La amenaza del Mal de Alzheimer hace que cada vez sean más jóvenes los adultos que hacen consultas médicas por olvidos involuntarios o distracciones que asocian a los primeros síntomas de esta enfermedad.
Según los neurólogos, la incidencia de la enfermedad, que afecta a unos 450 mil argentinos, es directamente proporcional a la edad: los neurólogos estiman que de cada 20 personas mayores de 65 años, una padece Alzheimer, y entre los mayores de 80, el índice trepa al 50 por ciento. Sin embargo, las consultas cada vez son más prematuras e involucran a adultos jóvenes, entre 35 y 45 años, que llegan al consultorio preocupados olvidos ocasionales.
El director del área de Gerontopsiquiatría y del Programa Alzheimer del Hospital Alvear, Ignacio Brusco, consideró que el aumento de la información que circula en la sociedad es uno de los factores que explica el incremento en el número de consultas y advirtió que, generalmente, los adultos jóvenes consultan por olvidos reiterados porque piensan que pueden tener Alzheimer, aunque en la mayoría de los casos, en estos grupos etarios, son síntomas asociados a una depresión o trastornos de ansiedad.
Brusco explicó que hay dos grandes tipos de Alzheimer: el esporádico, que es el más frecuente y tiene una incidencia de transmisión familiar similar al cáncer, y otro que se dispara por mutaciones genéticas y que se hereda en el 50 por ciento de los casos.
Por su parte, José Bueri, jefe del Servicio de Neurología del hospital Austral, también aseguró que entre los 40 y los 50 años lo más probable es que sean síntomas que delaten un estado depresivo, manifiesto o no, que causa distracciones, problemas de atención y provoca olvidos y de ser diagnosticado es tratable e incluso, reversible.
El Alzheimer es una enfermedad que desata un proceso degenerativo en el sistema nervioso central y produce un deterioro, progresivo e inexorable, de las funciones intelectuales. El síntoma inicial, y el más conocido popularmente, es una disminución de la memoria a corto plazo y de la capacidad de concentración. En estadios más avanzados, se dificulta el lenguaje y la orientación espacial y en fases terminales, se pierde la capacidad de percepción, de hablar y moverse, la continencia urinaria y fecal y se avanza hacia la demencia.