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Para que la diabetes deje de ser causa de ceguera
15 de junio de 2007
Un 7 por ciento de la población sufre diabetes; más de la mitad lo desconoce. Y por lo menos 1 de cada 4 diabéticos de Tipo 2 ya presenta alguna retinopatía 5 años después de su diagnóstico.La diabetes es una enfermedad crónica de las llamadas “silenciosas”, porque al principio sólo se detecta mediante análisis de laboratorio -ya que sus manifestaciones son muy pobres- y puede no dar síntomas hasta que ya haya producido algún daño. De hecho, en los servicios de cardiología estiman que un tercio de quienes superan un infarto vuelven a sus casas con diagnóstico de diabetes.

Además del aparato cardiovascular, el sistema renal y los nervios periféricos, otro de los blancos más frecuentes de la diabetes es la retina, la superficie interna del fondo del ojo. Puede afectarla mediante la exudación de los vasos sanguíneos intraoculares o mediante el crecimiento anormal de nuevos vasos sanguíneos –neovascularización– más débiles y propensos a romperse produciendo lesiones y hemorragias. A la primera forma de la afección se la llama retinopatía diabética no proliferativa y es la más frecuente; a la segunda, retinopatía diabética proliferativa, y es la más grave. Ambas pueden darse por separado o coexistir.

Según datos de la American Academy of Oftalmology, un 24% de los diabéticos de Tipo 2 diagnosticados hace menos de 5 años, que no usan insulina, tiene algún grado de retinopatía. En los que usan insulina, lo que supone un estado de la diabetes más avanzado, la proporción se eleva al 40%. En la población con más de 19 años de convivencia con la diabetes Tipo 2, la proporción se eleva al 53%, y al 84% en los de Tipo 2 que son insulinodependientes.

Si la diabetes tipo 2 se prolonga por más de 25 años, un 25% desarrollará la peligrosa forma proliferativa. Y en los diabéticos de Tipo 1 se presenta alguna retinopatía luego de 5 años, y un 60% luego de 10 años.

Como la retina es la parte sensible del ojo, cuanto más se enferma, más se deteriora la visión. “Cuando la retinopatía diabética está muy avanzada es muy difícil de revertir, porque luego de muchas hemorragias la retina puede quedar en muy mal estado; pero todo esto puede generalmente evitarse si se trata precozmente”, señala Carlos Argento, Presidente del XVIII Congreso Argentino de Oftalmología.

En el marco de este Congreso, que se realizará entre el 18 y el 22 de julio próximos en el Sheraton Hotel de la ciudad de Buenos Aires, se dará a conocer un Consenso que los oftalmólogos elaboran actualmente en conjunto con especialistas en diabetes, dado que la posibilidad de tratamiento precoz para evitar la llegada a etapas irreversibles requiere del trabajo conjunto de todos los eslabones de la cadena de atención al paciente diabético.

“Este acuerdo acerca de cómo y cuándo tratar las retinopatías diabéticas va a redundar en beneficio del paciente, sobre todo si se trata de una enfermedad tan común”.

Si bien es conocida desde hace tiempo, la diabetes –especialmente la de Tipo 2, que representa un 90% de los casos– es considerada una de las enfermedades del nuevo milenio, porque tiende a crecer en las sociedades desarrolladas –y a partir de edades más tempranas– con los hábitos de vida sedentarios y la obesidad. Además de esos factores de riesgo culturales hay predisponentes genéticos.

Con la edad también aumenta el riesgo de adquirir diabetes Tipo 2, por lo que con el incremento del promedio de edad de la población, la prevalencia de la diabetes tiende a aumentar a nivel global.
Se trata de una afección en la que existe dificultad del organismo para regular el metabolismo del azúcar que surge por deficiencia de insulina –hormona naturalmente segregada por el páncreas– y se manifiesta como un descontrol de los niveles de glucosa en la sangre.

El pilar de todo tratamiento es regresar el azúcar de la sangre a los niveles cercanos a lo normal y mantenerlos estables. Por su característica “silenciosa”, la diabetes está subdiagnosticada. La Organización Mundial de la Salud estima una incidencia entre el 7 y el 8 por ciento, con lo que la Argentina tendría una población diabética de más de dos millones y medio de personas. En Estados Unidos la población diabética es de 20 millones de personas, según la American Diabetes Association.

