Cuerpos calientes y bronceados parecen anunciar la época sexualmente más intensa del año. Sin embargo, esta auto exigencia puede ser motivo de frustración cuando las cosas no salen como se esperaba
La máxima de que, de por sí, “el verano es la temporada sexualmente más activa”, tiene sus adeptos y sus detractores, además de quienes militan por una sexualidad igualmente satisfactoria todo el año y tienen la suerte de poder llevarlo a la práctica.
Es muy difícil saber a ciencia cierta lo que la gente hace en su intimidad. Si se toman en cuenta los relevamientos que aseguran que nacen más bebés entre agosto y diciembre que durante el resto del año, se puede calcular que la actividad sexual de esas parejas fue más intensa nueve meses antes, es decir, entre enero y mayo.
En realidad, los meses de mayor natalidad varían según el año. Las listas de reservas en las maternidades estallan en setiembre, octubre y abril, con lo cual, contando nueve meses hacia atrás, el puntero señala los meses de vacaciones, tanto de invierno como de verano.
Claro que esto no necesariamente indica que hay más sexo en esos meses, sino que simplemente es en esos recesos cuando las parejas, por cuestiones relacionadas con la planificación del año laboral, deciden dejar el método anticonceptivo para quedar embarazadas, explica el Dr. Fabián Gómez (MN 135992), médico urólogo, Asesor Científico del Boston Medical Group para Argentina, una alianza internacional de clínicas médicas especializadas en el tratamiento de las disfunciones sexuales masculinas.
En España también septiembre y octubre los meses con más nacimientos (cuando diciembre y enero son allí los meses más fríos del invierno) y esto parece darles la razón a quienes descreen que el verano sea invariablemente “la” temporada para el sexo.
Para ellos, hay estadísticas más informales y cientos de artículos periodísticos que aseguran que la vida sexual es mucho más intensa en verano que en los meses más fríos del año. Siempre ilustradas, desde luego, con cuerpos jóvenes, voluptuosos y esbeltos en minúsculos trajes de baño, dorados por el sol y siempre dispuestos para el touch and go, y despreocupados por cualquier otra cosa que no sea gozar de las delicias veraniegas. El sol, además, activa la producción de oxitocina por las células de la piel, y eso, asegura la literatura científica, fortalece los estímulos placenteros.
Así, no parece quedar duda alguna de por qué el verano es más excitante; pero suele pasar que el espejo, o la pareja (que además está preocupada por el dinero que están gastando), o los chicos que reclaman permanente atención, o los problemas cotidianos que ni en vacaciones dan descanso o la salud de un cuerpo que ya no es el de los veinte, perturben un tanto esa imagen idealizada del verano como “la época más propicia”.
Y muchos se preguntan, apretando los dientes: “¿Quién dijo que hay más sexo en verano y en vacaciones?”
Todo el año vacaciones
Hay personas a las que les genera más fantasías la imagen del calor y los cuerpos en la arena, así como a otra les excita más la cálida intimidad junto al fuego en invierno; y para otros, cualquier ocasión puede ser igualmente motivadora.
“La posibilidad de tener una vida sexual intensa depende de dónde la persona vive, qué hace en sus vacaciones, o dónde tiene posibilidad de estar, remarca el doctor Fabián Gómez. Nosotros creemos en la posibilidad de una buena sexualidad todo el año”.
Esta “buena sexualidad”, aclara el especialista, “no depende del clima ni tiene tanto que ver con la frecuencia de las relaciones, sino con el grado de satisfacción que cada persona es capaz de encontrar en su vida sexual”.
El valor del momento
La actividad sexual –y en el caso del varón, la función eréctil– depende de muchos y muy diversos factores. Independientemente de que se diga que el verano es “la” época, lo importante es el momento personal que la persona atraviesa: “Estar en el ámbito más sensual o excitante pero con una relación de pareja quebrada seguramente no dará buenos resultados”, ejemplifica el especialista.
La fantasía de las vacaciones puede jugar decididamente en contra si algún otro factor anda fallando: puede funcionar como una suerte de presión que disminuya la sensación de placer en el varón, disconforme porque piensa que su rendimiento “no es el que debería”.
Otra “trampa” capaz de boicotear una sexualidad satisfactoria en verano puede ser la idea de “querer tener durante las vacaciones todo el sexo que no se tuvo durante el año laborable”: no hay que olvidar que las vacaciones suelen conllevar su propio menú de actividades y situaciones –levantarse temprano para ver amanecer, realizar excursiones, convivir con toda la familia en un ámbito que a fin de cuentas es más reducido que el que se tiene cotidianamente, salir a comer, estar más cansado que de costumbre, organizarse para ir a la playa, entre otras- que no siempre dejan tiempo ni ocasión para la intimidad.
“Las vacaciones –recuerda el doctor Gómez– también suelen ser un momento donde los padres pasan más tiempo que de costumbre con sus hijos, y esa es otra de las cosas que hacen que no siempre el verano sea, para las parejas con hijos, el mejor momento para tener relaciones”. Esa convivencia más intensa, además, favorece la emergencia de los conflictos que durante el resto del año la rutina de múltiples ocupaciones ayudó a disimular.
Volver con buena cara
Las expectativas no cumplidas generan frustración, y es eso –asegura nuestro especialista– lo que reflejan algunos pacientes cuando después del receso laboral concurren al consultorio sexológico preocupados porque las cosas no les salieron tal cual pensaban.
“Para una persona con hipertensión, fumadora, con diabetes o problemas cardíacos –todas estas, causas reconocidas de disfunción eréctil–, que venía con una vida sexual aceptable, una situación como esta puede ser un empujón hacia el abismo”, señala el asesor médico del BMG.
“En verano, las mujeres (y también los hombres) se visten con menos ropa, muestran más su cuerpo, y eso sin duda produce un estímulo visual mucho mayor que el que se produce en el invierno, pero en realidad –define el doctor Fabián Gómez– la época más propicia para el sexo depende de cada uno y es algo muy subjetivo”. Y hacer coincidir las fantasías con la realidad es todo un arte.
Tips para recordar si quiere que el verano explote:
• Tanto en verano como en invierno, el buen diálogo en la pareja siempre suele ser mejor predictor de buen sexo que la temperatura ambiente.
• Para que las vacaciones sean realmente intensas sexualmente hablando, es primordial elegir un sitio donde haya muy pocas otras cosas para hacer.
• El parámetro de una buena sexualidad es el grado subjetivo de satisfacción, y no la frecuencia ni la cantidad de relaciones: no hay una definición “científica” universal de lo que es “tener buen sexo”, válida para todas las personas.
• El hábito de fumar, la obesidad, el sedentarismo y el historial de enfermedades crónicas pueden afectar la función eréctil en el varón.
• Si hay dificultades para la erección, no pueden ser atribuidas al clima: es necesario concurrir pronto a un especialista para que diagnostique la causa, que puede ser una enfermedad de las antes mencionadas.