El 4 de diciembre fue el Día Mundial de la alergia. El doctor Ricardo Zwiener, especialista en el tema, en alusión a esta fecha detalla cómo la alergia se convirtió en la epidemia no infecciosa del siglo XXI. Los detalles
“En los últimos 50 años la actividad humana, como por ejemplo el consumo de combustibles fósiles provocó la liberación de cantidades de dióxido de carbono ( y de otros gases de efecto invernadero), ocasionando retención de más calor en las capas inferiores de la atmósfera y alterando el clima mundial. Este cambio climático tiene un impacto significativo no solo para el medio ambiente sino también para la salud humana”, destaca el Dr. Ricardo Zwiener, médico de Alergología e Inmunología del Hospital Austral.
La relación entre el cambio climático y alergias, cada vez es más clara. No solo porque las alergias se cuentan entre las patologías cuya incidencia más aumento, sino también porque los cuadros son cada vez más graves, prolongados y frecuentes.
“Esto es tan importante que muchos ya consideran a la alergia como la epidemia no infecciosa del siglo XXI. Actualmente una de cada tres personas padece un problema de alergia, y las cifras continúan aumentando de forma regular, estimándose que en 10 años, una de cada dos personas será alérgica. Es decir que las alergias afectarían al 50% de la población”, suma Zwiener.
Las enfermedades alérgicas son el resultado de la combinación que existe entre la carga genética, el ambiente y el sistema inmune a nivel de las mucosas; mientras que los aeroalérgenos (es decir aquello que provoca la alergia) cambian por los efectos del cambio climático (varía la distribución, calidad y cantidad).
“Ocurre que el aumento de la temperatura y los cambios en los patrones de las lluvias modifican la calidad del aire y los aéroalergenos -fundamentalmente el polen- con temporadas de polinización más largas. También aumentó el número de plantas que podrán generar alergias a las personas predispuestas. Esto, sumado a la presencia de contaminantes ambientales condiciona el incremento de casos de rinitis, conjuntivitis y asma. El motivo es que tanto los alérgenos como la polución inflaman y dañan las vías aéreas respiratorias”, explica el especialista.
En cuanto a las teorías, aún no se sabe ciertamente a qué se debe la alergia, aunque la hipótesis más aceptada es la de la “teoría higiénica”, que sostiene que como consecuencia de la evolución médica y de ciertos hábitos de vida, los seres humanos vivimos hoy en un ambiente más aséptico, limpio, y por ende estamos menos expuestos a infecciones, sin olvidar la vacunación masiva que es realiza durante la infancia.
Si a eso se le suma el uso de medicamentos que bloquean la respuesta inmunológica, el sistema inmunológico de defensa no actúa sobre los microbios, pero sí frente a otros elementos inocuos del ambiente.
¿Y quiénes son los más perjudicados? “Sin lugar a duda los niños, especialmente, porque muchas patologías como el asma se presentan básicamente en los primeros años de la vida (se la considera la enfermedad crónica más frecuente de la infancia). El riesgo de este aumento de exposición y sensibilización a los distintos alérgenos provoca que la llamada ‘marcha alérgica’ en los niños aumente la progresión a desordenes alérgicos, mientras que en los adultos lleva al aumento de la persistencia de los síntomas o al desarrollo de nuevas alérgicas, afectando a la población de adultos mayores”, comenta el Dr. Ricardo Zwiener.
Las personas afectadas presentan cuadros con distintos síntomas, dependiendo de la localización del cuadro alérgico. Entre éstos se cuentan los estornudos, la congestión nasal y ocular, la secreción nasal, la picazón en nariz, el paladar y los ojos, los síntomas respiratorios (sensación de falta de aire, tos crónica, cuadros de broncoespasmos con sibilancias y procesos inflamatorios en piel).
“Además, en los últimos años también se observó un aumento en la gravedad de los cuadros, ya que muchos se presentan con anafilaxia, que es una reacción alérgica sistémica muy agresiva, grave y potencialmente mortal que debe tratarse de manera urgente, y que puede estar ‘gatillada’ por diversos desencadenantes como por ejemplo alimentos, medicamentos, látex y picaduras de ciertos insectos”, completa el especialista.
Claves o medidas a tener en cuenta para que el organismo no padezca tanto los cambios:
-Promover una alimentación sana, libre de aditivos alimentarios.
-Reducir el tabaquismo.
-Promover el deporte, realizar actividades al aire libre con exposición al sol y estar en contacto con la naturaleza.
-Educar a los jóvenes con mensajes clave acerca del cuidado del medio ambiente.
-Evitar la automedicación sobre todo el uso indiscriminado de antibióticos.
-Fomentar la lactancia materna.
Entre el 4 y el 10 de abril de 2016 se llevará a cabo la Semana Mundial de la Alergia, que se centrará en cómo adaptarse al cambio climático, ya que las constantes variaciones hacen que los síntomas de quienes padecen asma, alergia y otras enfermedades respiratorias se exacerben.