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27 de diciembre de 2024
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Reproducción: cuándo ir con el especialista
Aunque es sabido que entre el 15 y el 20 por ciento de las parejas en edad reproductiva tiene problemas para concebir, no es fácil reconocer cuándo es el momento de consultar con un médico especializado en reproducción asistida.
3 de mayo de 2012
Aunque es sabido que entre el 15 y el 20 por ciento de las parejas en edad reproductiva tiene problemas para concebir, no es fácil reconocer cuándo es el momento de consultar con un médico especializado en reproducción asistida.

No son pocas las parejas que difieren este momento culpando al estrés, al exceso de trabajo e incluso soñando con unas vacaciones que les permitan relajarse y ahí sí alcanzar el embarazo. Sin embargo, en muchos casos, las causas que originan la alteración reproductiva nada tienen que ver con el contexto.

La búsqueda, según señalan los especialistas, no puede sobrepasar los dos años, tiempo que también depende de la edad de la mujer, ya que por encima de los 38, la calidad de los óvulos decrece y, en consecuencia, disminuye la capacidad reproductiva femenina.

Es por eso que, ya sea por una derivación o por una demanda espontanea, la primera consulta con un especialista marca un antes y un después en la búsqueda del embarazo. Es a partir de allí que se puede realizar un diagnóstico y luego trazar una estrategia para la concepción.

“La primera visita de un paciente –indicó Santiago Brugo Olmedo, director médico de SEREMAS y coautor de la primera fertilización in vitro realizada en la Argentina- nos permite indagar sobre eventuales causas genéticas, conocer cuánto tiempo hace que buscan el embarazo, saber si previamente ya han sido padres, si es así cómo fueron el embarazo y el parto e indicar –entre otros estudios- un espermograma completo para él y ecografías y estudios hormonales para ella”.

Ya sea por causas absolutas, como la ausencia de espermatozoides o la obstrucción de las trompas, o por causas relativas (factor ovulatorio, alteraciones en la movilidad, cantidad o morfología de los espermatozoides), lo cierto es que “la gran mayoría de los casos tiene solución”, sostuvo Brugo Olmedo.

El espermograma arroja una clara idea de la calidad, cantidad y movilidad de los espermatozoides, mientras que en el caso de la mujer, la ecografía transvaginal y la histerosalpingografía (radiografía del útero), permiten obtener información sobre el factor útero-tubo-peritoneal.

Si se detectan divertículos, miomas o pólipos endometriales, entre otras anomalías que pueden estar dificultando la reproducción, se debe hacer una histeroscopia o laparoscopia, ambos procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos.

El estudio del perfil hormonal de la mujer, es otro de los exámenes que permitirá llegar a un diagnóstico. Este análisis informa sobre la reserva ovárica, es decir, el estado de los ovarios, variable que refleja el reloj biológico femenino y su capacidad reproductiva a medida que pasan los años. Un simple análisis de sangre permite conocer los niveles de FSH, LH, ESTRADIOL, AMH e inhibina B, hormonas que intervienen en el proceso ovulatorio.

Por último, señaló el especialista, “se debe observar el factor cervical, es decir, conocer cómo se mueven y cómo migran los espermatozoides dentro del moco cervical. Para ello se realiza un test postcoital, entre las 2 y 10 horas siguientes a la relación sexual”.

El procedimiento es simple. “Se toma una muestra de moco cervical y se observa cuántos espermatozoides traslativos rápidos existen en cada campo microscópico, lo que permite conocer cuántos espermatozoides logan entrar al útero y cuántos se quedan afuera”, indicó.

La dulce espera
Una vez alcanzado el diagnóstico, dependiendo de si trata de causas absolutas o relativas, se diseñará una estrategia, un plan para concretar el embarazo en el menor tiempo posible.

Así, se recurrirá a las técnicas de baja complejidad, como la inseminación artificial, o a las de alta complejidad, como lo son la fertilización in Vitro o el ICSI (inyección de un espermatozoide dentro de un óvulo). En todos los casos, el procedimiento en común será el de la estimulación de la ovulación, situación que mejorará la cantidad y la calidad de los ovocitos, lo que aumentará las chances de embarazo por ciclo.

Cada pareja merece un programa propio, un plan que contemple todos los detalles clínicos y psicológicos. La búsqueda de un hijo es una experiencia intransferible, un camino que cada uno transita motivado por el deseo de concebir una nueva vida.