Se trata de mucho más que un conjunto de elecciones alimenticias, es una forma de encarar cada actividad diaria basándose en principios de respeto y protección animal. ¿De qué se trata específicamente? ¿Qué dicen los profesionales de la salud y veganos al respecto?
En los últimos dos años, el veganismo cobró fuerza como práctica diaria y sostenida en una porción creciente de la sociedad. Sin embargo, aún no se conoce del todo este movimiento y suele reducírselo a la parte alimenticia o confundírselo con conceptos íntimamente relacionados, como por ejemplo el vegetarianismo.
Puede resultar raro que en una cultura anclada fuertemente en el consumo de la carne como la argentina, se esté volcando por un estilo de vida que “no consume nada que tenga o provenga de algo con ojos”, pero la realidad es que las personas están abriendo sus mentes a una nueva filosofía de vida que va más allá de los alimentos, y se plasma en todos los aspectos de la vida cotidiana.
¿Qué es el veganismo?
Por definición, el veganismo es una doctrina que se opone al consumo, maltrato, uso o explotación de cualquier animal. Esto incluye no sólo los animales vivos, sino también a sus derivados (huevos, miel, leche, quesos, etc.). Los veganos reconocen que los animales poseen, como los humanos, un sistema nervioso central que les permite sentir física y emocionalmente igual que nosotros, por lo que exponerlos a situaciones de violencia cuando se puede prescindir de ellas, lo consideran, lisa y llanamente, “crueldad”.
Lejos de ser una moda, como varias dietas de Hollywood, el veganismo se sostiene sobre pilares de respeto hacia el reino animal, y usa la creatividad para proveerse de los nutrientes necesarios que se encuentran normalmente en él. “Lo que no puede faltar en la alimentación vegana son grupos alimenticios como las legumbres (por el hierro y el potasio), semillas y frutos secos (por los aminoácidos), muchas frutas y verduras (por sus variados nutrientes) y aceites de todo tipo (por las grasas)”, indicó Agustina Mori Karpenco, nutricionista vegana (MN nº 5170).
Desde este punto de vista, el veganismo promueve el consumo de frutas, verduras, arroz, granos y frutos secos en detrimento de los productos de origen animal. La proteína se encuentra en legumbres, lentejas y soja, mientras que las grasas esenciales, en aceites vegetales y frutos secos. A diferencia de lo que el común de la gente cree, la oferta vegana en cuanto a alimentos es muy amplia: leches y batidos vegetales, quesos veganos, cereales, hongos, alfajores, tortas y muffins veganos, son unos pocos ejemplos de la creatividad puesta al servicio de una causa justa.
Para los omnívoros que deseen realizar esta transición, la recomendación es que sea paulatina y consciente. “Es importante leer muchísimo de fuentes confiables, como la OMS, la Vegan Society y la Liga Vegetariana Española” sostuvo la profesional, que dirige el sitio www.nutricionvegetariana.com.
El veganismo en la vida cotidiana
El veganismo se extiende, también, a otros aspectos de la vida cotidiana: se oponen activamente a la compra/venta de animales y al testeo de productos cosméticos, de perfumería o de limpieza en ellos. Muchas organizaciones sin fines de lucro llevan a cabo manifestaciones o junta de firmas con la finalidad de desnaturalizar tanto una actividad como la otra. Tampoco asisten a espectáculos como zoos, acuarios o circos ni visten prendas hechas de cuero, plumas, lana, seda ni ningún otro género de origen animal.
Al ser un fenómeno en crecimiento, son cada vez más las marcas que se suman a la iniciativa. Al respecto, María Marta Allende, Gerente de Marketing de Biferdil, sostiene: “eran muchas las personas que buscaban una alternativa vegana en la cosmética- productos que no sean testeados ni provengan de animales- entonces los escuchamos”.
De esta forma, Biferdil acompaña el estilo de vida de los veganos e inaugura una nueva etapa en su historia. ”Lo importante es detectar este tipo de necesidades en la sociedad y desarrollar activamente productos para satisfacerlas”, aseguró Allende. Y luego destacó que “nosotros estamos muy orgullosos de ser los primeros en lanzar el champú y balsam para veganos, 100% libres de materias primas de origen animal porque creemos que todos deberíamos tener la posibilidad de elegir qué productos usamos en nuestra vida cotidiana”.
¿Qué es lo que lleva a las personas a volcarse por este estilo de vida tan particular?
Muchos son los que toman conciencia a partir de la intención de cuidar a los animales, “seres indefensos que precisan de la ayuda humana para hacerse escuchar”. Otro motivo es, lisa y llanamente, el propósito de cuidar la alimentación desde otra perspectiva. El cambio radical y volver al contacto con lo natural también desempeña un rol importante.
Malala Fontán, reconocida fotógrafa argentina, adoptó este estilo de vida hace años a partir de “tomar conciencia del mal al que se ven expuestos los animales de cría y el proceso dentro de un matadero”, y hoy desarrolla campañas activas para difundir los principios de protección y cuidado animal.
“Un día vi todo por lo que pasaban los animales en un matadero y me dije a mí misma que no podía seguir comiendo carne siendo consciente de ese sufrimiento, no podía seguir firmando sentencias de muerte”. Y aclaró “entonces comencé un cambio paulatino: primero dejé las carnes rojas, luego los peces y animales de mar, después los huevos, los lácteos… y así, en lugar de cerrarse el panorama, se abrió un nuevo y maravilloso mundo”.
En la actualidad, son muchas las actividades que se llevan a cabo desde el veganismo para difundir esta filosofía y promover un cambio de consciencia en la sociedad. Por ejemplo, Matanza Cero es un movimiento que surgió a fines del año pasado, del cual Malala es parte fundante y que, a fines de 2013, logró detener la salida de un proyecto de ley que sostenía la vuelta de la perrera y la eutanasia como métodos de control poblacional de animales callejeros.
La clave principal es asesorarse con un especialista en nutrición que pueda guiar a aquellos interesados y poder incorporar lo básico de una dieta saludable sin correr riesgos de carencias futuras. Cada uno puede colaborar para el despertar de una conciencia mucho más en armonía con lo que nos rodea y, de esa forma, cambiar hábitos cotidianos que pueden parecer pequeños, pero que representan un cambio radical a escala global.