En el mundo hay más de 200 millones de mujeres con osteoporosis, en Argentina más de 1 millón.
La osteoporosis es una enfermedad crónica debilitante en la cual los huesos se vuelven porosos y se fracturan con facilidad. Se reduce la calidad y densidad del hueso, lo que conduce al debilitamiento del esqueleto y a un aumento del riesgo de fracturas, en particular de la cadera, columna vertebral, muñecas, pelvis y brazos.
Si no se previene o se deja sin tratamiento, la osteoporosis puede progresar sin dolor hasta que un hueso se fracture. Según un estudio de la International Osteoporosis Foundation, en Argentina 1 de cada 4 mujeres mayores de 50 años, padece esta enfermedad.
Los huesos son un tejido vivo con una superficie externa dura de hueso denso (cortical) que cubre un hueso interno similar a una esponja (trabecular).
El hueso se remodela y renueva continuamente. Hasta la edad de 30 años, el hueso está en proceso de formación más que de degradación. Con el tiempo, la velocidad de degradación del hueso supera la de su formación, lo que conduce a la pérdida de densidad ósea y potencialmente a la osteoporosis. Las mujeres posmenopáusicas presentan un mayor riesgo de presentar osteoporosis debido a que el estrógeno, que disminuye con la menopausia, juega un importante papel protector del hueso en el cuerpo.
Indicios que muestran que una persona puede sufrir osteoporosis:
Mujeres que hayan tenido una fractura anterior (brazo o muñeca) desde una caída de su propia altura
Componente genético: las hijas de padres o madres con fractura de cadera
Mujeres delgadas con densidad ósea baja
Personas con hábitos poco saludables en exceso, como el cigarrillo o el alcohol
Mujeres que cuenten con alteraciones en el metabolismo que provoquen una menor masa ósea
Personas que han tomado corticoides
Mujeres con menopausia precoz
Personas diabéticas
Impacto sobre la calidad de vida, morbilidad y mortalidad
Las fracturas debidas a osteoporosis a menudo limitan la movilidad y habilidad del paciente para realizar las actividades cotidianas como mirarse al espejo, coser, cocinar, hacer manualidades, entre otras.
En efecto, las fracturas son responsables de más años de vida ajustados por discapacidad (DALYs) que los cánceres comunes, con la excepción del cáncer de pulmón. Adicionalmente, las mujeres de más de 45 años de edad permanecen hospitalizadas más tiempo debido a la osteoporosis que en el caso de muchas otras enfermedades, incluida la diabetes, infarto de miocardio y cáncer de mama.
El dolor, discapacidad y pérdida de independencia asociados con la osteoporosis también afectan el bienestar de la persona y disminuyen su calidad de vida.
La osteoporosis también tiene un impacto psicológico negativo, que va desde la ansiedad y ánimo deprimido al retraimiento social y aislamiento. Alrededor del 40% de las mujeres con osteoporosis experimentan síntomas de depresión, 58% tienen una sensación de bienestar baja y 41% informan tener menor calidad de vida. Un 50% de las mujeres con osteoporosis sienten dolor, con o sin fracturas, 26% de ellas lo sufren durante más de 10 horas al día.
Un tercio de las personas que sufren fracturas de cadera mueren dentro del año siguiente a la fractura, otro tercio se vuelven dependientes (inválidas) y el tercio restante se recupera, volviendo a retomar sus actividades cotidianas.
En Argentina, más de 34.000 fracturas de cadera ocurren cada año entre la población mayor a 50 años con un promedio de 90 fracturas por día. Los nuevos tratamientos disminuyen un 50% las fracturas, reduciendo a la mitad las muertes, las personas inválidas y las que deben recuperarse.
“Al mejorar la calidad de vida de la población y vivir más años, aumentan la posibilidades de contraer osteoporosis. Es por esto, que debemos adoptar hábitos saludables, como una buena alimentación, realizar actividad física, ingerir Vitamina D Calcio y evitar los excesos de café y cola, para contar con un número de masa ósea suficiente y evitar fracturas. En el caso de las mujeres es importante además que controlen su ciclo menstrual. Cuando el ciclo es interrumpido por más de 3 meses o durante la menopausia, una mujer puede perder un 10% de masa ósea.” Dr. Santiago Palacios, médico e investigador español especializado en Ginecología.
