Por afectar a más de la mitad de la población mayor de 50 años y por sus graves consecuencias, bajo el lema “conocé tus números, medí tu presión arterial y cuidá tu corazón”, la OMS hace foco este año en la hipertensión para conmemorar el Día Mundial de la Salud
No hay otra enfermedad en el mundo que abarque a un tercio de la población como la hipertensión arterial (HTA). Causa todo tipo de enfermedades cardiovasculares, especialmente infartos de miocardio y el temido ACV, causante de severas discapacidades cuando no es letal; puede causar insuficiencia renal, ceguera, vasculopatías periféricas y una pérdida prematura y silenciosa de las capacidades cognitivas porque afecta la irrigación cerebral.
Además el riesgo es mucho mayor que cuando se le suman otras condiciones más que frecuentes en la vida actual, como la diabetes, el tabaquismo, la obesidad o el consumo excesivo de alcohol.
Se estima que la padece una de cada tres personas adultas en el mundo y su prevalencia aumenta con la edad, ya que afecta a un 10% de los jóvenes entre 20 y 30 años, pero pasados los 50 afecta a más de la mitad de la población.
“La hipertensión (presión arterial alta) es el principal factor de riesgo de muerte y enfermedad en todo el mundo”, alerta el comunicado de la Organización Panamericana de la Salud, la entidad que representa a nivel regional a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al definir el tema central de la próxima conmemoración del Día Mundial de la Salud, el domingo 7 de abril.
Se habla de hipertensión arterial cuando la persona no puede mantener su presión arterial por debajo de 140 y 90 milímetros de mercurio (mmHg), en sus niveles sistólico y diastólico.
Se la considera una enfermedad crónica y controlable –en rigor, no es “curable” de una vez y para siempre–, ya que existen medidas higiénicas y tratamientos médicos eficaces y de bajo costo; sin embargo, son relativamente pocos los que están al tanto de sus riesgos y de los beneficios de controlar la presión, e incluso, gran parte de las personas hipertensas desconocen sus condición de tales.
“Hoy, entre el 50 y el 60 por ciento de las muertes se da por enfermedades ligadas al aparato cardiovascular, y en el 90 por ciento de esos casos la hipertensión arterial está presente, ya sea en forma directa o indirecta”, afirma el presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), Daniel Piskorz.
Además de tratable, la HTA es prevenible, y por lo tanto también lo son sus consecuencias: reducir el consumo de sal, tener una dieta balanceada y sin exceso de grasas, evitar el consumo excesivo de alcohol, mantener un peso corporal saludable y realizar actividad física son medidas de eficacia comprobada, cuya promoción es fundamental para contener el crecimiento de esta epidemia global.
Las tasas de crecimiento de la HTA y las enfermedades asociadas a ella, según aseguran en la OPS, “han llevado a un aumento de los gastos sanitarios nacionales, en tanto que el número de muertes prematuras ha causado grandes pérdidas en la fuerza laboral y serias perturbaciones familiares”.
Alto impacto en la salud pública
Después del inmenso desastre que significó la Segunda Guerra Mundial, el mundo pareció tomar conciencia de la necesidad de generar iniciativas comunes para mejorar la calidad de vida de la Humanidad, independientemente de toda diferencia de nacionalidad, de clase, de religión, de género, de etnia o de ideologías.
La fundación de la OMS, el 7 de abril de 1948, fue justamente una de las iniciativas más importantes que se dieron como resultado de esa toma de conciencia, y en conmemoración de ella se celebra cada año el Día Mundial de la Salud.
Esta fecha es aprovechada para tratar públicamente los grandes problemas de salud que afectan al mundo, el elegido para 2013 es la hipertensión arterial, lo cual, señala el doctor Piskorz, “pone de alguna manera en evidencia la relevancia epidemiológica de esta afección y el impacto que ejerce sobre la salud pública”.
Actualmente hay dos estrategias fundamentales en las que se centra la acción de la comunidad médica para prevenir y controlar la HTA a nivel de la sociedad: “La primera –indica el presidente de la SAHA– es lograr que la gente concurra por lo menos una vez al año al médico, ya sea al cardiólogo, al médico de cabecera, de atención primaria o al médico de familia, para consultar por su presión arterial, y que se le tome correctamente la presión”.
Todas las personas deberían conocer sus valores de presión arterial, ya que muchas de las personas hipertensas no saben que lo son.
