El bebé succiona desde que está dentro de la panza de la mamá. Cuando nace sigue haciéndolo: se lleva la mano, el dedo, la mama a la boca; chupa el brazo del padre y lo que encuentra. Esto sucede ya que, al estar atravesando la etapa oral de su vida, la succión le trae muchísimo placer.

Stella Maris Camarra, puericultora universitaria y miembro de Fundalam y de la Asociación Puericultura Universitaria (APU) para Playtex Baby Argentina explicó que "el bebé necesita satisfacer de esta forma lo que llamamos una alimentación no nutricia para compensar otras necesidades de este momento de su vida".

Camarra remarcó que al pequeño "le resulta tan placentero hacerlo porque le trae recuerdos de cuando estaba en la panza de la mamá, todas la satisfacción y gratificación en este momento de su vida la recibe por la boca".

"Lo recomendable es ofrecer el chupete una vez que la lactancia está instalada para no confundir la succión. Si estamos frente a un bebé que pide, reclama, demanda y el chupete lo calma, lo tranquiliza un poco, se le puede ofrecer. Es importante tomar recaudos en la elección para utilizar uno que cubra las condiciones de higiene y cuente con un diseño preparado para proteger su paladar y su boca. Es esencial saber que esta alimentación no nutricia también lo enriquece y lo satisface, produciéndole placer", indicó.

Asimismo, la especialista remarcó que,, a veces, "su uso puede resultarle una descarga frente a un cólico o alguna molestia".

"Es muy importante el uso del chupete en un bebito que nace antes de tiempo. Dado que le ayuda a madurar el reflejo de succión, el prematuro lo necesita mucho y se le debe suministrar bajo el control del personal que lo atienda", concluyó.