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Cómo recuperar la piel después del verano
El verano terminó y el sol, el agua y el viento dejaron su huella en el órgano más extenso y expuesto de nuestro cuerpo.
3 de marzo de 2016
El verano terminó y el sol, el agua y el viento dejaron su huella en el órgano más extenso y expuesto de nuestro cuerpo. Durante tres meses, nuestra piel estuvo sometida de manera prolongada a los rayos del sol, muchas veces sin la fotoprotección adecuada o la hidratación necesaria, y con la interrupción de la rutina de cuidados, además de la depilación constante.

Al aspecto reseco, irregular y sin vida, se suma que a largo plazo esto provoca el envejecimiento prematuro de la piel. La buena noticia es que todavía estamos a tiempo de revertir la situación y hacer algo para recuperar el brillo y elasticidad naturales.

¿Cómo empezar?

“Además de las cremas nutritivas y los tratamientos para recuperar la lozanía de nuestra piel, tenemos que ingerir al menos dos litros de agua por día, seguir un plan de alimentación saludable y evitar sustancias como el alcohol y el cigarrillo”, asegura la médica nutricionista y médica esteticista Andrea Miranda, directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI). El agua nos ayuda a purificar, tonificar e hidratar la dermis en profundidad.

Asimismo, desde la Sociedad enfatizan la importancia del estado psicoemocional del paciente que quiere iniciar un tratamiento estético. “El estrés también perjudica a nuestra piel, por ello hay que aprovechar que venimos relajadas de las vacaciones para mantener ese estado y evitar situaciones que atenten contra nuestro equilibrio. También es importante descansar bien durante la noche”, explica la especialista, que también dirige la Clínica Integral de Nutrición y Estética Saludable (CipSalud).

Respecto a los procedimientos, la médica recomienda comenzar con una exfoliación para reparar los daños del sol, disminuir las manchas que nos puedan haber quedado como consecuencia y estimular la producción de colágeno. “La exfoliación prepara la piel para el resto de los tratamientos, elimina las células muertas, afina los poros y mejora el brillo de nuestra piel”, detalla Miranda y agrega: “El peeling químico y la dermoabrasión cutánea son dos técnicas no invasivas que, a través de la acción mecánica o química, renuevan las capas superficiales de la piel al acelerar el recambio celular”.

El segundo paso consiste en hidratar profundamente los tejidos; para el rostro se aconseja aplicar, al menos una vez por semana, mascarillas nutritivas y con componentes regenerantes, ya sean aceites naturales, baba de caracol, colágeno, ácido hialurónico, caviar, silicio, oro o perla. “Las manos y los labios también deben hidratarse, son dos de las partes de nuestro cuerpo que más descuidamos durante el verano. El contorno de los ojos es otro de los grandes perjudicados con la deshidratación de la piel”, advierte la especialista.

Cabe recordar que mientras las pieles grasas pueden sufrir brotes de acné al finalizar el verano —el sol reseca los granitos, pero luego se puede producir un efecto rebote—, las secas se deshidratan, por lo que es importante contar con asesoramiento profesional para recibir el cuidado adecuado según nuestro tipo de piel y edad.