Por Leonardo Coscia
Ataque cerebral y mujeres jóvenes
16 de marzo de 2009
Recientes estudios demostraron que hay ciertas circunstancias y enfermedades que pueden predisponer a la mujer en plena edad reproductiva a sufrir un ataque cerebral. Esta patología es la tercera causa de muerte en el mundo y la primera de discapacidad.
Durante el embarazo la mujer está expuesta a un riesgo mayor de sufrir un ataque cerebral. Este se relaciona con el antecedente de múltiples embarazos y con la hipertensión y convulsiones durante el periodo gestacional (eclampsia). Una mujer puérpera tiene un 80 por ciento más de riesgo de sufrir un ataque cerebral que otra de su misma edad que no ha dado a luz recientemente.
La migraña es considerada también como un factor de riesgo para el ataque cerebral y potencia el peligro durante el embarazo. Algunas migrañas son precedidas por síntomas que de cierta manera “avisan” que en pocos minutos comenzará el dolor de cabeza. Esas migrañas con aviso son las que más se asocian al riesgo de sufrir un ataque cerebral y el síntoma más frecuente es la pérdida transitoria de la visión en la periferia del campo visual a expensas de un centelleo lumínico característico llamado “escotoma centellante”.
La migraña es un tipo muy específico de dolor de cabeza, se caracteriza por dolor moderado a intenso, por lo general de un solo lado de la cabeza que late, con intolerancia a la luz, los ruidos, o los olores fuertes y que se hace más intenso con el ejercicio físico como caminar.
En la mujer post-menopáusica el riesgo de sufrir un ataque cerebral es similar al del hombre, comparten los mismos factores de riesgo y mecanismos por los cuales se produce el ataque cerebral.
El ataque cerebral es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo (accidente isquémico) o por sangrado (accidente hemorrágico) a nivel cerebral. Cualquiera de las dos situaciones puede provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar. Las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas, consecuentemente, también dejan de actuar.
Los efectos de un ataque cerebral son a menudo permanentes, ya que las células cerebrales muertas no se pueden reemplazar. Por medio del reconocimiento temprano de los signos de un ataque cerebral y la búsqueda inmediata de atención médica se pueden reducir considerablemente las probabilidades de muerte y discapacidad.
¿Cómo reconocer un ataque cerebral?
Actuar rápidamente es de vital importancia ya que por cada minuto que transcurre mueren dos millones de neuronas. Además, los tratamientos más eficaces sólo funcionan si se actúa dentro de las tres primeras horas de aparición de los síntomas:
* Pérdida de sensibilidad, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo y/o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
* Confusión súbita, inconvenientes inesperados para hablar o entender.
* Dificultad repentina para ver con uno o los dos ojos.
* Problemas para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación. Todos de rápido comienzo e instalación brusca.
* Dolor de cabeza imprevisto y de gran intensidad.
¿Cómo se trata un accidente cerebrovascular?
Se han realizado importantes avances en el tratamiento del ataque cerebral. El éxito dependerá fundamentalmente de recibir atención especializada inmediata y del tipo de ataque cerebral, edad, estado de salud y del tiempo transcurrido.
Entre los tratamientos existentes de última generación se encuentran las terapias trombolíticas que pueden detener el ataque cerebral cuando se trata del tipo isquémico. Este tipo de drogas deben aplicarse dentro de las tres horas de manifestados los síntomas. Es importante siempre consultar de inmediato al médico para que pueda evaluar si la persona está en condiciones de recibir este tratamiento.