Afecta a más de dos tercios de lactantes en el primer año de vida y cerca del 95% de los niños de dos años
La Bronquiolitis es una enfermedad infecciosa que afecta las vías respiratorias bajas en pacientes menores de dos años. Comienza con una rápida aparición de rinofaringitis seguido de dificultad respiratoria y sibilancias con tiraje, distensión en el tórax, entre otros síntomas.
Afecta a más de dos tercios de lactantes en el primer año de vida y cerca del 95% de los niños de dos años. Durante una epidemia y tras el primer episodio, el 50% de los niños tendrán al menos otro episodio y el 30% de los que fueron hospitalizados por Bronquiolitis aguda presentarán recurrencias en los años siguientes.
La forma de presentación es epidémica estacional durante los meses fríos y no sólo el Virus Sincitial Respiratorio puede causarla sino también otros como: Rinovirus, Virus Parainfluenza, Influenza, Adenovirus, Coronavirus, Metapneumovirus, y Bocavirus humano. La mayoría de los niños han padecido la infección al cumplir tres años pero no todos desarrollarán, posteriormente, hiperrespuesta bronquial y asma.
El virus, generalmente, ingresa por contagio de persona a persona. "Es decir, cuando un individuo se enferma y estornuda o tose, las secreciones (gotas gruesas) entran en contacto a través de la conjuntiva o por vía nasal. Esas secreciones cargadas de virus, cuando uno habla o las toca, pueden quedar impregnadas sobre superficies: el Virus Sincitial respiratorio puede vivir varias horas sobre juguetes, pasamanos, mesas, vasos, entre otros", explica la doctora Lampert.
Y agrega: "Los factores de riesgo para adquirir Bronquiolitis serían época de epidemia, menores de 12 meses, sexo masculino, niños con lactancia artificial, vivienda desfavorable, hacinamiento, medio urbano, asistencia a guarderías y enfermedades neonatales respiratorias o cardiopatías. La severidad en los síntomas se dará en los menores de seis meses. Cuando hablamos de una infección, siempre hay que considerar el agente infeccioso, el huésped y el medio donde el individuo se desarrolla. En este caso, el huésped es un lactante, que es más susceptible a las infecciones con respecto a un niño mayor. Y por otro lado el medio, es decir, si ese chico vive en un ambiente contaminado, concurre a guardería en forma temprana donde el foco infeccioso puede ser mayor o tiene hermanos en edad escolar que muchas veces traen las infecciones del colegio. En esos casos, el lactante estaría más expuesto a tener los síntomas de la Bronquiolitis".
El período de incubación de esta enfermedad es de 4 o 5 días aproximadamente, luego el virus se replica en la nasofaringe y se disemina a las vías inferiores. La sintomatología puede durar entre 7 y 14 días.
La especialista cuenta, además, que "en general, el cuadro empieza con secreciones nasales, faringitis, tos y fiebre entre 24 o 48 horas previas al cuadro respiratorio más grave con las características sibilancias y dificultad respiratoria (respiración agitada). Los niños con curso más grave van a tener hipoxia (se ponen morados por falta de oxigeno), se deshidratan y pueden requerir asistencia respiratoria y oxígeno. En el primer mes de vida, la sintomatología puede ser atípica con febrícula, rechazo al alimento, irritabilidad y apneas centrales. Los adultos pueden padecer esta enfermedad pero sólo con afectación de las vías aéreas altas y se convierten en portadores pudiendo así diseminarla a los más pequeños".
"La mortalidad sería mucho más elevada para aquellos que tienen una patología de base, por ejemplo, los pacientes cardiópatas, niños prematuros con daño pulmonar secuelar, es decir, aquellos que han estado en respirador por prematurez durante mucho tiempo o pacientes inmunocomprometidos, como los que tienen HIV", sostiene.
También, advierte: "Es muy importante educar a la población para que estén alertados sobre las medidas de prevención y la consulta precoz. Es decir, cuando un chico empieza con síntomas de enfermedad, la consulta no debe demorarse porque, de ser necesario, se lo derivará a un centro de mayor complejidad o se le brindará lo antes posible el tratamiento y la asistencia kinésica respiratoria, que consiste en procedimientos terapéuticos que incluyen maniobras manuales y drenaje postural para ayudarlos a movilizar las secreciones".
