El “corazón de vacaciones” consiste en la presencia de arritmias, generalmente supraventriculares, fibrilación auricular, que se manifiestan por fuertes palpitaciones y falta de aire. Es necesaria la intervención médica para poder controlarlas, pero, por lo general, tienen buena evolución una vez que el alcohol ha sido metabolizado
El verano es una época en que se planifican e inician cambios. Tenemos pensamientos e ideas que, en teoría, se llevarán a cabo durante el año.
El cardiólogo Roberto Peidro, miembro de la Fundación Cardiológica Argentina, explicó que "muchas personas tienden a comenzar a hacer ejercicio y realizar actividades deportivas a las que no están acostumbrados".
Por tal motivo, Peidro destacó que es común observar “picados” de fútbol en las playas entre turistas excedidos de peso, con escasa condición física, descalzos y poniendo “pierna fuerte” y excesiva vehemencia en cada intervención; son tan sólo un ejemplo.
"Suele observarse personas sin preparación que se largan a escalar un cerro, actividad que requiere varias horas de caminatas y fuerza muscular o aventuras en bicicleta con subidas, bajadas y viento en contra. Es habitual realizar actividades deportivas que no son rutinarias", señaló el cardiólogo.
El especialista destacó la importancia de "aprovechar esta situación y considerarla como una inmejorable posibilidad de cambio hacia una vida activa que favorezca el mejor funcionamiento del aparato cardiovascular, la calidad de vida, promoción de la salud general y prevención de las más diversas enfermedades".
"Si bien el ejercicio físico habitual y el deporte pueden ser considerados como una verdadera “herramienta terapéutica” para la prevención de enfermedades cardíacas, como todo tratamiento tiene que tener en cuenta su dosificación (intensidad), forma de presentación, tipo de ejercicio, tiempo, frecuencia semanal.
Más aún, durante el período vacacional suelen cometerse excesos en el consumo de alimentos y bebidas alcohólicas. Los resultados de estas “actividades veraniegas” suelen ser dolores musculares generalizados a la noche y al día siguiente, lesiones en las piernas y los pies o dolores articulares. El corazón tampoco está exento de estos sufrimientos", añadió.
El médico puso de relieve que ese desgaste físico "podría llevar a pensar “esto no es para mí”, “ya no estoy para estos trotes” y obligarnos a dar un paso atrás para ese cambio hacia una vida activa que se estuvo programando".
"Desde el año 1978 se conoce el llamado “síndrome del corazón en vacaciones”, relacionado con el excesivo consumo de alcohol en un día determinado. Fue observado primero en personas que abusaron de la bebida en las fiestas de Navidad y Año Nuevo que luego extendieron a otras fechas relacionadas con días festivos y vacacionales dicho consumo", comentó.
El “corazón de vacaciones” consiste en la presencia de arritmias, generalmente supraventriculares, fibrilación auricular, que se manifiestan por fuertes palpitaciones y falta de aire. Es necesaria la intervención médica para poder controlarlas, pero, por lo general, tienen buena evolución una vez que el alcohol ha sido metabolizado.
La alimentación abundante, con exceso de grasas y dulces y el mayor consumo de alcohol en los períodos de vacaciones generan una “sobrecarga” a las arterias y a todo el aparato cardiovascular que pueden ocasionar problemas. Si a esto se suma la realización de esfuerzos físicos y deportes a los cuales no se tiene costumbre (entrenamiento previo adecuado), el corazón puede traer sorpresas desagradables.
Algunas de las recomendaciones para evitar contratiempos:
1.- Comenzar con “dosis” bajas y progresivas de ejercicios: caminatas, bicicleta en ritmo de paseo, deportes (como tenis, voley o fútbol) con regulación inicial de los esfuerzos, natación a baja velocidad (no nadar mar adentro sin entrenamiento adecuado).
2.- Hidratación adecuada. No esperar a tener sed para tomar agua o bebidas deportivas.
3.- Practicar deportes o ejercicios en horas frescas del día, preferentemente a la mañana temprano o en horario vespertino.
4.- Utilizar ropa y calzado adecuados (un partido de fútbol descalzo en la playa puede traer problemas en los pies que pueden arruinar las vacaciones).
5.- No realizar actividades físicas después de comer. Es necesario esperar, al menos 2 horas (según el tipo y cantidad de comida).
6.- Evitar el consumo brusco y elevado de alcohol.
7.- Evitar las grandes comilonas, sobre todo cuando no se está acostumbrado a esas “dosis” y tipo de alimentos.
8.- Si se piensa realizar muchas e intensas actividades físicas es conveniente conocer el estado de salud cardiovascular antes de las vacaciones. Consultar al médico.
9.- Tomar al verano como un tiempo de inicio para los cambios en el estilo de vida que se vienen pensando y no pudieron llevarse a cabo durante el año.
10.- Volver de las vacaciones con optimismo, juntarse con amigos, continuar con los ejercicios en forma regular, comenzar a trabajar con una sonrisa.