las ferias que, en general, una vez por semana, se hacen en casi todos los barrios y hacer una compra que dure varios días.
Compras al por mayor. Esto aplica para todos los productos que se consumen a diario en un hogar, pero especialmente a aquellos ítems que se repiten en un programa de nutrición saludable como las colaciones, que se consumen incluso varias veces al día. De esta manera se puede ahorrar comprando productos con vencimientos extendidos como gelatinas light o leche en polvo descremada para cortar la infusiones.
Frutas y verduras de estación. Una buena forma de ahorrar algunos pesos en la verdulería – y consumir productos de mejor calidad- es elegir las frutas y verduras de estación. En otoño e invierno conviene privilegiar bananas, mandarinas, manzanas, naranja, pomelo, palta, así como acelga, apio, berro, brócoli, remolacha, zanahoria, zapallos y calabazas.
Comprar al productor. Existen productores rurales que por una fracción del precio que se comercializan en un supermercado, ofrecen alimentos de alta calidad. Este es el caso de los productos de granja como quesos y huevos, e incluso de quienes venden frutos secos. Al evitar a los intermediarios, el precio de lo que consumimos baja de manera considerable.
La colación económica. Un gran aliado para descender de peso en forma saludable es el turrón. Se consigue tanto en supermercados como en kioscos, algunos de los cuales ofrecen promociones por cantidad. El turrón es un snack de pocas calorías que aporta saciedad y ayuda a llegar con menos hambre a la próxima comida.
Acompañar el programa con actividad física. Tanto si queremos bajar de peso como si buscamos tener hábitos más saludables, es importante acompañar una alimentación liviana con actividad física. Una caminata o trote de 30 minutos al día al aire libre tiene un costo de cero pesos y mostrará resultados en tu cuerpo y en tu estado de ánimo muy pronto.