Es de gran importancia de mantener una alimentación equilibrada como base de un estilo de vida saludable.
La Sociedad Argentina de Cardiología recordó la importancia de mantener una alimentación equilibrada como base de un estilo de vida saludable.
Pero, ¿a qué llamamos alimentación saludable?
Una alimentación saludable es aquella que contiene una amplia variedad de alimentos ricos en nutrientes seleccionados de los 5 grupos básicos: vegetales y frutas, carnes y huevos, aceites y grasas, lácteos y harinas y cereales. Ningún alimento cuenta con todos los nutrientes, vitaminas y calorías necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo, por eso cuanto más variada y completa sea, mejor.
Pero una alimentación saludable, debe ser un hábito, un estilo de vida, y debe comenzar en casa. Además, debe ser igual para todos: bajo en grasas, y moderado de azucares y sodio. La clave está en la selección, moderación en el tamaño de la porción y frecuencia de consumo de los alimentos y bebidas. Aquí les damos algunos consejos que pueden ser de mucha utilidad a la hora de organizarnos:
- Realizar todas las comidas. Si pasa mucho tiempo entre el desayuno y el almuerzo, se sugiere hacer una colación. En el desayuno y la merienda, es indispensable el consumo de calcio y cereales. Durante el almuerzo y la cena, se aconseja consumir una porción de carne (vaca, pollo, pescado, cerdo o cordero) o pasta, con verduras.
- Consumir más de un litro y medio por día de agua, cantidad necesaria para recuperar el líquido que se pierde en las diferentes funciones que cumple nuestro organismo. Las infusiones no deben contarse dentro de este litro y medio ya que son diuréticas.
Se recomiendan el consumo de aguas bajas en sodio ya que son beneficiosas para la salud para cualquier persona, sea niño o adulto. Para ello, es importante saber leer e interpretar las etiquetas, allí figuran datos que pueden ayudar a seleccionar los alimentos más convenientes para nuestra salud.
El agua, además de hidratarnos, colabora con diferentes procesos como la digestión y la traspiración. Además, al realizar actividad física, nos permite rendir más y evitar los calambres. Otros de los beneficios de su consumo, es que nos ayuda a regularizar la temperatura de nuestro cuerpo.
- Prestar atención a las formas de cocción. Es común que se piense que sólo las comidas hervidas son sanas, pero se puede cocinar al vapor, a la parrilla, al horno, a la plancha o calentar en microondas, y que siga siendo saludable.
- Es fundamental moderar el consumo de sal, aún si se trata de personas sanas La cantidad máxima por día en personas sanas (no hipertensas) es de 5 gramos. No llevarla a la mesa y utilizarla sólo cuando se cocina es una buena manera de controlarla. La alimentación nunca va a ser sin sodio, ya que todos los alimentos tienen, incluso el agua (hay aguas que tienen entre 120 y 150mg/l, otras aguas minerales contienen entre 40 y 80 mg/l, y luego están las conocidas aguas de bajo sodio, que tienen menos de 10mg/l). Por eso se debe evitar el consumo de productos con alto contenido en sodio incluido en los alimentos y bebidas, como así también estar atentos al contenido que indican las etiquetas de los alimentos y bebidas al momento de su compra
- Aumentar el consumo y la variedad de los vegetales, tanto crudos como cocidos. Es recomendable que sean de los 5 colores (verde, blanco, rojo, violeta y amarillo-anaranjado) y 5 porciones al día.
- Aumentar el consumo y la variedad de frutas, como postres o colación. Preferir siempre las de estación, ya que además de ser más económicas, suelen tener más variedad.
- Consumir una porción de carne al día. Puede ser vaca, pollo, pescado, cerdo o cordero. Preferentemente, magra. Recordar que antes de cocinarla se le debe quitar la piel al pollo y la grasa visible a la carne.
- Incorporar dos porciones de lácteos, preferentemente descremados, por día. Aquellas personas que no consumen leche, pueden reemplazarla con yogur o quesos.
- Aumentar el consumo de cereales, preferentemente integrales: son los encargados, junto a frutas y vegetales, de aportar fibras.
- Consumir seis huevos enteros (clara y yema) por semana. Éstos ayudan a evitar la rigidez de las arterias y las mantienen lubricadas.
- Cuando se opta por comer fuera de casa o comprar comida preparada y no se sabe cuál fue el proceso de su elaboración, se recomienda evitar las frituras, comer verduras, carnes grilladas o a la plancha, milanesas al horno, acompañadas con guarniciones de vegetales, puré de papas, calabaza, mixto.
Alimentación y salud cardiovascular:
Es frecuente escuchar que las personas con factores de riesgo cardiovascular como hipertensión arterial, colesterol elevado o diabetes, tienen necesidades nutricionales diferentes del resto de las personas, y por lo tanto tienen “prohibidos” ciertos alimentos. Esto no es cierto. Aquí nuevamente, insistimos en la moderación, tanto en las porciones como en la frecuencia de su consumo.
Y para finalizar, recordamos que si bien es cierto que una alimentación sana y equilibrada nos va a permitir tener un buen funcionamiento de nuestro organismo, también es importante acompañarla con la práctica regular de actividad fisca y no fumar. Esa combinación, no ayudará a mantener una mejor y más saludable vida.