La enfermedad valvular aórtica (estenosis/ insuficiencia) es una patología cardiovascular que limita la calidad de vida y está asociada a un mal pronóstico cuando se manifiesta sintomáticamente. Fernando Cura, Subjefe del Departamento de Cardiología Intervencionista y Terapéuticas Endovasculares del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), aseguró que su incidencia se incrementa a medida que aumenta la longevidad de la población.
El corazón tiene cuatro válvulas que permiten la entrada y salida de la sangre desde sus cavidades hacia el organismo y una de estas válvulas comunica el ventrículo izquierdo del corazón con la arteria aorta, que es la que recorre el organismo, llevando toda la irrigación sanguínea al cuerpo humano. Cuando la válvula aórtica estrecha su apertura y limita el normal flujo sanguíneo entre el corazón y la aorta se produce la estenosis aórtica, una enfermedad progresiva que puede ser: congénita, cuando la estrechez se presenta desde el nacimiento (estenosis aórtica congénita); ó bien degenerativa, cuando ocurre mayormente en pacientes adultos.
“Esta enfermedad se presenta con síntomas muy similares a los de la insuficiencia coronaria: angina de esfuerzo, falta de aire, fatiga o episodios de pérdida de conocimiento y al no existir un tratamiento farmacológico, se debe realizar el reemplazo de esta válvula mediante cirugía”, advierte el especialista del ICBA.
El tratamiento tradicional es el reemplazo de dicha válvula mediante la cirugía a cielo abierto con colocación de una válvula mecánica o biológica, lo cual presenta una limitación en pacientes de elevado riesgo quirúrgico ya sea por edad muy avanzada o por enfermedades asociadas tales como: enfermedad respiratoria, cáncer y/ó accidente cerebrovascular. No obstante, existe un procedimiento alternativo por catéteres denominado valvuloplastia aórtica en el cuál se introduce un catéter-balón mediante una punción en la ingle (a través de la arteria femoral) que se lleva hasta el centro de la válvula áortica estrechada. Una vez allí se infla el balón, lo que permite volver al normal funcionamiento de esta válvula.
Dicho tratamiento posee una eficacia inicial elevada, pero con el paso de los meses esta válvula vuelve a estrecharse en la mayoría de los pacientes. Por este motivo, hace unos años se viene desarrollando una técnica mínimamente invasiva que permite, luego de realizada la valvuloplastia aórtica, introducir ya sea desde la ingle o desde una muy pequeña incisión a nivel del tórax, la colocación de una válvula en el lugar de la válvula enferma.
La técnica de reemplazo de válvula aórtica por catéteres está llegando a la práctica clínica argentina. Este procedimiento, que se efectúa bajo anestesia local, ya se ha realizado en más de 450 pacientes en el mundo con elevada tasa de éxito y con un bajo riesgo.
“La válvula que se utiliza para el uso percutáneo está compuesta por un stent mecánico de nitinol o de acero inoxidable que tiene suturada una válvula biológica de origen porcino que posee tres valvas. Dicha válvula ingresa al organismo montada o comprimida sobre un balón del tamaño adecuado a la válvula que se va a reemplazar. Se introduce desde la ingle a través de la aorta llegando hasta la posición de la válvula aórtica, y se impacta en dicha posición comprimiendo la válvula enferma del paciente que queda fuera de utilización. De esta manera se reestablece el normal funcionamiento de la válvula y, en consecuencia, del corazón” comenta Cura.
De esta manera, el reemplazo valvular aórtico percutáneo representa una posibilidad para tratar la enfermedad de la válvula aórtica en pacientes que poseen un elevado riesgo para tolerar una cirugía.