La Insuficiencia Cardíaca es una enfermedad que afecta a 2 de cada 100 personas, pero con el avance de la edad su frecuencia es mayor y afecta a 10 de cada 100 personas mayores de 80 años
La Insuficiencia Cardíaca es una patología que deteriora la calidad y reduce la expectativa de vida de las personas que la padecen. Se produce por la imposibilidad del corazón de eyectar la sangre que necesitan los órganos para su metabolismo o por la dificultad para llenarse. Los síntomas más frecuentes son la falta de aire, edemas en las piernas y cansancio fácil, entre otros.
Las causas que llevan a la Insuficiencia Cardiaca (IC) son el infarto, la enfermedad coronaria, las valvulopatías no corregidas, las miocardiopatías, la hipertensión arterial y la diabetes mal controlada.
El control de los factores de riesgo para el desarrollo de la (IC) permite reducir que aparezcan nuevos casos. Como la primera causa de IC es la enfermedad coronaria, luchar contra el tabaquismo, lograr cifras adecuadas de tensión arterial, colesterol y glucemia y asegurar el tratamiento de la enfermedad coronaria, son medidas que permitirán disminuir los casos.
En el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires funciona la Sección de Insuficiencia Cardíaca, liderada por la doctora Mirta Diez y un grupo de especialistas con una extensa experiencia. El equipo cuenta con un enfermero y con una coordinadora de logística para generar una red de contención que acompaña y ayuda al paciente a convivir con la enfermedad.
La filosofía del Departamento de Insuficiencia Cardíaca es poder brindarle al paciente todo el espectro terapéutico dentro de su enfermedad, desde un control médico ambulatorio, un tratamiento personalizado en la internación hasta un corazón artificial o trasplante si fuera necesario.
El tratamiento del paciente que sufre esta patología incluye diferentes aspectos, llevar una vida saludable que incluya una dieta balanceada baja en sodio y actividad física, tomar la medicación indicada por el profesional y asistir a los controles médicos según indicación. Este tratamiento debe contemplarse dentro de un equipo multidisciplinario de insuficiencia cardíaca.
Los pacientes que tienen riesgo aumentado de muerte súbita deben recibir un cardiodesfibrilador implantable. También se beneficia con el implante de un resincronizador ventricular que permite mejorar la función ventricular, la capacidad de ejercicio y mejorar la supervivencia.
A pesar de los avances en el tratamiento farmacológico y la disponibilidad de los dispositivos implantables entre un 5 a un 10% de los pacientes con insuficiencia cardíaca, presentan un avance de la enfermedad por lo que requieren internaciones frecuentes para el manejo de los síntomas. Las hospitalizaciones producen una reducción de la calidad de vida y aislamiento social.
La mortalidad de la IC a largo plazo continua siendo alta. En los pacientes sintomáticos, la mortalidad a 5 años es del 50% y en la IC avanzada puede ser tan alta como del 75% al año.
En aquellos pacientes que no responden al tratamiento médico óptimo y que tienen un alto riesgo de muerte, el trasplante cardíaco mejora la calidad de vida global, la capacidad de ejercicio y posibilita la reinserción laboral.
En algunas condiciones clínicas de extrema gravedad como el shock cardiogénico, donde el corazón no puede sostener la función de los restantes órganos, la mortalidad es muy elevada. En este escenario, es necesario una asistencia mecánica o “corazón artificial” para permitir que el corazón se recupere o que el paciente pueda recibir un trasplante en caso de ser candidato a esta terapia.
El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires atiende más de 20 casos por mes de pacientes con insuficiencia cardíaca descompensada y cuenta con un programa activo que incluye la asistencia ventricular como puente al trasplante cardíaco.
Los pacientes ambulatorios continúan su cuidado en la Clínica de Insuficiencia Cardíaca, que incluye el trabajo interdisciplinario de los integrantes del equipo de salud y tiene como pilares la educación del paciente y su familia, el seguimiento programado de visitas presenciales y telefónicas, los programas de rehabilitación y nutrición especializados. Este enfoque organizado y supervisado asegura que los pacientes reciban el tratamiento recomendado por las guías internacionales y nacionales para el manejo de la enfermedad.