Ante las frecuentes olas de frío en el país y la ciudad de Buenos Aires y el inicio de la temporada alta de nieve, el Consejo Argentino de Oftalmología advierte a la población que los vientos y las bajas temperaturas atacan la sensibilidad de los ojos, así como los reflejos de grandes superficies de agua y nieve, por lo que es importante protegerse en forma adecuada. Tanto los mayores como los más chicos.
El frío impacta sobre la córnea y provoca un aumento en la secreción de lágrimas. Esto no implica el mal funcionamiento de alguna de las estructuras del ojo, sino que es una reacción natural. Aunque normalmente no produce problemas de gravedad en la vista, el aumento del lagrimeo puede ocasionar molestias y preocupación en el paciente.
Por otro lado, la exposición al reflejo del sol en la nieve provoca en la córnea el mismo efecto que la radiación de las soldaduras, llamada queratitis de exposición. La nieve puede reflejar hasta el 80 por ciento de la luz solar, frente a lo cual hay que usar antiparras, o anteojos oscuros envolventes.
En general, se deben utilizar anteojos oscuros con protección ultravioleta para resguardar la vista del viento y el sol, que continúa emitiendo sus rayos nocivos aún en épocas de bajas temperaturas.
Los oftalmólogos del Consejo Argentino de Oftalmología remarcan que los menores deben ser cuidados desde pequeños con anteojos protectores, porque la radiación ultravioleta es acumulativa en la córnea, en el cristalino y en la retina. Los tres sectores por donde la luz penetra en el órgano visual.