Los resultados de un estudio cualitativo realizado por Fundación Huésped y ATTTA en 2013 con personas trans se presentaron en la XX Conferencia Internacional sobre el Sida que se realiza en la ciudad de Melbourne (Australia). El objetivo fue explorar los avances en la legislación y las barreras para su implementación, así como las mejoras en los niveles de vida de esta población.

La investigación resaltó la importancia de contar con una Ley de Identidad de Género que permita el reconocimiento legal de las personas trans para mejorar sus condiciones de vida. “Algunos de los principales ámbitos en los que se observan avances a partir de la implementación de la ley son la familia, la educación, la salud y de los derechos políticos y civiles. Según los participantes, el reconocimiento legal de su identidad se percibe como el reconocimiento de su existencia y, por lo tanto, se presenta como un recurso que ha brindando a esta población una herramienta fundamental para enfrentar situaciones de estigma y discriminación”, destaco Inés Aristegui, Coordinadora de Investigación Social de Fundación Huésped.

Este estudio demuestra que la falta de reconocimiento legal que las personas trans han vivido durante años ha sido una de las principales razones para que esta población no tenga sus necesidades básicas cubiertas y sea un constate flanco de situaciones de discriminación. La Ley de Identidad de Género se percibe por las mismas personas trans como una forma de contrarrestar esa histórica falta de ejercicio pleno de ciudadanía.

Con relación a la salud, en particular, esta ley ha facilitado un mejor acceso a los servicios de salud. Según los relatos de las participantes, este nuevo marco legal promueve un mejor compromiso con el testeo y tratamiento de VIH y otras ITS, así como un incremento en las consultas con especialistas para realizar tratamientos hormonales y quirúrgicos a fin de adecuar sus cuerpos a su identidad de género, que históricamente han sido realizados sin supervisión médica.

Como consecuencia, una ley que reconoce la identidad de género de las personas trans genera un empoderamiento de manera colectiva e individual que brinda herramientas para contrarrestar la internalización del estigma social y afrontar las situaciones de discriminación. Esto permite mejorar la calidad de vida y el bienestar individual y, finalmente, reduce la vulnerabilidad de esta población.

El estudio fue realizado a partir de grupos focales de los que participaron 21 activistas trans que forman parte de la Asociación de Travestis, Transexuales y Trangénero de la Argentina (ATTTA) de entre 19 y 61 años de diferentes regiones del país.