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27 de diciembre de 2024
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Por Leonardo Coscia
El Botox no sólo es sinónimo de belleza
30 de julio de 2009
El Botox es considerado el producto estrella de los tratamientos estéticos pero posee su costado terapéutico y es la solución para mejorar la calidad de vida de pacientes con alteraciones musculares de origen neurológico.

Es importante saber que la misma toxina botulínica (Botox) fue desde en un primer momento un producto de uso terapéutico que ayudó a atenuar graves patologías. Los especialistas afrman que aplicaciones y usos médicos de Botox todavía no han encontrado su techo límite

Este producto se utiliza como tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas desde el año 1989. Es el tratamiento recomendado en los casos de distonías –como blefaroespasmo y la distonía cervical- o en el espasmo hemifacial también se utiliza en la espasticidad en adultos y la parálisis cerebral en niños.

Algo de historia sobre Botox: en 1973 el oftalmólogo Alan Scott comenzó a utilizar y a probar la toxina botulínica tipo A como tratamiento para pacientes con estrabismo (ojos cruzados) y blefaroespasmo (cierre forzado e involuntario de los párpados). Con el pasar de los años y la experiencia clínica los médicos que utilizaban Botox, notaron que en las zonas tratadas desaparecían las arrugas en la zona de aplicación. Este fue el punto de inflexión del producto.

Las aplicaciones terapéuticas de esta toxina siguieron en marcha, avanzando a pasos agigantados y siguen actualmente ampliando cada día sus aprobaciones médicas en todo el mundo.

¿Cómo y cuando funciona?

Botox es un producto útil para el tratamiento de enfermedades con contracción muscular anormal, que producen diversas dificultades como trastornos en la visión, en la marcha y en el uso de los brazos y las manos, lo cual, claramente, ocasiona la pérdida de habilidades necesarias para la vida cotidiana. En algunos casos hay músculos que presentan aumento de su masa (en los cuadros de espasticidad), o bien pueden tener contracciones reiteradas (causando distonías de acuerdo a la zona involucrada).

El Botox se inyecta en los músculos con el objeto de relajarlos, permitiendo que los pacientes recuperen sus funciones.

Distonías
Dado que las manifestaciones pueden ser en ocasiones confundidas o subestimadas, es probable que una parte de la población padezca distonía sin saberlo y por ende sin recibir el tratamiento adecuado. En muchos casos, un blefaroespasmo (contracción sostenida de los músculos de los párpados) se confunde con un problema oftalmológico, cuando en realidad es neurológico.

“La experiencia diaria en el consultorio médico muestra fuertes indicios de que la población de pacientes con distonía es mucho mayor que lo que se sospecha, que en ocasiones no se diagnostica como tal y que esto lleva a demoras en recibir un tratamiento adecuado”, comenta Gónzalo Gómez Arévalo especialista en Neurología de INECO.

“En el caso de las distonías generalizadas, Botox resulta sumamente útil para aliviar los síntomas locales de los grupos musculares más comprometidos”, afirma Silvia García.

Irene Dorio, paciente de García desde hace más de doce años, explica que en su caso el efecto de la aplicación de Botox es casi instantáneo, ella llega al consultorio con los ojos cerrados (blefaroespasmo) y luego del tratamiento sus ojos se abren y deja de padecer “ceguera funcional”.


Espasticidad en adultos
La espasticidad puede tener su origen en cuadros como traumatismos craneanos, lesiones medulares, parálisis cerebral, esclerosis múltiple y accidentes cerebrovasculares. Estas patologías tienen algo en común: producen lesiones en el sistema nervioso central, lo que se suele presentar en el paciente con el aumento del tono muscular en reposo y durante la contracción de los músculos al realizar un movimiento.

“Para los casos de espasticidad generalizada, si bien la medicación oral suele ser el tratamiento de elección, las aplicaciones de Botox y tratamientos ortopédicos pueden combinarse con la medicación oral, y disminuir la espasticidad. En tanto, cuando la espasticidad es local, es decir, se localiza en un grupo muscular, este producto suele ser el tratamiento de elección, por sobre la medicación oral”, afirma el médico Gastón Topol quien destacó que, de esta manera, se logran mejoras en zonas específicas que hacen al bienestar del paciente.

“Al aplicar esta medicación en los músculos afectados, generalmente se facilita la tarea de rehabilitación, porque se disminuye la espasticidad y las contracturas musculares asociadas” comenta Topol.

Además, en ocasiones, se mejora también la función motora, el equilibrio y la estabilidad. Otra ventaja del tratamiento con Botox es el efecto analgésico, es decir, que es capaz de aliviar el dolor actuando a través de diversos mecanismos.

En el caso de Verónica Velasco paciente del Dr.Topol comenta: “Luego de la aplicación de Botox la espacticidad en pierna, brazo y mano izquierda, facilitaron mi marcha, y por supuesto la movilidad de ambos miembros”.

Vejiga Hiperactiva
La vejiga hiperactiva es un síndrome sencillo de entender porque genera incomodidad, molestia y en muchos casos, vergüenza. Se caracteriza por la urgencia y el aumento de la frecuencia de orinar, con o sin pérdida de la misma. De acuerdo a las estimaciones locales un 16% de las personas se ven afectadas, siendo éste un grupo con potenciales tendencias a la depresión. Un estudio canadiense descubrió que las mujeres con este trastorno enfrentan un doble riesgo de sufrir altibajos psicológicos, en comparación con las mujeres que no lo padecen.

En la Argentina el doctor Gustavo Garrido, urólogo del Hospital de Clínicas, explica que este trastorno aumenta con la edad y con leve predomino en las mujeres. “Se estima que existe una gran población de pacientes no diagnosticadas que viven esta afección sin contarla o consultarla por vergüenza, con un alto impacto en su autoestima y en sus relaciones íntimas y sociales” cuenta el Dr. Garrido.

Julian Ferreira paciente del Dr. Garrido afirma que actualmente se aplica Botox una vez al año. Ferriera luego de probar distintos medicamentos, que no tuvieron efecto sobre su vejiga hiperactiva, le recomendaron esta toxina. Gracias al tratamiento este paciente cuenta: “Hoy vivo tranquilo y feliz a pesar de mi vejiga neurogénica, pero sabiendo que no voy a sufrir más todo lo que sufrí a raíz de dicha enfermedad”.

La detección y diagnóstico de este trastorno se está haciendo cada vez más frecuente en la práctica urológica. Una de las alternativas más usadas era el tratamiento farmacológico pero a partir de múltiples estudios clínicos, un grupo importante de pacientes que no respondían a esta terapia convencional, comenzaron a tener resultados alentadores con la aplicación de toxina botulínica.

“En una primera etapa, Botox comenzó a utilizarse en cuadros de incontinencia por vejiga hiperactiva neurogénica. Actualmente, los resultados son efectivos, no sólo en este grupo de pacientes sino en todos aquellos en que habían fracasado otros tratamientos” explica el doctor Garrido.