Se ha demostrado que la aplicación cosmética de la toxina botulínica, para mejorar la apariencia de las arrugas faciales de expresión, podría ser un tratamiento efectivo para la depresión
Según las investigaciones presentadas en Marzo de este año en el 72° Meeting de la Academia Americana de Dermatología y de una publicación de resultados de estudios en Mayo de 2014, de la revista Psychiatric Research, se comunica que la aplicación cosmética de la toxina botulínica mejora los estados depresivos en pacientes que poseen dicha afección previa.
“Uno de los primeros estudios científicos en sugerir este efecto, fue llevado a cabo por el Prof. Tillmann Kruger y colaboradores, en la Escuela Médica de Hannover, Alemania, quienes observaron que al aplicar Botox® en los músculos faciales que demuestran emoción, se aliviaban los síntomas de la depresión en algunos pacientes” afirma la Dra. Laura Mijelshon, directora del Centro Piel y Estética.
Según los investigadores, los efectos positivos sobre el ánimo, han sido observados en pacientes que recibieron inyección de Botox® en la zona del entrecejo (ceño). Previo al estudio, notaron que en algunos pacientes que habían tratado sus arrugas con Botox®, la depresión había remitido o mejorado.
Para confirmar estos resultados, condujeron un trabajo científico amplio y muy controlado, sobre la inyección de toxina botulínica como tratamiento asociado al de la depresión mayor. Se trataron 30 pacientes con diagnóstico de depresión crónica severa, resistente a los tratamientos convencionales. La mitad recibió toxina botulínica y la otra mitad placebo. Seis semanas después de una solo aplicación, el grupo tratado con toxina botulínica, experimentó, en promedio, un 47% de reducción en los valores (scores) específicos para clasificar el grado de depresión, mientras que en el grupo placebo la reducción fue del 9%.
Por lo tanto “estos estudios muestran que, una única aplicación de toxina botulínica en la zona del entrecejo, podría lograr un fuerte y sostenido alivio de la depresión en personas que no mejoraron lo suficiente con medicación previa” comenta la Dra. Laura Mijelshon. Dicho trabajo sustentaría entonces el concepto de que la musculatura facial no sólo expresa emociones, sino que también podría regular algunos estados de ánimo. Dicha asociación se debería, probablemente, a que los músculos del entrecejo, vinculados con disgusto, enojo, tristeza, preocupación, al contraerse, estimulan un área del cerebro llamado Amígdala, que regularía algunos de éstos sentimientos.
Los músculos del entrecejo, al no contraerse, bloquearían la retroalimentación que se produce en situación normal, entre músculos faciales-cerebro-músculos faciales, impidiendo así exacerbar los síntomas de depresión y colaborando de este modo con su mejoría.
Los hallazgos de este estudio fueron replicados recientemente en 2 estudios, uno presentado en marzo de este año en el Meeting de la Academia Americana de Dermatología, y el otro publicado en Mayo en el Journal of Psychiatric Research. La Dra Magid, que condujo uno de los estudios, refiere que habría dos posibles explicaciones para la mejoría de los síntomas depresivos. La primera es que las inyecciones de toxina botulínica dificultan fruncir el ceño.
Las personas que sonríen más y fruncen menos el entrecejo, tendrían mejores experiencias a nivel social, lo cual, al mismo tiempo, levanta el ánimo. La segunda, según la Dra. Magid, es una explicación biológica. Estudios de Resonancia Magnética mostraron que, cuando las personas no pueden mostrar expresión de enojo facial, debido al efecto de la toxina botulínica aplicada en el entrecejo, se registra menor actividad en una zona cerebral que controla la ansiedad, el trauma y la respuesta al miedo extremo, que forman parte del sistema límbico (amígdala cerebral y bulbo raquídeo).
Dicha conexión entre las expresiones faciales y la actividad cerebral, estarían mediadas por el nervio trigémino. Es decir que, si la persona no puede fruncir el ceño, el cerebro no lo registra y la amígdala y el sistema límbico no interpretan que la persona está enojada o triste.
“Los investigadores tratan de corroborar este novedoso tratamiento, así como su potencial para otros desórdenes psiquiátricos. Desarrollar y obtener nuevos tratamientos de la depresión es crucial. Será interesante esperar a los nuevos resultados que vayan apareciendo de estudios diseñados con mayor cantidad de pacientes” finaliza la Dra. Laura Mijelshon.