La otra medida, indica Piskorz, es reducir el consumo de sal: “No hablamos de suprimir el consumo, sino de reducirlo al mínimo razonable –clara–. Lo aconsejable es consumir menos de 5,8 gramos de sal por día, lo que equivale a una cucharadita de té al ras, para todas las comidas en total. La gran dificultad es que la mayoría de la gente consume sal sin saberlo, porque no sólo se la agrega a las comidas, sino que además casi todos los productos preelaborados, especialmente el pan, y los envasados, contienen mucha sal”.
A este respecto, el especialista destacó la iniciativa del Ministerio de Salud de la Nación con el acuerdo voluntario de reducción de sal suscripto el año pasado y la iniciativa referida a los alimentos en conserva, cuya adhesión por parte de las empresas es de carácter voluntario.
La estrategia internacional
La OMS centró en la HTA toda una campaña de salud desarrollada a lo largo de este año, con el objetivo expreso de “mantener el impulso del Día Mundial de la Salud durante todo el calendario 2013”: “El principal objetivo de esta campaña de la OMS es que las personas que son hipertensas sepan que lo son, por un lado –remarca el médico nefrólogo Felipe Inserra, vicepresidente 1° de la SAHA–; y por el otro, difundir masivamente la idea de que las personas con más de 140/90 de presión arterial son hipertensas”.
El programa de la organización internacional consta de tres fases, y en cada una de ellas habrá acciones y mensajes dirigidos a cada sector –los pacientes y el público en general, el sistema de salud y, por último, quienes toman las decisiones políticas a nivel de la sociedad en cada país– para comprometerlos en la lucha contra esta epidemia global.
Estas tres fases son conocer la presión arterial de cada uno, la reducción de sal, no tabaco y vida saludable, y el control de la HTA, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes (enfermedad, esta última, con una importante asociación estadística con la HTA).
En la Argentina
La Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, que celebró el 2 de marzo de 2012 sus primeros 20 años de vida y trabajó intensamente desde sus inicios para capacitar a las sucesivas generaciones de profesionales en la investigación y asistencia en HTA, está realizando diversas acciones en consonancia con la campaña internacional.
Y además, realizará este año el 20° Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, que tendrá lugar entre el 18 y el 20 de abril en el Centro de Convenciones Metropolitano de la ciudad de Rosario (Santa Fe).
“Más allá de las cifras, una visión global”, reza el lema propuesto por los organizadores este año.
En el encuentro se tratarán todos los temas relacionados con la HTA, desde los desafíos a nivel sanitario en la prevención y en el tratamiento, pasando por los últimos descubrimientos sobre los aspectos fisiológicos y las novedades terapéuticas, como los fármacos antialdosterónicos y la cirugía de denervación renal para tratar casos de HTA muy resistente.
El Congreso científico incluirá también una serie de actividades –talleres, charlas abiertas y divulgación– dirigidas a los pacientes y la comunidad en general.
Uno de los temas centrales actualmente de los especialistas en HTA, según destacó Piskorz, es el de alcanzar los objetivos terapéuticos de los tratamientos.
“Actualmente los tratamientos combinados con diferentes drogas son la alternativa más eficaz con la que contamos para evitar los riesgos que implica la hipertensión arterial, llevando la presión por debajo de los límites de 140/90”.
“Creo que el principal desafío para quienes nos ocupamos de tratar la hipertensión arterial es que aumente la cantidad de pacientes diagnosticados, tratados y controlados. Porque más allá de las extraordinarias novedades terapéuticas, en la Argentina el número de pacientes que tienen su presión arterial bajo control es aún muy bajo”, reconoce Inserra.
Según las propias estimaciones de la SAHA, apenas un 14% de los pacientes hipertensos logra bajar su presión arterial a niveles normales, y esto se debe en gran medida a las dificultades para modificar el estilo de vida y para adherir al tratamiento.
“Otro gran desafío es que sean menos los pacientes que desarrollan hipertensión arterial, y esto, que parece una verdad de perogrullo, es fundamental, porque depende de estrategias públicas”, añadió.
Sin ellas, insiste, resulta imposible pensar en un cambio generalizado de hábitos, campañas de educación o acciones como el retiro de los saleros y de los sobres de sal de los restaurantes, o el incentivo de un mayor consumo de frutas y verduras y la realización de actividad física. Frenar la epidemia de HTA es una tarea de toda la sociedad.