Por Carina BarberEl primer año de vida es fundamental para el desarrollo de las capacidades del bebé. Estimularlo mediante el juego es de suma importancia porque es una actividad que favorece muchísimo su desarrollo emocional, intelectual y motriz.
Además, tiene la ventaja de que se puede realizar desde los primeros días de vida. Es importante conocer cuáles son los juegos más apropiados para cada etapa.
- El juego desde los primeros días:
El bebé va descubriendo su propio cuerpo. Lo vamos a ver emitiendo sonidos o metiéndose la mano en la boca. A través del juego va a ejercitar la vista, el tacto y el oído. Hay que buscar juguetes que favorezcan la coordinación motora y el desarrollo de los sentidos, pero lo más importante es jugar con él, que le hablen, le canten, lo acaricien, porque es a través del juego y del contacto con los padres que el bebé empieza a relacionarse.
- El juego los tres primeros meses:
La vista y el oído no están del todo desarrollados, se guía más por el oído que por la vista, pero empieza a distinguir los colores. Si le hablamos, le sonreímos, hacemos gestos y sonidos que llamen su atención, lo podemos convertir en un juego. También podemos acariciarle la pancita, moverle los pies y las piernas, los brazos y las manos, para favorecer su desarrollo físico.
Debemos buscar juguetes que llamen su atención, estimulen la vista y el oído. Pueden ser cajas de música, sonajeros y colgantes sobre la cuna.
- El juego de tres a seis meses:
En esta etapa es muy importante el tacto. El bebé se distrae con sus manos, toca todo lo que tiene a su alcance. Le gusta tocar, dar manotazos en la cara, tirar del pelo y meter los dedos en la boca de sus padres.
Al final de esta etapa podrá agarrar los objetos con sus manos y esto le permitirá diferenciar formas y texturas. Se recomiendan juguetes de goma, gimnasios de actividades, objetos que despierten su curiosidad (que no tengan piezas pequeñas). Lo ayudarán con el desarrollo físico y la habilidad manual.
-El juego de seis a nueve meses:
El bebé en esta etapa tiene más libertad de movimientos, extiende los brazos para que lo levanten y empezará a gatear. Es consciente del juego, sabe que si tira un juguete y no lo puede recoger, sus padres lo harán. Podemos jugar con él a la pelota sentados sobre una manta, enfrentados a él a una distancia de un metro, le lanzamos la pelota haciéndola rodar por el suelo para que la agarre y si se le escapa pueda buscarla, estimulándole la actividad motora.
En esta etapa también es muy importante su desarrollo verbal. A través del juego le hablamos, le cantamos, nos relacionamos con él, incentivando que repita las palabras que oye, así al año podrá decir frases sencillas.
-El juego de nueve a doce meses:
En este período el bebé ya sabe expresarse para conseguir lo que quiere señalando con el dedo los objetos que le gustan o desea. También puede imitar y reconocer el sonido de algunos animales.
Le divierte mucho que le pregunten cómo hacen los diferentes animales para poder responder miau, miau, guau, guau, etc. El juego que más le gusta es cuando se tapa la cara y preguntamos dónde está simulando que no sabemos, y cuando se destapa la cara decir ¡aquí está!, o cuando nos escondemos y preguntamos ¿dónde estoy? y aparecemos diciendo ¡aquí!
Lo más importante en esta etapa es la comunicación, (más que en las anteriores), porque el bebé ya nos comprende y es muy sensible a las muestras de afecto y se estrechan aún más los lazos afectivos.
Al final de esta etapa se desarrolla la sociabilidad del bebé, veremos que le gusta estar con otros bebés, pero todavía no es capaz de compartir sus juguetes. A partir de los tres años podrá jugar con otros niños de su edad.
Durante el primer año de vida es muy fácil divertir a nuestro bebé, cualquier muestra de afecto o de interés nuestra lo hace feliz, pero no olvidemos que su juguete favorito es su propio cuerpo y la persona que lo cuida y está con él. Tampoco que a través del juego favoreceremos mucho su desarrollo integral.