La carga económica de la patología
Las fracturas osteoporóticas imponen una carga financiera significativa para los individuos y los servicios de salud.10 En Europa se ha estimado que el costo médico directo total de la osteoporosis es de más de 36 mil millones de Euros al año, y se espera que aumente a 76,7 mil millones de Euros para el año 205012 a medida que la población envejece.
Las fracturas de cadera generan los costos económicos más altos en comparación con otras fracturas, debido a que los pacientes necesitan ser hospitalizados durante periodos prolongados de tiempo. El período de tiempo utilizado en hospitalización luego de una fractura de cadera puede variar considerablemente desde tres días a semanas o incluso meses, con un tiempo promedio de aproximadamente 10 días.
En Argentina, los costos por fracturas osteoporóticas vertebrales y de cadera se estiman en 190 millones de dólares por año.
Prevención de fracturas osteoporóticas
La identificación y tratamiento de las personas con riesgo alto de sufrir fracturas osteoporóticas es esencial para reducir la morbilidad y mortalidad asociada con la osteoporosis. En adición a una dieta apropiada y ejercicios, algunos medicamentos pueden ayudar a enlentecer la pérdida ósea y reducir el riesgo de fracturas. Es esencial aumentar la conciencia sobre las implicancias de la osteoporosis para que las personas puedan ser diagnosticadas exitosamente y recibir el tratamiento apropiado para prevenir las fracturas.
Tratamientos disponibles
A pesar de haber muchos tratamientos disponibles, la mayoría de los pacientes no recibe tratamiento después de una fractura relacionada con la osteoporosis: 8 de cada 10 mujeres no recibe tratamiento en el año subsiguiente a una fractura relacionada con osteoporosis. También, cuando se inicia un tratamiento, existe una amplia serie de factores que pueden afectar la adherencia a un tratamiento.
“Los últimos tratamientos buscan no sólo ser más eficaces y seguros, sino que sean fáciles y cómodos de aplicar para que los pacientes los cumplan y no los abandonen. Un tratamiento que no se completa correctamente se asocia a un incremento del riesgo de fractura. El mejor tratamiento es el que se hace”, comenta el Dr. Palacios.
Dentro de los tratamientos disponibles, el más frecuente es con bisfofonatos orales. Estos tienen una buena eficacia antifractura, pero pueden generar en un gran porcentaje de pacientes alteraciones gastrointestinales, lo que dificulta su adherencia en el largo plazo. También hay otras opciones menos indicadas, como el ranelato de estroncio, el teriparatide y la calcitonina. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó en Argentina una novedosa droga para el tratamiento de la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas.
El denosumab tiene un mecanismo de acción diferente a otros tratamientos disponibles para la osteoporosis. Es la primera y única terapia aprobada que actúa específicamente sobre el RANK Ligando (RANK-L) un regulador esencial de los osteoclastos (células que producen el desgaste y deterioro del hueso).
Esta nueva alternativa ayuda a detener el proceso que causa la pérdida ósea en el esqueleto, resultando en una mayor densidad ósea, huesos más fuertes y una reducción del riesgo de sufrir fracturas de columna, cadera y otros huesos no vertebrales.
A pesar de existir diferentes opciones de tratamiento, muchas de las mujeres que padecen osteoporosis experimentan fracturas debido a un bajo o pobre cumplimiento y persistencia con su terapia. Con eficacia comprobada, una inyección de denosumab cada 6 meses ofrece una alternativa a los actuales tratamientos para mujeres que sufren de esta enfermedad.
La aprobación de la droga está basada en los datos obtenidos en seis estudios clínicos de fase III. Estos demostraron que administrando una inyección subcutánea se redujo significativamente la incidencia de fracturas e incrementó la densidad mineral ósea (una medida de fortaleza del hueso) en todos los puntos del esqueleto que fueron medidos. Se demostró un 68% de reducción del riesgo de fractura vertebral a lo largo de 3 años, 40% de cadera y 20% no vertebrales.