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Gran paso en la lucha contra la hipertensión
Un acuerdo entre las autoridades sanitarias y empresas productoras para reducir en 2 años entre un 5 y un 8 por ciento la cantidad de sal en los alimentos industriales preelaborados
3 de noviembre de 2011
Reducir el consumo diario de sal es una medida fundamental para el cuidado de la salud, especialmente en las personas que sufren hipertensión arterial. El sodio que a través de la sal de mesa está presente en los alimentos es el principal factor de aumento de la presión arterial, lo que a su vez es la causa de la mayoría de los accidentes cerebrovasculares (ACV) y factor de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal crónica, daño cognitivo prematuro y otras enfermedades crónicas no transmisibles.

Por cada 3 milímetros de mercurio que se reduzca la presión máxima o sistólica en la población, y por cada milímetro de mercurio que se reduzca la presión diastólica o mínima, se va a lograr una reducción del 30 por ciento de los ataques cerebrales, y de entre un 10 y un 15 por ciento de los infartos de miocardio”, señala en base a estadísticas internacionales el doctor Daniel Piskorz, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

Por esta razón, la firma de un acuerdo marco entre el Ministerio de Salud de la Nación, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), junto con más de 20 compañías productoras de alimentos de primer nivel, el aval de sociedades científicas como la SAHA y la presencia de representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), representa un paso decisivo en a lucha contra las enfermeades crónicas que representan actualmente las principales causas de muerte y de discapacidad: “Es un acuerdo trascendental para la salud pública, por el que venimos luchando desde hace varios años –señaló Piskorz–. La frecuencia de la hipertensión arterial en la población se mantiene estable a través del tiempo, y medidas como este convenio, en el que la industria se compromete de forma espontánea a reducir el contenido de sodio, de conservantes y demás, va a reducir significativamente los niveles de presión arterial”.

El acuerdo –una medida audaz, con pocos antecedentes en el mundo– establece una reducción de entre un 5 y un 8 por ciento en la cantidad de sal en diferentes alimentos preelaborados tales como panes, harinas, quesos, snacks o sopas preelaboradas. También firmaron el convenio las cámaras de industriales lecheros y de productos alimenticios, y representantes de empresas del rubro alimentario, tales como Arcor, Kraft, Quickfood, La Virginia, Sancor o Unilever, entre otras.

Según las fuentes oficiales, la medida contribuiría a evitar unas 6.000 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares.

“La SAHA participó como invitada, y fue una de las varias sociedades científicas que avaló la cuestión técnica acerca del contenido de sal en los alimentos”, explicó el doctor Felipe Inserra, vicepresidente 1º de la SAHA, quien representó a esta sociedad científica en la firma del acuerdo en Buenos Aires, en la sede del Ministerio de Salud.

Un plan de mayor alcance

La necesidad principal es reducir la cantidad de sal en los alimentos envasados y los embutidos, pero la medida también afecta a la producción de lácteos y a los cárnicos –detalló Inserra–. La estrategia es reducirlo progresivamente, y en esta primera etapa, que durará dos años, se busca reducir los contenidos entre un 5 y un 8 por ciento, dependiendo de cada alimento y de los procesos tecnológicos que involucre la producción de cada uno. Al cabo de esos dos años, se hará un nuevo acuerdo por una nueva reducción”.

El antecedente más importante respecto de este tipo de medidas en otros países es el de Finlandia, cuya población estaba consumiendo niveles mayores a 15 gramos de sal por día y a raíz de una política pública muy localizada en la reducción de los factores de riesgo cardiovascular se logró reducirlo por debajo de los 9 gramos.

La OMS recomienda un consumo diario máximo de 5 gramos por día, pero en la Argentina estamos consumiendo entre 12 y 13 gramos diarios de sal, y eso está causando muchas enfermedades, porque el consumo excesivo de sal no solamente produce un aumento de la hipertensión arterial”, agregó Inserra, que es además médico nefrólogo, especialidad que trata enfermedades muy relacionadas con la hipertensión arterial.

Como parte de esta política, Inserra destacó la labor del el director de Promoción y Control de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud, Sebastián Laspiur. El doctor Laspiur señaló en la celebración del acuerdo que “más del 60 por ciento de la sal que se consume proviene de los alimentos elaborados, mientras que el resto es agregado a la comida en el hogar". El reciente convenio forma parte de una estrategia de más amplio alcance que se había iniciado ya con la reducción de sal en los panificados en el marco de la campaña “Menos Sal - Más Vida”, mediante acuerdos progresivos con la industria panadera.

Cada gramo menos de sal que se consume diariamente por persona representaría 20 mil eventos cardio y cerebrovasculares menos al año, y se puede lograr una reducción del consumo aún mayor que esa – de 1,5g– sin que el cambio sea percibido gustativamente” aseguraba Laspiur en el marco del último congreso de la SAHA.

Durante años hemos tratado de que la gente reduzca el consumo de sodio en la cocción y en la mesa, y no hemos sido muy exitosos; ahora se está atacando la otra pata del problema, que es la de los alimentos preelaborados –estimó por su parte el doctor Piskorz–. Lo cual creo que va a ser una medida mucho más exitosa, porque si la gente encuentra menos sodio en los alimentos que compra, se va a ver beneficiada sin darse cuenta, y sin someterse a ningún esfuerzo ni sacrificio”.

Una pandemia silenciosa

La HTA, que según proyecciones de estudios clínicos realizados a nivel local afectaría a más del 30% de las población adulta en la Argentina, va produciendo silenciosamente a través del tiempo un daño en las arterias; mantener la presión arterial dentro de valores máximos de 140/90 mmHg –aunque el diagnóstico de HTA y su eventual tratamiento requieren un examen diferencial de cada paciente– es un factor de protección integral de la salud que reduce el riesgo de infartos de miocardio, de ACV y de cualquier complicación surgida del daño precoz de las arterias.

El conglomerado de condiciones y factores de riesgo del que forman parte la HTA, la diabetes, el colesterol alto, la obesidad, la insuficiencia renal, entre otros, son un serio problema de salud pública en todo el mundo ya que representan, según consignó el doctor Laspiur, “el 48 por ciento de las enfermedades crónicas no transmisibles”, y su control depende en gran medida de un factor social decisivo, que es la alimentación. El presidente de la SAHA señaló que gracias medidas como el presente acuerdo, “se van a reducir significativamente en diez o veinte años la incidencia de eventos cardiovasculares, tales como la muerte por infartos de miocardio, ataques cerebrales y otras”.

A su vez, Inserra destacó el hecho de que “la reducción de sal no sólo es significativa para las personas hipertensas, sino que se va a ver beneficiada toda la población”.

Esto no significa que tengamos que bajar los brazos –concluyó el presidente de la SAHA–. Las medidas posibles de salud pública no se agotan en esto, y tenemos que seguir trabajando en la prevención de las enfermedades cardiovasculares”.