Para tomar una decisión respecto a cómo dormir al bebé, es importante contar con toda la información. Por eso, el Dr. Rocca Rivarola, jefe del Departamento Materno Infantil del Hospital Universitario Austral, explica todo lo necesario sobre esta práctica tan difundida.
Muchos famosos se sumaron a esta práctica tan difundida actualmente. ¿Qué es el colecho? Se trata del hábito que tienen los padres de compartir la cama con el bebé. “Conocemos un montón de hábitos, rutinas o conductas que son beneficiosas para criar a nuestros hijos como dar de amamantar, dormir a los bebés panza arriba y no fumar en el embarazo", contextualizó el Dr. Manuel Rocca Rivarola, jefe del servicio de Pediatría y director del Departamento Materno Infantil del Hospital Universitario Austral.
Sin embargo, cuando hablamos de colecho surge la controversia, más allá de que es una práctica bastante utilizada en nuestra sociedad, y sobre la cual habla el documento más antiguo de la ciencia médica occidental sobre muerte durante la noche del infante.
Existen diferentes situaciones que se plantean en la práctica del colecho. Una de ellas es la edad del niño con quien se realiza el colecho, ya que los beneficios y perjuicios son diferentes si hablamos de niños pequeños o más grandes, menores o mayores de un año de edad. Otra situación a considerar es si este hábito se practica de manera idílica -o sea por elección- o por necesidad, por ejemplo, al no contar con el espacio necesario o con una cuna.
También influye si el colecho es rutinario (cosa de todos los días), accidental o esporádico, así como también si participan varios integrantes del grupo familiar o los padres exclusivamente.
Beneficios (discutidos) del colecho en bebés pequeños
Para algunos profesionales, el colecho promueve los vínculos, regula los patrones de sueño de la madre y del niño y juega un papel importante en el conocimiento de las necesidades del niño.
“El mejor vínculo o fortalecimiento del apego que generaría el colecho, es discutido en el último trabajo publicado de E.A. Mitchell realizado en Nueva Zelanda en enero de 2015, en el cual queda de manifiesto una relación inversa a la creencia sobre colecho y el apego. Ocurre que, si bien se demostró que el colecho facilita la lactancia materna alimentándose el niño más frecuentemente durante la noche, también se comprobó que el bebé que comparte el cuarto –y no la cama- para dormir con su madre prolonga la lactancia materna. Esto último sugiere que el colecho no es esencial”, refirió el especialista.
La superficie es un riesgo para el niño
Existe clara evidencia científica que demuestra que, en diversas
situaciones, el colecho genera mayor riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante o sofocación accidental, debido a que duermen en una superficie no confeccionada para ello. Esto quiere decir que no existe una práctica de colecho segura, situación que llevó a la gran mayoría de los ministerios de salud y sociedades científicas a señalarlo como una práctica de riesgo para la salud del niño.
“Esto es así cuando el colecho se practica en niños pequeños menores de tres meses, en niños prematuros, por madres o padres fumadores o que hayan consumido alcohol, drogas o sedantes, cuando se realiza en sillones, sofás o colchones muy suaves, así como también cuando se lleva a cabo fuera del hogar y en situaciones de cansancio extremo como el posparto inmediato. También, cuando lo lleva a cabo una madre o padre con discapacidad o cuando están presentes otros integrantes de la familia (colecho múltiple)”, detalló el Dr. Rocca Rivarola.
“Es importante generar el vínculo y el apego de los padres y el niño, así como también los beneficios inigualables que tiene la lactancia materna y el contacto piel a piel para el neurodesarrollo normal del bebé. Todo esto se puede realizar de manera perfecta realizando cohabitación –es decir que el bebé duerma muy cerca de la cama de los padres- en su cuna”, agregó el pediatra.
Asimismo, Rocca Rivarola cree conveniente aconsejar medidas con evidencia científica, en lugar de opiniones. Por eso, ante la evidencia disponible en la actualidad y pese a algunas limitaciones metodológicas de los diversos trabajos publicados, no hay argumentos suficientes para cambiar las recomendaciones realizadas que indican realizar cohabitación hasta los seis meses de edad y evitar el colecho.
Aclaraciones
-En las investigaciones realizadas no se observó incremento del
riesgo en la situación en la que el niño es llevado por un período corto a la cama de su madre con el propósito de amamantar o estimular el contacto piel a piel. Luego debe continuar su sueño en una cuna segura (no cochecito ni huevitos) ubicada al lado de donde duerme la madre.
-La cohabitación brinda un excelente contacto con la madre, colabora con la lactancia materna y no tiene los riesgos elevados del colecho (asfixia, sofocación o muerte súbita), cuidando el sueño seguro del bebé.