En Gran Bretaña, el United Kingdom Prevention of Diabetes Study (UKPDS) reveló que al momento de ser diagnosticados, más de la mitad de las personas con diabetes Tipo 2 ya cuentan con alguna complicación (ocular, vascular, renal u otras). “Eso demuestra cuán severa es la afección, porque al no haber dado síntomas, las personas no habían consultado al médico”, advierte el doctor José Esteban Costa Gil, Presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes, quien participa de la elaboración del mencionado Consenso.

“La diabetes es la principal causa de pérdida absoluta de la visión en personas en edad activa”, señala, por lo que según las pautas de tratamiento de la patología “es obligatorio que las personas diabéticas se hagan el examen oftalmológico una vez al año”. A partir de allí, detalla, “el oftalmólogo determinará si es suficiente con ese examen o si es necesario recurrir a estudios más complejos”.

Ante el descubrimiento de una retinopatía, “lo primordial para el médico clínico es mejorar el control de la diabetes. La glucosa elevada durante mucho tiempo, es lo que seguramente llevó a esa condición”. El especialista señala que hay suficientes estudios que prueban que existe relación entre la hemoglobina glicosilada (que se utiliza para conocer el grado de control de la diabetes) y la afectación de la retina. Si se mantienen niveles aceptables de hemoglobina glicosilada, se puede evitar o retardar las complicaciones de la enfermedad, y agrega que la hipertensión arterial (tan común en los diabéticos) representa también un factor que aumenta el riesgo de padecer o complicar la retinopatía diabética.

Las nuevas drogas para la terapéutica de la retinopatía, señala, están aún en fase de ensayos clínicos. Los oftalmólogos disponen de tratamientos de fotocoagulación mediante láser, con el que se cauterizan los tejidos de la retina dañada y de sus vasos sanguíneos. El doctor Argento indica por su parte que se agregó recientemente un tratamiento para la forma proliferante, mediante una droga de inyección intraocular.

“Si aún no fuera suficiente, será necesario hacer una vitrectomía, que es la extracción del vítreo ocular”, añade. Con todo esto, asegura que hoy “un paciente con un buen control de su diabetes y un buen control oftalmológico tiene muy pocas posibilidades de perder la visión”.

“Muchas veces se está llegando tarde por falta de comunicación entre los especialistas”, señala María Alejandra Carrasco, docente del área de Oftalmología del departamento de Medicina Interna de la Universidad Nacional de Cuyo, quien tiene a su cargo la coordinación del Consenso.

“Hay pacientes que vienen a la consulta a cambiar sus anteojos y comentan que hace varios años que tienen diabetes pero nunca se realizaron un estudio de fondo de ojo; o bien si no se conoce que el paciente es diabético una operación sencilla de rutina puede acarrear complicaciones” menciona la médica como ejemplos. Además, recuerda que la diabetes se asocia con más frecuencia a otras afecciones de la visión, como cataratas y glaucoma.

Carrasco explicó que con este consenso se intentará llegar “a todos los oftalmólogos y médicos clínicos”, ya que son estos últimos quienes llevan el seguimiento de los pacientes con diabetes. Otro objetivo, de mayor plazo, es elaborar un registro único de estos pacientes, dado que “no se cuenta con estadísticas”.

Del 18 al 22 de julio en el Sheraton Hotel de la Ciudad de Buenos Aires se desarrollará el XVIII Congreso Argentino de Oftalmología bajo el lema “La Oftalmología basada en la evidencia”. Presidido por el Prof. Dr. Carlos Argento, y los doctores Julio Manzziti y Eduardo Mayorga como vicepresidentes, el Congreso -declarado de interés por la Facultad de Medicina de la UBA- contará con la presencia de destacados invitados nacionales e internacionales que expondrán las últimas novedades en oftalmología, a modo de ejemplo las nuevas técnicas de cirugía refractiva con un láser que corta la córnea para realizar todo el procedimiento quirúrgico, las lentes multifocales colocadas que reemplazan el cristalino y permiten al paciente ver bien de lejos y de cerca, las nuevas máquinas y la tecnología de operación de cataratas, retina y tumores oculares.

El Congreso contará con la presencia del doctor Robert Osher de los Estados Unidos –quien dirigirá un video Simposio Internacional- y la institución de la “Conferencia Robert Osher”. Una actividad central la constituirá la tele conferencia desde el Wills Eye Hospital de Filadelfia, Estados Unidos.

“A través de una comunicación satelital, la institución mostrará las novedades implementadas. Hablarán además algunos expertos del hospital, que mantendrán una comunicación interactiva con los disertantes en la Argentina. Los temas a tratar serán glaucoma, retina, oncología y la medicina basada en la evidencia”, anticipa Argento.