La grasa corporal produce sustancias vinculadas al crecimiento de tumores. Se sabe también que no genera directamente cáncer. Estrógenos, insulina, inflamación persistente de la grasa y el cambio de peso a lo largo de la vida, pueden favorecer el desarrollo de distintos tipos de tumor.
“La grasa corporal produce una gran cantidad de sustancias que modifican al resto del organismo y que ellas, si bien no producen directamente tumores, se vinculan con su crecimiento”, afirma el Mario Damiano, especialista en Oncología Clínica de la Clínica Centro de San Jorge (Provincia de Santa Fe) e integrante de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
El sobrepeso y la obesidad están asociados a un riesgo mayor de contraer muchos tipos de cáncer: entre otros, cáncer de mama luego de la menopausia, de endometrio, de esófago, colorrectal, de vesícula biliar, de riñón, de páncreas y de tiroides. El exceso de peso es el responsable del 14% de todas las muertes por cáncer entre los hombres y del 20% entre las mujeres.
De la obesidad al cáncer
¿Cómo asociar el exceso de grasa corporal y mayor riesgo de cáncer? “Probablemente la respuesta empiece a asomar al entender que la grasa de nuestro cuerpo no es, como se pensó durante muchos años, solamente un depósito de energía”, sostiene el Dr. Damiano.
“Actualmente sabemos que la grasa produce una gran cantidad de sustancias que modifican al resto de nuestro organismo y que ellas, si bien no producen directamente tumores, se vinculan con su crecimiento.”
El estrógeno
Una de las causas que podría conducir de la obesidad al cáncer tiene que ver con el estrógeno, la hormona femenina que se produce en el ovario. Esta hormona está vinculada a muchos cánceres de mama y de endometrio (un tipo de cáncer de útero). En las mujeres, luego de la menopausia, los ovarios dejan de producir estrógeno por lo cual disminuye su cantidad en el organismo; sin embargo en la grasa también se produce estrógeno y una mujer obesa tiene el doble de hormona femenina que una mujer con peso normal.
La insulina
También la insulina, hormona que se encarga de incorporar el azúcar de la sangre en los distintos órganos de nuestro cuerpo, está vinculada con el cáncer de mama, colon (intestino grueso) y páncreas. Muchas veces los pacientes obesos son diabéticos o tienen resistencia a la insulina, por lo cual el organismo no responde a ella. Esto genera que se produzca aún más insulina y en algunos tumores este exceso estimula su crecimiento.
Otra situación que puede aclarar este vínculo entre obesidad y cáncer es el estado de inflamación persistente que ocurre en la grasa, que favorece la producción de sustancias que estimulan el crecimiento de los tumores.
El cambio de peso
Un aspecto poco tenido en cuenta y poco estudiado en esta asociación es el cambio en el peso a lo largo de la vida. El alto peso al nacer y el aumento de peso en la adultez pueden favorecer el desarrollo de algunos tumores. Un estudio encontró que las mujeres cuyo peso había cambiado en reiteradas oportunidades tenían un mayor riesgo de cáncer de riñón, en comparación con aquellas que mantuvieron un peso estable. Lo mismo informó otro estudio sobre cáncer de útero.
Por un peso corporal saludable
Mientras que el cambio de peso en forma cíclica es una nueva área de investigación y sólo unos pocos tipos de cáncer se han estudiado, sí se sugiere que la mejor manera de reducir el riesgo de cáncer es mantener un peso corporal saludable en el tiempo.