Las estadísticas indican que ser médico no implica necesariamente llevar una vida totalmente sana. Según una investigación, el 32% de los médicos en la Argentina fuma, un porcentaje más alto, incluso, que la población en general. Los más adictos resultaron ser los obstetras, los terapistas y los psiquiatras.
A nadie se le ocurriría ya discutir que el fumar causa daño a la salud. Menos aún a los médicos, por ser quienes ven de cerca las consecuencias del tabaquismo. ¿Qué sucede cuando los fumadores son los propios médicos?. La respuesta tiene implicancias más serias que ser un mal ejemplo para los pacientes y para la sociedad en general.
"Lo más crítico de este problema es que el médico que fuma está menos motivado para ayudar al paciente a dejar de fumar", subraya el Dr.
Alejandro Videla, del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario
Austral.
Videla coordinó el estudio FuMAHBA (acrónimo de Médicos Asistenciales de Hospitales de Buenos Aires), realizado en ocho hospitales públicos bonaerenses -municipales, provinciales y nacionales-, gracias a la colaboración de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y de la Sociedad de Tisiología y Neumonología de la provincia de Buenos Aires.
Los doctores Gustavo Zabert (Universidad Nacional del Comahue) y Fernando Verra (Asociación Argentina de Medicina Respiratoria) diseñaron este estudio, cuya encuesta fue probada previamente en diversos grupos poblacionales, incluida la mayoría de los estudiantes de Medicina. Luego, entre 2005 y 2006, un numeroso grupo de neumonólogos de La Plata, Azul, La Matanza, Avellaneda, Olavarría, Luján y Vicente López entrevistó en forma anónima a 1.333 profesionales (de una edad promedio de 43 años, y un 54% de hombres) acerca de la adicción al cigarrillo. Además, para reducir la posibilidad de que mintieran por vergüenza, los colegas hicieron una medición del monóxido de carbono exhalado, lo que permite saber si la persona ha fumado recientemente.
El 32% de los encuestados fumaba, y un 25% lo hacía todos los días. El 81% de los médicos consultados contó que había probado cigarrillos alguna vez, la mayoría antes de los 21 años. De los que habían probado, el 55% había fumado en forma regular durante algún período de su vida, y el 48% lo había hecho todos los días; el 49% continúa haciéndolo en la actualidad. Una gran proporción -el 40%- aseguró que en su hospital está permitido fumar, lo que significa que el consumo de tabaco es habitual, a pesar de las prohibiciones vigentes. "La Argentina se lleva la palma de ser uno de los países de América Latina donde no está permitido fumar", dijo Videla.