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27 de diciembre de 2024
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Cuatro cosas que no sabías sobre el Parkinson
qué síntomas y trastornos puede traer aparejada la enfermedad y qué contribuye a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
15 de mayo de 2015
El especialista en Parkinson del Hospital Universitario Austral, Dr. José Antonio Bueri, explica qué síntomas y trastornos puede traer aparejada la enfermedad y qué contribuye a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

1.- Los “otros” síntomas: La enfermedad de Parkinson es muy conocida por sus síntomas motores (temblor, lentitud de movimientos y rigidez muscular). Sin embargo, los síntomas no motores entre los que se cuentan la depresión, la ansiedad, la disminución de la concentración, la pérdida de memoria y olfato o los trastornos del sueño son muy comunes en esta patología.

“Un estudio recientemente publicado en la revista Movement Disorders perteneciente a un grupo de investigadores ingleses demostró que estos problemas, si bien son importantes y evidentes en etapas avanzadas, también son frecuentes en los primeros años de la enfermedad, razón por la cual es muy importante contemplarlos en los esquemas terapéuticos”, comentó el especialista.

2.- Los trastornos del impulso: Si bien los agonistas dopaminérgicos son fármacos antiparkinsonianos muy eficaces y de uso extendido, en algunos pacientes pueden favorecer el desarrollo de los llamados trastornos del impulso.

Entre éstos se identifican ciertas conductas como el apetito exagerado, la hipersexualidad, las compras impulsivas o el juego patológico. Esto es consecuencia, en parte, de la misma enfermedad pero también en gran medida del efecto de estos medicamentos.

“En general, este problema se puede manejar con la reducción de dosis o suspensión de este tipo de fármacos. Pero, al mismo tiempo, suele ser necesario aumentar la dosis de levodopa para así compensar un probable empeoramiento de síntomas motores por reducir o eliminar el agonista. Otras veces, es necesario el uso de medicación psiquiátrica para controlar el trastorno del impulso”, sostuvo Bueri.

3.- Problemas gástricos: El 90% de los parkinsonianos padece constipación y pobre motilidad intestinal. Tanto esta cuestión como los problemas estomacales –que son tan importantes como los intestinales- han recibido históricamente poca atención.

“Existe retraso en el vaciamiento gástrico en la Enfermedad de Parkinson, lo cual conduce a pobre absorción de levodopa y, por lo tanto, a fluctuaciones en la respuesta a la medicación. Esto se debe a que los nervios que controlan el estómago se afectan por la enfermedad. Típicamente, se produce gastroparesis, cuyos síntomas son náusea, vómitos, eructos, saciedad precoz, distensión abdominal, pérdida de apetito y molestias abdominales. El tratamiento de este problema consiste en la utilización de medicamentos que aceleran la motilidad gástrica”, detalló el Dr.

4.- La importancia del ejercicio: La actividad física ayuda a los pacientes a mejorar su equilibrio postural, su agilidad y su calidad de vida, tal como postula un estudio hecho en la Universidad de Sydney en Australia y recientemente publicado en la revista Neurology.

Las caídas son frecuentes en la Enfermedad de Parkinson (el 60% de los pacientes las sufren cada año), y esto puede traer como consecuencia fracturas, heridas, dolor, limitación en la actividad y temor a caer nuevamente.

“Se sabe que los programas de ejercicios son efectivos para prevenir caídas en la población de personas mayores. Por esta razón, se hizo este estudio del que participaron 231 pacientes parkinsonianos, quienes tomaron parte en un programa de ejercicios de 40-60 minutos, 3 veces por semana, durante 6 meses. En cada sesión se hacían ejercicios de equilibrio y fortalecimiento de músculos de piernas. Los resultados mostraron que en pacientes con enfermedad menos severa, hubo un 69% de reducción en el número de caídas, al comparar con quienes no hacían ejercicios”, completó el Dr. José Bueri.

Así, los pacientes con enfermedad más avanzada, podrían obtener también beneficio con un programa multifactorial, ya que estos resultados muestran que un buen programa de ejercicios de marcha, equilibrio y fortalecimiento de músculos de miembros inferiores es muy beneficioso para mejorar el equilibrio y reducir el riesgo de caídas en la Enfermedad de Parkinson.