A medida que se acerca el final del año, las exigencias del ambiente son excesivas, intensas y prolongadas, lo cual genera síntomas y sensaciones propias del gran cansancio, según los especialistas
A medida que nos vamos acercando al final del año, las exigencias del ambiente son excesivas, intensas y prolongadas, lo que genera síntomas y sensaciones propias del gran cansancio, producto de las actividades y problemas que los sujetos han tenido que ir resolviendo en el transcurso del año y del deseo de ir cerrando y finalizando las diferentes tareas, en búsqueda de las tan ansiadas vacaciones para poder descansar.
El psicólogo Santiago Gómez, director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva, manifestó aseguró que "todos los años las personas realizan el mismo comentario, 'que rápido que paso éste año'".
"Esta sensación surge por la cantidad de cosas que cada uno tiene y por la intensidad con que se viven los días, lo cual hace que no tengamos tiempo y mucho menos para aburrirnos", explicó Gómez.
¿El cansancio de fin de año, puede generar estrés?
El psicólogo destacó que "el estrés, no siempre es algo malo, sino que es el que nos permite adaptarnos de forma saludable a las diferentes exigencias y presiones del medio, ya que a medida que las mismas van aumentando, también aumenta nuestro rendimiento y capacidad de adaptación, crece también la activación biológica, manteniendo una homeostasis, equilibrio interno".
Por lo tanto, el especialista en salud mental puso de relieve que "las respuestas que el sujeto realiza se adaptan a las exigencias ambientales y a nuestros parámetros fisiológicos".
"El distrés o mal estrés, ocurre cuando se ha superado la capacidad de resistencia y adaptación del organismo. Esto significa que la demanda desmesurada del exterior lleva a un incremento excesivo de la respuesta conductual y biológica llevando al organismo al borde del fracaso adaptativo", comentó el experto.
En ese sentido, Gómez señaló que cuando el estrés es alto, "cualquier problema adicional por pequeño que sea, puede provocar disfunciones y por lo tanto, enfermedades, ya que el organismo comienza a fallar en sus intentos de adaptación".
Algunos puntos a tener en cuenta para poder detectarlo son:
- cuando las exigencias sobrepasan a nuestros recursos personales.
- el rendimiento de la persona resulta insuficiente para poder adaptarse a los problemas del medio.
- la respuesta Biológica comienza a descender.
El distrés puede generar diferentes perturbaciones en distintas áreas del sujeto:
-síntomas de ansiedad: irritación, insomnio, pérdida del apetito.
- cambios en el humor y del estado del ánimo.
-sensación de cansancio desde la mañana temprano.
- alteraciones en el rendimiento psico-físico.
- enfermedades psicosomáticas.
- disminución de las funciones cognitivas (atención, memoria, etc).
- retraimiento social.
- perturbaciones en el trabajo, área académica, pareja y en las relaciones interpersonales en general.
Gómez indicó que frente a los mismos estresores del ambiente, "cada uno reacciona de manera diferente".
"Esto se debe a la participación de distintos factores: la estructura y predisposiciones biológicas de cada individuo, a los recursos y habilidades personales que tiene cada persona para el manejo del estrés, cómo uno interpreta los hechos de la realidad y por último, a ser resiliente: es la capacidad de adaptación saludable frente a las situaciones adversas del medio, por lo tanto, a mayor resiliencia, mejor es el estado de salud", añadió.
Para no caer en el estrés malo, lo importante es:
- Escuchar las necesidades psicológicas y físicas.
-organización objetiva de las diferentes actividades diarias.
-anotar todo lo que tenemos que realizar, no guardar en la cabeza las tareas.
-jerarquizar prioridades.
-diferenciar lo urgente de lo importante.
-realizar las tareas de a una por vez y no todas juntas.
-diferenciar las exigencias internas o personales, de las reales.
- no postergar, ser ejecutivo.
-aprender a delegar.
-respetar las horas de sueño.
-tomarse recreos.
-salir a caminar.