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27 de diciembre de 2024
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Por Leonardo Coscia
Las zonas erógenas masculinas y las disfunciones
Conocer las propias zonas erógenas es la llave de la plenitud sexual, pero además puede ser una vía para la solución de las dificultades que padecen varones, como la disfunción eréctil y la eyaculación precoz
18 de abril de 2013
Se sabe que dentro de los diversos aspectos que abarca la vida sexual, los varones suelen darle un valor superlativo a la penetración y todo lo que tenga que ver con ella directamente: el tamaño del pene, la potencia eréctil o la cantidad de eyaculaciones de las cuales es capaz.

Y lo cierto es que es muy importante; sin embargo, cuando la idea fija llega a ser tan obsesiva que se deja de lado todo lo demás –por ejemplo, la exploración de todo el cuerpo de la pareja y el propio– y se prioriza el rendimiento por sobre la satisfacción, tal vez se esté perdiendo toda una serie de sensaciones que son altamente placenteras.

Y sin embargo, sucede. Y en los varones, con tanta más frecuencia cuanto más ligado está el sexo con la idea fija de la penetración.

Fabián Gómez, médico urólogo y asesor Científico para Argentina de Boston Medical Group, explicó que “en realidad, lo cierto es que en la relación sexual interviene todo el cuerpo, porque no hay ningún reglamento acerca de cómo debe ser una relación sexual, qué cosa viene primero ni cuál otra después".

"Desde luego, nosotros hablamos de disfunción solo cuando hay un problema de erección o de eyaculación precoz, y desde ese punto de vista solo podemos decir que si después de conocer y experimentar todas sus zonas erógenas un varón sigue con problemas para tener una relación sexual, debe consultar a un especialista. Pero creemos que la salud sexual del varón incluye animarse a encontrar el placer en el sexo más allá de los prejuicios que indica el manual del ‘macho argentino’”, explicó Gómez.

Cuando se habla de “zonas erógenas”, no existe un solo mapa que valga por igual para todos los hombres y todas las mujeres. La ciencia y la cultura pueden hablar de áreas más o menos sensibles, de concentración de terminales nerviosas, de tabúes más o menos comunes relacionados con algunas partes del cuerpo y de diversas formas de estimulación. Pero la palabra final la tiene la experiencia de cada uno y el conocimiento de sí mismo y de la pareja.

Un claro ejemplo: cualquier manual indica a la zona anal como un área erógena típica del varón, pero son más bien pocos los que sienten placer al ser estimulados allí por sus parejas, porque –falsamente, hay que decirlo– sienten cuestionada su virilidad:

“Ante el estímulo de la zona anal, al típico ‘macho argentino’ se le aparece el supuesto ‘fantasma’ de la homosexualidad; sin embargo -aclara el especialista- el ser homosexual no tiene que ver con qué parte del cuerpo utiliza durante una relación sexual, sino con el deseo sexual hacia personas de su mismo sexo”. Otra zona erógena muy importante en el varón es el perineo, que es el espacio que se encuentra entre el ano y el escroto o “bolsa” de los testículos.

El valor de las zonas erógenas tampoco se agota en saber cuáles son, ni en su localización anatómica, sino que también es muy importante la forma en que son estimuladas. Desde este punto de vista, por ejemplo, el sexo oral no tiene por qué limitarse a la boca y los genitales, sino que puede consistir en recorrer todo el cuerpo, desde las demás zonas erógenas más universales –el cuello, detrás de las orejas, las tetillas– hasta otras que no figuran en los manuales pero que pueden convertirse en zonas erógenas según la forma en que son excitadas: muslos, brazos, pies, espalda, y desde luego la principal, que es la mente: todo el cuerpo puede convertirse en una “zona erógena”.

“Lo importante para la exploración de las zonas erógenas es que el hombre se predisponga a disfrutar de cada una de esas sensaciones”, sintetiza el especialista

Juegos previos y eyaculación precoz
Por otra parte, los varones que sufren eyaculación precoz suelen directamente suprimir los juegos sexuales previos a la penetración por el temor a no poder lograrla si alcanzan un grado muy alto de excitación antes de tiempo.

“La consecuencia para ellos es que por no tratar su problema de eyaculación precoz también terminan perdiéndose aquellas partes del sexo en las cuales no tienen dificultades”, señaló el especialista.

Pero lo más importante de este aspecto es que la eyaculación precoz y la estimulación de las zonas erógenas no tienen nada que ver entre sí, porque responden a mecanismos fisiológicos totalmente diferentes: “Una estimulación intensa no genera por sí sola eyaculación precoz –explica el doctor Fabián Gómez–. La eyaculación se origina en un reflejo pelviano, y las personas con eyaculación precoz tienen dificultad para controlar el proceso eyaculatorio ni bien aparecen los primeros estímulos, en lo que llamamos ‘período de meseta’”.

Sin esquemas previos
El gran parámetro a tener en cuenta para una vida sexual plena y saludable, es que sea satisfactoria, y el conocimiento y el uso de todas las zonas erógenas del cuerpo pueden ser efectivamente las llaves para una vida sexual mucho más placentera. Desde luego que si existe disfunción eréctil o eyaculación precoz, el “mapa de las zonas erógenas” –“escrito” en el cuerpo de cada persona, y en ninguna otra parte– no bastará por sí solo para dar el problema por resuelto.

Pero además de beneficiar a todos por hacer la vida más placentera, la estimulación de las áreas erógenas le permite al varón saber que, si alguna otra cosa funciona mal en la vida sexual, se debe recurrir a un médico especialista para que este prescriba el tratamiento más adecuado.