"Algunos de estos lactantes con un primer episodio viral pueden tener posteriormente broncoespasmos recurrentes, aunque no es fácil determinar a priori qué lactantes presentarán recurrencias", manifiesta.
El tratamiento variará de acuerdo a la gravedad del caso: "Los cuadros leves no necesitan medicación sólo requieren medidas de apoyo como nebulizaciones, aspiración de secreciones, posición semisentada, alimentación con volúmenes más pequeños y más frecuentes, fisioterapia respiratoria y evitación de humos. Los pacientes con cuadros moderados, severos o niños con alto riesgo deben ser asistidos hospitalariamente, valorándose otras medidas terapeúticas, como oxigenoterapia, fármacos como broncodilatadores o corticoides tanto orales como tópicos aunque hoy su uso es controvertido. Algunos niños con antecedentes de prematurez o pequeña vía aérea, aún tratados con corticoides, los cuadros siguen su evolución y no se evidencia mejoría, sin embargo los lactantes con alto riesgo de atopía a veces pueden beneficiarse con este tipo de medicación".
Síntomas:
-Disnea (dificultad para respirar)
-Secreciones bronquiales
-Taquipnea, que es una frecuencia respiratoria mayor a 60 respiraciones por minuto
-Aleteo nasal
-Cabeceo en los cuadros más severos (es un movimiento sincrónico de la cabeza con los movimientos respiratorios debido al uso de los músculos accesorios del cuello)
-Tiraje subcostal, intercostal, retroesternal. Es decir, al ir agravándose la patología respiratoria, se pone en marcha el uso de los músculos accesorios de la respiración para que el niño pueda seguir respirando, entonces se produce el hundimiento intercostal, el tiraje subcostal o supraesternal que es un marcador de la dificultad respiratoria
-Signos de hipoxia cianosis, somnolencia, irritabilidad
Recomendaciones:
-Si la madre fuma, debe dejar de hacerlo. El niño debe estar en un ambiente libre de humo.
-Lavarse las manos con frecuencia
-Tener extremo cuidado cuando se suena la nariz o se estornuda porque el virus queda impregnado sobre superficies donde la secreción nasal contaminó y puede ser un foco de infección
-Descartar los pañuelos correctamente
-Si la madre, padre o hermanos están enfermos con patología respiratoria, secreción nasal, tos o estornudos deberían usar barbijo para evitar exponer al chico a esas secreciones
-Evitar los lugares de hacinamiento
-Si un chico está con secreciones, fiebre no hay que mandarlo a la guardería o jardín. Se lo debe tratar de aislar para evitar que infecte a otros niños
-Hay que lavar los juguetes de los chicos
-No compartir vasos, cucharas y tampoco se debe comer la alimentación del enfermo
-Evitar que los adultos se pongan el chupete en la boca y luego se lo den al niño
-Mantener una buena ventilación en el hogar
-Limitar el uso de chimeneas o estufas a leña.
Relación entre Bronquiolitis y Asma
Durante años se ha tratado de evaluar de qué manera la Bronquilitis puede ser predictiva del asma. Al respecto la especialista cuenta:
"Uno debería tratar de identificar a los sujetos predispuestos a desarrollar asma. Como índices predictivos del asma, desde la medicina se han propuesto criterios mayores y menores. Dentro de los primeros se consideran: antecedente de hospitalización por Bronquiolitis o sibilancias severas, si uno o los dos padres tienen alergia y/o asma, historia de 3 o más episodios de sibilancias en los últimos 6 meses y dermatitis atópica. Dentro de los criterios menores como para pensar que el paciente podría evolucionar a un asma estarían, por ejemplo, un chico con rinitis de tipo alérgica, o sea, no infecciosa, silibancias sin relación a resfriados y sexo masculino. Entonces, uno podría considerar que los niños que presentan sibilancias recurrentes frecuentes por debajo de los tres años, si reúnen un criterio mayor y al menos dos criterios menores, tendrán una posibilidad alta de padecer en el futuro un asma persistente", concluye Lampert.