Estudios multicéntricos han demostrado el gran impacto clínico del PET con FDG en la oncología. En pacientes con cáncer colo-rectal, neoplasia pulmonar, melanoma maligno y linfoma, el PET puede cambiar la estrategia terapéutica a seguir hasta en un 40% de los casos. Así, esta técnica metabólica ayuda a seleccionar el tratamiento óptimo en cada caso, reduciendo el número de procedimientos diagnósticos agresivos y evitando cirugías innecesarias
Ana Cristina Zarlenga, especialista en Medicina Nuclear, coordinadora del Servicio PET-CT de Argus Diagnóstico Médico y médica del Servicio de Medicina nuclear del Instituto Ángel Roffo, destacó la importancia de prevenir y aumentar la calidad de vida de los pacientes con cáncer.
“Estudios multicéntricos han demostrado el gran impacto clínico del PET con FDG en la oncología. En pacientes con cáncer colo-rectal, neoplasia pulmonar, melanoma maligno y linfoma, el PET puede cambiar la estrategia terapéutica a seguir hasta en un 40% de los casos. Así, esta técnica metabólica ayuda a seleccionar el tratamiento óptimo en cada caso, reduciendo el número de procedimientos diagnósticos agresivos y evitando cirugías innecesarias”, indica Zarlenga.
La specialista en Medicina Nuclear comentó que, por esto, la Tomografría por Emisión de Positrones (en inglés PET), "es hoy una herramienta fundamental en el diagnóstico de esta enfermedad, ya que identifica donde se ubica y cuan extendido se encuentra el cáncer en un paciente".
"Cuando por distintas razones se producen daños en el material genético de la célula, (que es el que regula la función y ciclo de vida celular), ésta se puede volver anárquica, no cumple con su propósito y no responde a las señales que frenan su crecimiento. De esta manera se transforma, acarrea defectos genéticos que transmite a su progenie que tiende a la “inmortalidad”, o sea crea un clon que se multiplica formando un tumor. Si la enfermedad progresa, estas células tumorales invaden localmente al órgano de origen, y si se dan ciertas condiciones, se desprenden y circulan por los linfáticos y/o las venas llegando a ganglios y otros órganos donde pueden anidar generando tumores secundarios o “metástasis”", remarcó la experta.
Para realizar este proceso de “inmortalidad e invasión”, la célula tumoral necesita más energía que la célula normal, esa energía la obtiene de la glucosa (azúcar) que se incorpora al organismo con los alimentos. En general a la célula tumoral ingresa más glucosa que a la célula normal porque necesita más energía para cumplir con su objetivo.
Cómo se realiza un PET
Al individuo se le administra en una vena una pequeña cantidad de sustancia unida a un material radiactivo, que ingresan a la célula tumoral, se acumula en su interior y emite radiaciones. La radiación no es visible al ojo humano, por ello se usan equipos detectores que si pueden identificar la distribución de la radiación dentro del organismo.
La FDG, es una sustancia sintética semejante a la glucosa natural, que ingresa a la célula pero no puede ser degradada para usarse como energía, entonces queda retenida dentro de la célula. Como la FDG que se administra está unida a un elemento radiactivo, el fluor 18(F18), su distribución en el organismo puede ser detectado por el Tomógrafo por Emisión de Positrones, generando así una imagen de los sitios del cuerpo donde se acumuló la FDG.
Así el PET, es capaz de identificar tumores muy pequeños con lo cual hay más posibilidades de tratamientos endoscópicos o quirúrgicos más conservadores y menor necesidad de terapias oncológicas agregadas (quimioterapia o radioterapia).