Los adultos mayores y el golpe de calor
Cómo prevenir el golpe de calor en los ancianos ante las altas temperaturas registradas
12 de enero de 2012
El calor intenso puede traer varias consecuencias para la salud a cualquier edad, aunque los grupos de mayor riesgo son los niños y los mayores de 65 años. El organismo humano tiene la capacidad de mantener constante la temperatura corporal incluso en presencia de variaciones ambientales.
Sin embargo, Moisés Schapira, director médico de Hirsch, Centro de Excelencia para Adultos Mayores y Rehabilitación resaltó que "a medida que envejecemos, se producen cambios en la termorregulación y en la percepción de la temperatura: la piel se adelgaza y se desnaturalizan los receptores cutáneos de la temperatura, por lo que los ancianos pueden tener dificultad para percibir con certeza si tienen frío o calor".
"Experimentalmente se ha demostrado que con el envejecimiento, se presentan déficits de adaptación a las temperaturas externas, por lo cual en épocas de altas temperaturas, las posibilidades de sufrir un “golpe de calor” son muy altas", comentó.
¿Cuáles son los síntomas?
En el golpe de calor, la temperatura corporal se eleva por encima de los 40 grados, el pulso se acelera, y pueden producirse cambios en el estado de conciencia (somnolencia), la sudoración cesa y la piel se observa seca, caliente y enrojecida. Otras manifestaciones a tener en cuenta son dolor de cabeza, sensación de fatiga y sed intensa, náuseas, vómitos y/o calambres musculares.
¿Qué hacer?
Frente a los síntomas descriptos, lo ideal es concurrir rápidamente a la consulta médica en el centro de salud más cercano, o bien en caso de urgencia, si una persona siente mareos o se desvanece, hay que acostarla en un lugar fresco, bajo techo. Se debe ofrecer líquido abundante a efectos de rehidratar, pero nunca infusiones calientes ni muy dulces. Un chorro de agua en las muñecas proporciona alivio. Si la temperatura corporal aumenta, hay que sacar la ropa de la persona afectada, pasar una esponja mojada por la cara, y, en lo posible, dar un baño con agua fría. También es útil utilizar paños fríos y bolsas de hielo en la cabeza.
Para evitar los efectos del intenso calor se recomienda:
- Tome duchas o baños frescos (no helados).
- Evite las multitudes.
- Use ropa que le quede suelta, de materiales delgados y colores claros.
- Protéjase del sol poniéndose un sombrero o usando una sombrilla.
- Use cremas de protección solar, factor 15 o más.
- Tome bastante agua antes de comenzar cualquier actividad al aire libre. Beba agua adicional y/o jugos de frutas durante todo el día.
- Evite el uso de bebidas alcohólicas, aquellas especialmente dulces y las infusiones calientes.
- Evite comidas muy abundantes; ingerir verduras y frutas.
- Programe sus actividades al aire libre para horas no muy calurosas; como antes de las 10 hs o después de las 18 hs.
- Evite juegos en espacios cerrados sin ventilación y lugares de extremo calor.
- Tener en cuenta que si la persona padece alguna patología respiratoria o cardíaca, hipertensión arterial, diabetes, obesidad o enfermedades crónicas, los riesgos se multiplican.