Por Leonardo Coscia
Meningococo W135: aumento de circulación
31 de marzo de 2011
En el marco del evento médico desarrollado por FADIP (Fundación Argentina de Infectología Pediátrica), médicos infectólogos pediatras informaron que en la Argentina aumentó un 590% la cantidad de casos registrados de meningitis meningocóccica por el serogrupo W135 en apenas 3 años, de 2006 a 2009.
Además, explicaron que si bien el grupo más afectado son los niños menores de un año, el 37% de los casos asociados a este serogrupo a partir de 2 años ocurrieron en niños comprendidos en edades de 2 a 9 años para quienes no existía hasta el momento una vacuna polisacárida conjugada tetravalente que los protegiera.
En Argentina, se registraron 132 casos de enfermedad meningocóccica por meningocco en 2009: el 43,18% de los aislamientos fue ocasionado por el serogrupo W135, el 47,7% por el serogrupo B, el 6.06 % a raíz del serogrupo Y y 3.03% de los casos debido al serogrupo C.
La Neisseria meningitidis –nombre científico del meningococo – es la causa de la enfermedad menigocóccica que incluye la meningitis y la septicemia (multiplicación del microorganismo en la sangre que se evidencia con grandes áreas de sangrado bajo la piel), entre otras patologías. La meningitis, por su parte, es la inflamación de los tejidos que recubren el cerebro y la médula espinal. Además de ser una afección altamente transmisible, la enfermedad meningocóccica requiere de atención inmediata ya que puede causar la muerte en menos de 24 horas. Según cifras de la OMS, la afección produce unos 500 mil casos y unas 50 mil defunciones anuales a nivel mundial. En América Latina, se registran cerca de 5 mil casos por año, de los cuales un 14% termina en muertes prematuras.
Los resultados del estudio realizado en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y el Hospital de Niños J. P. Garrahan entre 1998 y 2008 revelaron que la incidencia de meningitis en los niños que padecieron enfermedad meningocóccia fue del 75%. Además, se reveló que el 12% de los niños a los que se les diagnosticó la enfermedad meningocóccica registró secuelas importantes: 34% daño cerebral, 20% amputación, 20% sordera, 13% ceguera, 7% cicatrices en la piel y 7% otros.
El Doctor Eduardo López , Jefe del Dto. de Medicina del Htal. Gutiérrez y Asesor Médico de FAIP explica en este sentido que “el tema de las secuelas es muy importante a destacar: a nivel mundial se estima que después de padecer la enfermedad meningocóccica alrededor del 10-15% de los sobrevivientes sufre secuelas neurológicas importantes, cifra que se repite en nuestro país”.
Síntomas
Los síntomas más característicos de la enfermedad meningocóccica son fiebre alta y vómitos. Como su desenlace puede darse en menos de 24 horas, es muy importante concurrir en forma inmediata al médico.
Específicamente la meningitis suele presentar rigidez en el cuello (aunque no siempre en niños de corta edad), somnolencia o pérdida de la conciencia, dolores de cabeza fuertes e incomodidad ante las luces brillantes (fotofobia). Habitualmente se acompaña de erupciones en la piel que se conoce con el nombre de exatema que puede ser de tipo petequial, manchitas muy pequeñas de color rojo-vino que se conocen con el nombre de petequias, a veces es generalizado y con sufusiones hemorragíparas, en cualquier parte del cuerpo aunque predomina en extremidades inferiores y brazos, acompañado de manos y pies fríos, respiración rápida, dolores de estómago, musculares y de articulaciones, entre otros.
Transmisión
Se conocen por lo menos 12 serotipos de la bacteria Neisseria meningitidis de los cuales los serogrupos A, B, C, Y y W135 son los que producen la mayor cantidad de casos de enfermedad meningocóccica. Este microorganismo se trasmite de persona a persona a través de gotitas respiratorias o por contacto directo y prolongado con las secreciones respiratorias de enfermos o de personas sanas portadoras. La OMS estima que el 5 y el 15% de los niños y adultos jóvenes son portadores sanos de meningococos en la nasofaringe, lo que facilita la transmisión y el contagio. La portación es más común en adultos jóvenes que es de alrededor del 32% en adultos menores de 24 años.
Es importante destacar que esta enfermedad sólo afecta a los seres humanos y no tiene reservorio animal o ambiental para este agente patógeno por lo que si la enfermedad es controlada en los humanos el control de la bacteria es posible.